El dermatólogo Pedro Rodríguez explica cómo elegir protector solar: “Un factor 50 mal aplicado puede proteger como un 10”
Aunque las temperaturas bajen, la radiación solar afecta a nuestra piel todo el año, en mayor o menor medida, incluso en días nublados. Por eso, los expertos recomiendan el uso diario del protector solar, especialmente en la cara, por ser la zona más expuesta.
“Lo recomendable para el uso diario es un SPF (factor de protección solar) 30 o superior, ya que ofrece una protección suficiente frente a la radiación UVB”, asegura el doctor Pedro Rodríguez, dermatólogo en el Hospital Ruber Internacional. “Sin embargo, para exposiciones prolongadas al sol, fototipos claros, manchas, rosácea, tratamientos fotosensibilizantes o piel recién tratada, es preferible usar un SPF 50+. Este nivel alto no solo protege más, sino que compensa la aplicación insuficiente que suele hacer la mayoría de las personas”, matiza.
El exceso de radiación UVA y UVB puede causar daños en la piel y los ojos, envejecimiento prematuro e incluso cáncer de piel. Por eso, además del factor es importante que la crema solar cuente con una cobertura UVA adecuada. “Para garantizar una buena protección frente a la radiación UVA, el envase debe mostrar el símbolo UVA dentro de un círculo, lo que indica que cumple la normativa europea y que el nivel de protección UVA es de al menos un tercio del SPF”, señala el doctor Rodríguez.
“También son válidas las indicaciones PA+++ o PA++++, que señalan una alta protección UVA, y la mención de filtros fotoestables eficaces como Tinosorb S o M, Mexoryl o Uvinul A Plus. Estos factores aseguran protección tanto frente a UVA corto como largo, crucial para evitar manchas y envejecimiento”, añade el especialista, que señala que el error más común es “usar una cantidad insuficiente, lo que reduce drásticamente la protección real”.
“Un SPF 50 aplicado en poca cantidad puede comportarse como un SPF cercano a 10”, explica. “Además, muchas personas olvidan reaplicar cada dos o tres horas, confían en productos de maquillaje con SPF que no se aplican en la cantidad adecuada o descuidan zonas como orejas, cuello, labios y manos”, agrega el dermatólogo. “El uso correcto consiste en una cantidad suficiente, una reaplicación adecuada y no prolongar la exposición por falsa sensación de seguridad”, resume.
Las cremas y el negacionismo
En los últimos años, las cremas de protección solar se enfrentan al negacionismo con el argumento de que los productos químicos que contienen son perjudiciales para la salud. Sin embargo, los estudios más recientes concluyen que los riesgos son insignificantes en comparación con los riesgos reales de padecer cáncer de piel por quemarse al sol.
“Algunas personas pueden reaccionar a perfumes, aceites esenciales o conservantes irritantes, por lo que en pieles sensibles es mejor evitarlos. Ciertos filtros como oxybenzone u octinoxate se utilizan cada vez menos por posibles efectos irritantes y por estar revisados en algunas normativas”, apunta Rodríguez.
“Para un menor impacto medioambiental, es útil preferir fórmulas con filtros orgánicos modernos y estables, evitar los aerosoles por su alta dispersión y escoger marcas con envases reciclables o compromiso ambiental”, aconseja el especialista, aunque destaca que el impacto real de los fotoprotectores sobre el ecosistema marino “es menor comparado con otros factores”.
La comodidad de la textura también es clave para asegurar la aplicación adecuada. “La textura adecuada depende del tipo de piel y de la situación de uso. Las pieles grasas suelen tolerar mejor geles o fluidos ligeros con acabado seco, mientras que las pieles secas o maduras se benefician de cremas más nutritivas. Las pieles sensibles pueden necesitar fórmulas más simples y, a veces, con filtros minerales”, valora el dermatólogo. “Para actividades deportivas se recomiendan texturas más adherentes y resistentes al agua. En el uso diario urbano, lo esencial es una textura cómoda y agradable que facilite su aplicación en la cantidad adecuada y la reaplicación”, aconseja.
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