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Para qué sirve, si es que sirve, celebrar el Año Picasso

'El pintor y su modelo', de Pablo Picasso

Laura García Higueras

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2023 fue bautizado como el Año Picasso en honor al 50 aniversario de la muerte del pintor, al que se dedicaron un total de 46 exposiciones (17 nacionales y 29 internacionales). El generoso despliegue, iniciativa de los Gobiernos español y francés, ha atraído a tres millones de visitantes. Ahora bien, ¿era necesario semejante esfuerzo para rendir homenaje a una figura tan conocida? ¿Ha sido el abanico de propuestas lo suficientemente amplia como para abordar sus lienzos, pero también los aspectos más controvertidos de su biografía? Y yendo un paso más allá: ¿sirven de algo este tipo de tributos?

“No había unas expectativas numéricas concretas, pero la celebración se ha desarrollado sin conflictos. En general estamos muy satisfechos”, valora a este periódico Carlos Alberdi, el máximo responsable del programa en España. El comisario expone que, dado que el malagueño apenas gozó de homenajes en vida y murió en el exilio, el que ha copado 2023 ha respondido a “cierta deuda” que considera que existía con él. Además, ensalza que ha servido para expandir sus cuadros por todo el territorio: “No ha sido solo una cosa de Madrid y Barcelona”.

Todavía no han podido completarse los registros de participación, ya que hay exposiciones que mantendrán sus puertas abiertas hasta mediados del próximo mes de marzo. Aún así, avanza que los de algunas de ellas, como la muestra Picasso/Chanel del Thyssen, ya se han situado en lo más alto de los ranking de las exhibiciones temporales de las pinacotecas que las han albergado.

Del mismo modo reconoce que hay datos que van ser difíciles de establecer. Es el caso de los centros que no han vendido entradas específicas para las muestras del programa, sino que se han incorporado dentro de las tarifas generales. Y cita en este grupo como ejemplo Picasso, el Greco y el cubismo analítico que exhibió el Museo del Prado.

Por el momento, el directivo considera “excelente” haber superado los tres millones de visitantes reunidos. Una cifra similar a los que acudieron al propio Prado en 2023, que se alzó como la pinacoteca más visitada del país tras lograr su mejor cifra histórica con un total de 3.337.500 asistentes. El Guggenheim de Bilbao, que también marcó récord, se quedó en 1,2 millones de visitas, el Thyssen en uno y el Reina Sofía en 2,5 millones.

A nivel global, Alberdi apunta que han percibido que “en España hay más hambre de Picasso que en otros lugares del mundo. Por razones biográficas y políticas, aquí hay menos obra suya que en Francia y Estados Unidos”.

¿Se “debía” rendir este homenaje a Picasso?

La separación –o no– del artista y la obra, cuando sus vidas son polémicas, es uno de los debates que más ampollas levantan y ante los que parece imposible lograr consenso a la hora de relacionarnos con el arte. Y Picasso, dada su problemática biografía –en especial por su controvertida relación con las mujeres–, es uno de los máximos exponentes de este persistente y candente dilema moral.

Un asunto que se planteó desde la conferencia inaugural del programa en septiembre de 2022, que contó con tirón de orejas a los organizadores. “Hay que borrarlo y empezar a leerlo de nuevo”, pronunció la catedrática Estrella de Diego en el acto que acogió el Museo del Prado.

“La pregunta no es si se puede celebrar a Picasso, sino si se debe. ¿Se debe celebrar un artista que es, por su fama y relevancia internacional, el máximo exponente del extractivismo cultural y de la misoginia más rampante y, además, hacerlo sin ningún tipo de crítica a estos dos ejes?”, cuestiona ante este medio la historiadora del arte Eugenia Tenenbaum, autora de Las mujeres detrás de Picasso (Lunwerg Editores, 2023). La escritora considera que existe “una manera responsable y adulta” de hacerlo, y una “aduladora y sesgada”, y critica que, hasta ahora, la que se ha preferido es la segunda.

“Por tanto, hemos asistido a una oportunidad tanto perdida como malgastada de convertir el circuito artístico y de exposiciones en un faro de cambio social en lugar de una trinchera del más rancio formalismo. No es algo nuevo pero sí que siempre decepciona”, lamenta.

De las 46 exposiciones, solo tres han abordado la faceta más problemática del pintor, según valora Alberdi: It's Pablo-matic en el Brooklyn Museum de Nueva York, Fernande Olivier y Pablo Picasso, en el Musée Montmaitre de París y Fernande y Françoise en la pinacoteca dedicada al pintor en la ciudad alemana de Münster. En nombre de la organización, el responsable considera: “Hay un peligro de exagerar desde nuestro punto de vista las malas, entre comillas, relaciones de Picasso con las mujeres, y hacer de Picasso una especie de monstruo misógino”. Además, el proyecto itinerante PI©A$$o™ de Rogelio López Cuenca abordó el fenómeno picassiano de una manera crítica, señalando la creación del mito y, su obra, como mercancía de consumo. Y la exposición de La Casa Encendida contó con creadores contemporáneos para retitular las obras aunque apenas se aprovechó la oportunidad para hacer una crítica sólida.

