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La embotelladora de Coca-Cola ficha a un detective para que investigue la vida de un ejecutivo y reúna pruebas para su despido

Un investigador privado durante un seguimiento

Lucas Marco

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Un detective privado contratado por la filial de Coca-Cola en España siguió entre el 16 de abril y el 17 de mayo del 2018 a un gestor de cuentas de la multinacional. Con el informe de vigilancia en la mano, que demostraría que el trabajador pasaba parte de su jornada laboral en un chalet familiar de una localidad valenciana, la empresa despidió al ejecutivo el 1 de junio del pasado año.

Juan de Dios Vargas, el detective que ha declarado este martes en la vista del juicio por despido improcedente en la Juzgado de lo Social número 17 de Valencia, ha relatado que, algunos días, el trabajador despedido “permanecía hasta el 60% de la jornada laboral” en un chalet en compañía de una mujer. El sabueso seguía al gestor de cuentas desde que abandonaba la oficina por la mañana y observó que en varias ocasiones paraba brevemente en supermercados para comprar alcohol, concretamente vodka y cerveza, antes de permanecer toda la tarde en la vivienda.

La letrada del trabajador ha cuestionado que el investigador privado pudiera concluir en su informe que su representado estuviera bebiendo alcohol: “una vez en la vivienda, el detective no puede asegurar qué hacía dentro”. Así, la abogada defiende que el trabajador simplemente se ausentó de su puesto de trabajo para realizar sus funciones desde casa o realizar estudios de mercado en establecimientos que distribuían Coca-Cola. “La sanción es nula y, por tanto, el despido es improcedente. Además no se respetan los derechos y garantías del trabajador”, ha concluido.

El abogado de Grupo Coca-Cola European Partners Iberia SLU, embotelladora de Coca-Cola en España, Andorra y Portugal, se ha referido al informe encargado al detective, que incluye abundante material gráfico y audiovisual, y ha negado que los supermercados que visitaba el trabajador correspondieran a sus cuentas. “Llama la atención que entra en un establecimiento y la misma bolsa con el mismo contenido aparece por la tarde en el contenedor”, ha dicho el detective, que comparecía como testigo.

El informe indaga sobre la persona que supuestamente acompañaba al ejecutivo de cuentas en el chalet durante la jornada de trabajo. La mujer ha sido identificada durante la vista por el despido, con nombres y apellidos. “No hay ninguna razón para que esas dos personas mantuvieran una relación profesional”, ha asegurado el letrado de la empresa, del despacho Garrigues.

Varios superiores jerárquicos advirtieron al trabajador, según el abogado de la embotelladora de Coca-Cola, que había quejas por parte de dos de sus clientes sobre la supuesta desatención hacia sus funciones, extremo que la letrada del trabajador ha negado. “Nunca le trasladaron ningún tipo de advertencia”, ha dicho. Varios testigos, antiguos compañeros o superiores jerárquicos en la empresa, han comparecido para confirmar las quejas hacia el trabajador despedido.

El puesto de gestor de cuentas, según la abogada del despedido, tiene “un notable grado de autonomía”, por lo que el trabajador contaba con ordenador portátil, teléfono móvil, tarjetas para gastos y coche, y no se le exigía “presencia física en las instalaciones de la empresa”. El ejecutivo de cuentas, que llevaba 15 años en la empresa, “desde que ocupa el puesto, siempre ha funcionado del mismo modo”, sostiene la letrada, que ha tenido acceso al informe del investigador durante la vista celebrada este martes.

La magistrada del Juzgado de lo Social número 17 de Valencia decidirá si se trató de un despido improcedente o fue justificado.

Una medida “excepcional” y después de negociar

Fuentes de la embotelladora de Coca-Cola explican que la contratación de un detective es una medida “excepcional” y que “antes se intentó reconducir la situación con el empleado”. “Este tipo de actuaciones se llevan a término para confirmar una percepción”, concluyen.

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