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Sobre este blog

En un moment en què la lluita contra el canvi climàtic guanya protagonisme, aquest blog pretén aprofundir en el debat sobre el territori i els impactes que suporta. Es tracta d'un espai dedicat a l'anàlisi i la reflexió, en què col·laboraran professionals de diferents disciplines. El territori, la ciutat, el medi ambient i la cultura són els eixos d’un imprescindible debat, amb l'objectiu de lluitar a favor de la salut del planeta i contra les desigualtats socials. 

Contra los atascos mentales en la ciudad

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Hace unos días, un periodista radiofónico me llamó para conocer mi opinión sobre el proyecto de eliminación del túnel en la avenida de Pérez Galdós.

Como la financiación ya estaba comprometida por los fondos europeos, el nuevo ayuntamiento va a seguir adelante, si bien ya ha advertido que no reducirá el número de carriles para los coches. El concejal de Movilidad sostiene que “con el proyecto del Rialto (se refiere al anterior gobierno local) la ciudad colapsaría”, nada menos.

Por su parte, los vecinos se han pronunciado abiertamente por una reducción del tráfico privado, unos 60.000 vehículos diarios. La batalla vecinal -Fuera túnel- viene de lejos. València Per L’Aire, ya denunció que se trata de una de las zonas con mayor concentración de NO2 de la ciudad. No encuentro un dato más determinante. 

En la calle de Colón también el ayuntamiento pretende recuperar uno de los dos carriles del bus para los coches. Prefiero creer que no se trata de revanchismo político pues en ambos casos, dicen, se apoyan en informes técnicos que desconozco. Suelen concluir que una reducción de carriles en esta o en cualquiera otra de las vías de la ciudad genera inmediatamente una ocupación de otras calles adyacentes, el colapso que cita el concejal, vaya.

Conozco los fundamentos teóricos de este tipo de informes, la llamada ingeniería de tráfico: se ignoran los impactos que genera dicha actividad en la salud y en la calidad de la vida urbana, incluyendo la depreciación de edificios y viviendas. Los viandantes no cuentan, porque ni siquiera los contabilizan, y las bicis molestan. Todo va dirigido a la fluidez de la circulación. Una vieja historia.

También en Barcelona han usado el mismo argumento los empresarios, apoyándose en informes del RACC para arremeter contra las supermanzanas. Aunque allí han ido tan lejos que han tenido que rectificar a la vista de la positiva acogida que los vecinos y parte del comercio local han dispensado a los nuevos ejes verdes.

Sabemos que el incremento de la capacidad viaria supone la atracción de más vehículos y al cabo de un tiempo, nuevos atascos. Como diría Groucho Marx, “Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años!”

En 1963, Collin Buchanan lo explicó en el informe El tráfico en las ciudades, encargado por el ministerio de Transportes del Reino Unido, donde advertía sobre los graves perjuicios que vendrían del uso masivo del automóvil. En España, los especialistas prefirieron leer el Manual de capacidad norteamericano que animaba la construcción de grandes autopistas.

Aquí, por citar un par de casos, hemos denunciado recientemente  con contundencia (y nulo apoyo del anterior gobierno local) la nefasta ampliación a 3 carriles del acceso norte a la ciudad, más conocido como V-21, y la escandalosa ampliación del baipás, sin rechistar por parte de la administración central responsable.

Coches que se evaporan… y técnicos que se fosilizan

Sin embargo, lo que ha sido menos divulgado es el efecto contrario, es decir qué sucede cuando se suprime un carril en alguna carretera o en una vía urbana;  la evidencia científica nos dice que el efecto es análogo al anterior, pero en sentido contrario; es decir, que hay una parte del tráfico que se “evapora”.

En un interesante trabajo de los urbanistas franceses Fréderic Heran y Paul Lecroart[1] se citan casos en los que se han reducido carriles o directamente se ha eliminado una autopista urbana- Lyon, Nantes, Boston, San Francisco, Portland, Seúl (uno de los más espectaculares)- cuyos efectos, en diferente medida, han sido la desinducción del tráfico.

Especialmente interesante me parece el ejemplo siguiente, con dos protagonistas destacados de aquel momento.

Nueva York. En los años 50, animados por Jane Jacobs, una brillante escritora y activista a favor de la ciudad, los vecinos pidieron la eliminación de una vía de tráfico que atravesaba por el centro el magnífico parque de Washington Square, por los peligros para los niños y la gente mayor. El todopoderoso Robert Moses (si no le paran llena de autopistas Manhattan) anunció que todo iría a peor, aunque aceptó la supresión del paso de vehículos durante tres meses: el tráfico en las calles circundantes se redujo y la zona se volvió mucho más tranquila. Los coches se habían “evaporado”. Es decir, cuando diseñas para los automóviles y el tráfico, obtienes más automóviles y tráfico. Y cuando diseñas para lugares y personas, obtienes lugares y personas. Así de sencillo.

Barcelona. Como proyecto en tierras más cercanas, y por la similitud con el caso citado de Pérez Galdós, he recurrido para ilustrar este artículo al magnífico proyecto de la calle de Brasil que conocí en 1999 al participar en el jurado que le concedió el premio CONSTRUMAT.  Por debajo del paseo, un aparcamiento que financió en parte la operación, y en subterráneo, el tráfico rodado. La foto de la derecha es de aquellos años, hoy los árboles del paseo están crecidos.

Miremos a nuestras renovadas plazas centrales en València y frenemos los intentos de dar marcha atrás. ¿Dónde están los miles de vehículos que cada día pasaban por la plaza del ayuntamiento de València y hoy han dejado el espacio a los miles de ciudadanos que lo utilizan para pasear? No es arriesgado suponer que en algunos casos ha habido un cambio de hábitos.

Acabo. Con tantos valores en juego, cuando la protección de la salud y el disfrute de la calle no están garantizados, no hacer nada en positivo convierte en buena parte a nuestros gobiernos en responsables. Sin olvidar a quienes justifican soluciones que (mal) aprendieron hace treinta o cuarenta años, y que tanto daño han causado a nuestras ciudades. Por todo ello, menos catastrofismo y más atención a las exigencias ambientales y sociales de los tiempos actuales.

El lacerante caso de Pérez Galdós es una muestra de lo mucho que queda por remover en nuestra ciudad.  Aquí, el papel de los vecinos ha sido determinante. Sin embargo, resulta preocupante la resignada actitud de la mayoría de los vecinos en situaciones análogas de sus calles, una actitud que contrasta con la permanente presión que ejercen determinados sectores económicos.

[1] Boletín The Conversation, 8/12/2021

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En un moment en què la lluita contra el canvi climàtic guanya protagonisme, aquest blog pretén aprofundir en el debat sobre el territori i els impactes que suporta. Es tracta d'un espai dedicat a l'anàlisi i la reflexió, en què col·laboraran professionals de diferents disciplines. El territori, la ciutat, el medi ambient i la cultura són els eixos d’un imprescindible debat, amb l'objectiu de lluitar a favor de la salut del planeta i contra les desigualtats socials. 

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