“¿Una revista cultural especializada en teatro que llega a cumplir 59 años de vida y a editar 350 números?” El interlocutor alza las cejas con expresión de incredulidad. “No, en este país eso es una hazaña imposible, impensable”. Desafiando las lógicas previsiones, los vaivenes y cambios políticos, Primer acto. Cuadernos de investigación teatral, fundada por Pepe Monleón y José Ángel Ezcurra, en 1957, ha realizado esa proeza. Para celebrar el feliz acontecimiento presentó el día 6 de junio su último número en la sede valenciana de la Sgae. El acto tuvo una dimensión de evocación emotiva debido al premio ex aequo concedido por la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE) a José Monleón Bennácer y al recientemente fallecido Josep Lluís Sirera Turó por su labor en la crítica, investigación y creación teatrales.
Excepto un breve paréntesis tras la muerte de Franco, la publicación nunca dejó de salir a la calle hasta que en 2012, debido a los recortes del Gobierno de Aznar tuvo que reducir su periodicidad, y de cinco números anuales pasó a dos, aunque sin mermar por ello el número total de páginas. La clave de la extraordinaria supervivencia hay que buscarla en la apuesta personal de Pepe Monleón y en la fidelidad de los suscriptores que se han ido rejuveneciendo al tenor de los tiempos, al igual que los miembros del Consejo de redacción. El periodista valenciano Jaime Millás forma parte de él desde 1986 y en este número firma un artículo sobre el actual panorama escénico tras el cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana.
Una característica de Primer acto es la publicación de textos inéditos —“hay magníficos dramaturgos hoy en España”, dice Ángela Monleón—, y tomar el pulso a la actividad escénica de todo el territorio nacional, así como de Latinoamérica. En la sección Travesías: Diálogos pendientes, una serie de autores reflexionan sobre temas de actualidad.
Embajador mediterráneo
Nacido en Tavernes de Valldigna, Monleón mantuvo siempre su vinculación con sus orígenes y de forma espontánea ejerció el papel de embajador por las costas del Mediterráneo con proyectos como los Encuentros de Valldigna, su ciudad natal, o el barco Odissea. “El lema de mi padre siempre ha sido pelear y viajar”, dice Ángela Monleón codirectora de la revista con su padre nonagenario. “Su consejo es que no hay que volverse loco para cambiar el mundo pero sí cuestionarlo todo y no dar las cosas por sabidas y explicadas”.
Millás y Monleón intervinieron en el acto de presentación de la veterana publicación junto a Nel Diago, crítico teatral y profesor universitario y Juan Vicente Martínez Luciano, profesor, editor y director de Sagunt a Escena. Teatro de la Resistencia realizó una lectura dramatizada de algunas escenas de los textos publicados en el número 350: La República Análoga, de Arístides Vargas; Nada que perder, de QY Bazo, Juanma Romero y Javier G. Yagüe, y Monstruos, de Carmen Losa.
Fundada en 1957 por José Monleón y José Ángel Ezcurra, Primer Acto ha significado desde entonces una permanente reflexión crítica sobre el curso del teatro internacional, con especial atención a los ámbitos latinoamericano y español. Las distintas etapas vividas por la historia política y la realidad cultural han sido reflejadas, a través del teatro, en una publicación que concilia el análisis estético con la atención a las realidades sociales donde se enmarcan las creaciones artísticas. Con 350 números publicados y un consejo de redacción renovado periódicamente, constituye un documento insustituible para el seguimiento de las grandes líneas de nuestro teatro contemporáneo (www.primeracto.com).
“Llegar al número 350 de Primer Acto no ha sido fácil. Pero aquí estamos”, se lee en el editorial. “Cargados de memoria, de presente y de preguntas sobre el futuro. Ese futuro que sentimos como un enorme laberinto y que preferimos recorrer acompañados. Vivimos entre muros y alambradas, buscando al que piensa como nosotros, a ése con el que compartir la posesión de la verdad, la frase tajante, tranquilizadora: Las cosas son así. ¿Qué cosas? ¿Así? ¿Por qué? Hablemos, escuchemos, miremos, cuestionemos, imaginemos, construyamos y, como los pájaros, como los niños, como los filósofos, volemos alto”.