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Cómo dejar la nevera cuando nos vamos de vacaciones

Foto: Nestor Lacle

Jordi Sabaté

Mauro, socio y lector de eldiario.es nos hace la siguiente pregunta en un correo electrónico: “en agosto estaré unos quince días fuera y no tengo claro qué hacer con la nevera, porque la verdad es que es el único electrodoméstico que me impide dar de baja el conmutador y dejar de gastar durante esas dos semanas. El caso es que no me aclaro mucho sobre lo que es más aconsejable: si desconectar el frigorífico o no.

La información que he encontrado al respecto es contradictoria. ¿Es bueno apagar nevera y/o congelador durante las vacaciones? Si lo hago, ¿hay algún protocolo para ejecutarlo? He leído en algunas páginas que el desenchufado no es conveniente y en tal caso quisiera saber si se recomienda una limpieza a fondo de los cajones o basta con dejar la nevera vacía de alimentos perecederos, o bien hay que quitarlo absolutamente todo, incluso los congelados… Ya me decís“.

¿Conviene descongelar y desenchufar?

Como Mauro, muchas personas se preguntan si no será una mala idea poner a descansar por un mes o al menos dos semanas al frigorífico. Y no es de extrañar si se tiene en cuenta que un estudio de 2015 del Instituto para la Diversificacion y Ahorro de la Energía (IDAE), revelaba que el gasto de la nevera y el congelador representa como media casi el 19% del gasto en electricidad de una vivienda. Por nuestra parte, en el artículo Estos son los seis electrodomésticos que más gasto aportan a tu factura mensual explicábamos hace unos años que el frigorífico es el rey del gasto en el hogar porque está encendido siempre.

Ahora bien, en Mauro está en lo cierto cuando sospecha que tal vez no sea una buena idea, y de hecho los fabricantes de este electrodoméstico no recomiendan un apagado salvo por causas de fuerza mayor como una mudanza o una ausencia larga. La razón es que al volver a arrancar, el frigorífico pierde eficiencia en el enfriado, especialmente el congelador. Si lo ejecutamos una o dos veces durante la vida útil de aparato, puede que no percibamos la pérdida, pero como costumbre cada verano, no es recomendable.

Tal como nos explicaron en su día en el servicio técnico de Balay para el artículo ¿Conviene apagar la nevera y el congelador cuando nos vamos de vacaciones?, solo puede merecer la pena desde el punto de vista del ahorro de energía a partir de las tres semanas de ausencia, si bien asumiendo la progresiva pérdida de eficiencia y teniendo en cuenta que en el caso de los combi, el congelador, al regreso, habrá que devolverlo a sus -18ºC, algo que gastará bastante electricidad, sobre todo en verano.

¿Vaciar solo?

Así que una vez hemos dejado claro la no conveniencia de apagar el frigorífico, pasemos a valorar si es mejor solo vaciar o conviene además limpiar. Por lógica, la primera premisa será consumir, regalar a otras personas o tirar, si no queda más remedio, todo aquello que tenga una fecha de caducidad cercana y por tanto sea susceptible de pasarse, enmohecerse, fermentarse o pudrirse y generar malos olores. Hablamos de fruta y verdura, pero también de lácteos. Ocasionalmente podemos congelar algunos quesos. Más información en ¿Qué quesos se pueden congelar y cuáles no?

Los botes y latas de conservas que estén ya abiertos correrán la misma suerte, puesto que no podemos garantizar su buen estado. Respecto los botes encurtidos abiertos -aceitunas, pepinillos berenjenas de almagro, cebolletas, banderillas, ajos, altramuces, alcaparras, etc.-, si nos vamos por más de dos semanas también es recomendable tirarlos. Los huevos, a no ser que los hayamos comprado la semana antes de irnos, también los consumiremos, tiraremos o regalaremos. Y lo mismo sucederá con todo tipo de mayonesas, salsas, ketchup, etc. Solo la mostaza puede ofrecernos ciertas garantías, aunque es mejor no confiarse.

En general es recomendable dejar la nevera vacía, aunque desde el punto de vista energético seguramente tendremos más gasto que si estuviera llena, ya que la inercia térmica del aire es mayor que la de muchos alimentos, es decir que cuesta más enfriarlo. Pero como nadie abrirá las compuertas durante las vacaciones, si está bien aislado el espacio no habrá problema. De todos modos si nuestro combi lo tiene, podemos aplicar el “modo vacaciones”.

En cuanto al congelador, no es necesario tocar nada de lo que hay en el; a lo sumo nos puede interesar saber qué alimentos se pueden congelar y cuáles no por si queremos salvar algunos de los que hay en la nevera de cara al regreso, sabiendo que después al descongelarlos perderán algunas de sus propiedades.

También hay que limpiar

Sí, también debemos limpiar la nevera una vez vaciada, y eventualmente el congelador de vez en cuando. Pero al irnos de vacaciones el desinfectado de la parte de nevera es casi una obligación por motivos de higiene y salubridad. En primer lugar para evitar malos olores, pero también con el fin de que no nos queden restos de líquidos, salsas o alimentos en los que puedan proliferar gérmenes o moho, que luego se contagie a nuevos productos.

Entre los diez patógenos más peligrosos en neveras se encuentra la bacteria fecal Echerichia coli, que suele venir del exterior mediante la contaminación de las bolsas de plástico que guardan el alimento. Otro habitante común en los espacios fríos es Aeromonas hydrophila, amiga del pescado y el marisco cuando comienzan a exudar líquidos.

También Listeria monocytogenes adora el queso fresco, los embutidos, las carnes y la leche que pasa demasiado tiempo abierta. Adicionalmente, Yersinia enterocolitica gusta del sustrato nutritivo de productos cárnicos como el cerdo. Y para terminar, conviene saber que también debe preocuparnos algo tan doméstico como el moho. Para evitar todos estos colonizadores, emplearemos un estropajo mojado en agua con dos terceras partes de vinagre, que frotaremos en toda la superficie de los cajones, paredes laterales interiores etc.

Nunca usaremos productos químicos, ya que pueden contaminar los alimentos a nuestro regreso al dejar trazas. Una vez frotado con el estropajo -por la parte no rugosa, empleando solo la áspera si hubiere incrustaciones-, secaremos con un trapo limpio comprobando. Actuaremos igual con las gomas de las compuertas, pues es importante que no tengan restos que puedan corroerlas y hacerles perder eficacia en su función de aislamiento.

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