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Ictus: por qué es fundamental su detección precoz y cómo lograrla

Ictus, primera causa de muerte entre las mujeres adultas

Jordi Sabaté

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¿Qué es un ictus?

Un ictus es un accidente de tipo vascular durante el cual el cerebro se queda sin irrigación, de modo que las neuronas mueren por anoxia o falta de oxígeno. Las lesiones cerebrales provocadas por la muerte de neuronas pueden ser totales irreversibles o parciales y reversibles, al menos en parte, gracias a las terapias de recuperación.

A pesar de que se sabe que el cerebro puede regenerar las neuronas dañadas y sustituirlas con otras nuevas, un estudio internacional con investigadores del CSIC ha descubierto que este accidente cerebrovascular no mata las células nerviosas por toxicidad química, como se creía hasta ahora, sino por ondas eléctricas letales, lo cual daña enormemente el tejido. 

Así, la extensión de las lesiones cerebrales por la falta de oxígeno determinará el alcance de la disfunción provocada, ya sea para tener como resultado una muerte cerebral, para sufrir lesiones severamente incapacitantes o bien para padecer solo daños leves y encarar una recuperación plena.

Por otro lado, el ictus puede tener dos orígenes distintos:

  • El primero y más habitual es la existencia de un trombo o un ateroma (taponamiento arterial) que impida la correcta irrigación del cerebro. Es lo que se conoce como ictus isquémico.
  • El segundo origen es un derrame cerebral por rotura de un vaso sanguíneo, denominado ictus hemorrágico.

Incidencia del ictus en nuestra salud

El ictus, o accidente cerebrovascular, es la primera causa de muerte entre las mujeres adultas y la segunda entre los hombres, así como la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia.

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), “cada seis minutos el ictus mata a una persona en España y se estima que un tercio de los pacientes que lo sufre fallece”.

Además, según explica la Federación Española del Ictus (FEI) en el documento El impacto del ictus en Europa, un 30% de las personas que sufre un ictus y sobrevive queda con alguna incapacidad cognitiva o motora, sobre todo de movilidad y mantenimiento del equilibrio, así como con dificultades a la hora de hablar o incluso con déficits de aprendizaje y discernimiento.

En este sentido, ambos organismos señalan la importancia de la detección temprana de que se está padeciendo un ictus a partir de la identificación de sus síntomas. El tiempo es vital para frenar el daño cerebral que provoca la falta de oxígeno en el cerebro.

Así lo explica María Alonso de Leciñana, coordinadora del grupo de enfermedades cerebrovasculares de la SEN: “Cuando el cerebro no recibe el flujo sanguíneo sufre mucho, por eso cada minuto cuenta. Porque cada minuto mueren neuronas”.

Síntomas a los que prestar atención

Esta es la razón por la que es esencial conocer los síntomas que deben hacernos reaccionar con rapidez. La SEN desglosa los siguientes como los más importantes y frecuentes:

  • La cara de repente nos pierde fuerza, nos cuesta gestualizar y hacer muecas.
  • Esta debilidad se acompaña de la parálisis parcial del brazo o la pierna, a veces ambos, de un lado del cuerpo.
  • Sensaciones de hormigueo o de adormecimiento en la cara, el brazo o la pierna de un lado del cuerpo, sin llegar a la paralización y sin que tenga origen postural.
  • Pérdida repentina de visión, parcial o total, en uno o los dos ojos.
  • Alteraciones súbitas del habla que comportan dificultad para articular palabras y hacernos entender.
  • Dolor de cabeza repentino de intensidad considerable y sin causa aparente.
  • Dificultad para caminar, coordinar movimientos o mantener el equilibrio.

Si identificamos a alguien con estos síntomas de forma mayoritaria, es que esa persona precisa atención médica inmediata y, llamando al 112, debemos ponernos en contacto con los servicios de emergencias para que la atiendan lo antes posible.

También si identificamos en nosotros mismos la citada sintomatología en mayor o menor medida, no dudemos en buscar a otra personas que llame por nosotros o, si podemos, hacerlo directamente. De la rapidez en esta respuesta dependerá nuestra vida o el grado de nuestra recuperación.

A partir de los 55 años el riesgo crece considerablemente, especialmente en mujeres

Causas del ictus

Hay dos tipos de causas que aumentan la probabilidad de sufrir un ictus:

Entre las causas no evitables están la predisposición genética (tensión alta, problemas de coagulación); la edad, puesto que a partir de los 55 años el riesgo crece considerablemente; y el sexo, dado que es más frecuente en mujeres.

Respecto a las causas evitables, estas remiten a los hábitos de vida. Las dietas altas en azúcares y grasas saturadas, así como el abuso de la sal en personas hipertensas, aumentan el riesgo.

También el sedentarismo, el alcoholismo y el tabaquismo. Eventualmente, dormir poco también aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares, entre otras patologías.

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