Alberdi defiende que es “un personaje con sus marcas de la época” y reconoce que sí que su relación con las mujeres fue importante porque “influyó en su vida y ayuda a entenderla. Pero de vez en cuando algunos autores lo expiran y dibujan un personaje semimonstruoso que es exagerado”. De ahí a que afirme que “una celebración como esta no puede dar la espalda a la realidad”.

Cabría preguntarse entonces si tres de 46 exhibiciones han sido suficientes. El doctor en Arqueología y divulgador Mikel Herrán (@PutoMikel en X), autor de La historia no es la que es. Es la que te cuentan (Planeta, 2022); apunta al respecto que un número tan elevado de exhibiciones debería haber permitido abordar al artista “desde otras perspectivas más allá de ese saco de palabras limitado con el que asociamos al pintor como su 'periodo azul' y el Guernica”.

De hecho, sostiene ante elDiario.es que este es el “reto” al que se han enfrentado los museos: “¿Cómo reformulamos a Picasso para que sea algo nuevo en este año? Ellos también han tenido la presión para ver qué decir de él que no se haya contado mil veces ya”. El divulgador plantea que al ser una figura con tanto renombre, se genere por su parte “un cierto temor” a la respuesta del público. “Quizás con un artista desconocido sí que los museos no tendrían miedo a romper ciertos moldes o expectativas que a veces se autoimponen ellos. Piensan que el público no va a aceptar ciertos mensajes y, por tanto, no dan el paso de sacarlos al público general”.

El experto defiende igualmente que, pese a que “un mínimo de rechazo” se va a encontrar siempre, “sí que hay formas de hablarlo sin intentar abrir una causa judicial contra Picasso. Simplemente contando cómo vertebra su arte y cómo es fruto de la mentalidad de su tiempo”.

No es tanto dejar de exponer a artistas misóginos, maltratadores y/o racistas; como saber nombrar estas características en los recorridos expositivos para sensibilizar y concienciar a quien los visita

Eugenia Tenenbaum Historiadora del arte

La historiadora Eugenia Tenenbaum apoya su postura, ya que argumenta que precisamente la obra del pintor es “eminentemente autobiográfica”, de tal manera que “no se está pidiendo ni exigiendo un análisis responsable y riguroso de su obra en relación a su vida. Si así lo hizo siempre, ¿por qué este empeño en separar meticulosamente cuestiones que él siempre integró, negándoles la crítica y análisis exhaustivo que merecen?”. Para la escritora, su obra es una representación “gráfica y exhaustiva” de “la violencia hacia las mujeres”. “No reconocer, explorar y analizar este hecho es tener una venda sobre los ojos y además sentir orgullo de que así sea”, expresa.

Por ello, señala contundente: “Llevamos más de 50 años hablando de la misma forma y en los mismos términos de Picasso”. Motivo por el que afirma que el discurso “está desfasado y el olor a cerrado es insoportable”, y defiende que en un contexto como el actual, la “única manera novedosa y verdaderamente necesaria de acercarse al pintor es a través de la perspectiva feminista y decolonial”. De ahí a que no abogue porque no sea tan importante “dejar de exponer a artistas misóginos, maltratadores y/o racistas; como saber nombrar estas características en los recorridos expositivos para sensibilizar y concienciar a quien los visita”.

Para qué sirve un 'Año Picasso'

Picasso es uno de los artistas españoles con más proyección internacional. Mikel Herrán opina que conforma el “panteón de los grandes de nuestro arte” junto a Velázquez y Goya. “El público ya sabe de ellos. No hace falta un año para darles a conocer”, opina. El divulgador considera que su valor sí reside en que “sirva para atraer a la gente a los museos”. Algo que sí se ha podido comprobar que ha ocurrido, ya que el Museo Picasso de Málaga ha logrado sus mejores cifras históricas (779.279 visitas); igual que el Museo Sorolla (344.799 visitas), que también ha estado de celebración, en su caso por el centenario de la muerte del pintor valenciano.

Picasso, Goya y Velázquez son el panteón de nuestro arte. El público ya sabe de ellos. No hace falta un año para darles a conocer

Mikel Herrán Divulgador

“Deberíamos dar la oportunidad al público de ir más allá de los cuatro grandes. Cuando ha habido exposiciones como la de Invitadas en el Prado, en la que expusieron a mujeres de sus colecciones, fue mucha gente”, recuerda Mikel Herrán para sostener que el público sí quiere saber quién hay más allá de los nombres más manidos. La tónica no va a cambiar por el momento, ya que para 2024 se ha elegido como protagonista al escultor Eduardo Chillida.

“No estaría mal ir alternando entre perfiles más y menos conocidos para aprovechar el tirón del los grandes hombres, porque siempre son grandes hombres además, del panorama artístico; y combinarlos con artistas mujeres y hombres de distintos perfiles que no han llegado tanto al ojo público”, propone. Una dinámica que podría aplicarse igualmente a otros ámbitos como la literatura a través de artistas que, “al no enseñarse en el colegio, no se les tiene en mente”. “Pero es que si no se nos enseñan en ningún momento, no ocurrirá nunca”, concluye.

A la hora de valorar la fórmula 'Año de' para justificar estos homenajes, el doctor en Arqueología explica que no es casualidad que Chillida, Picasso y Sorolla, que desarrollaron sus carreras en los últimos 200 años, hayan sido los últimos protagonistas. “Tiene mucho que ver con la autoría. La figura del artista como persona individual que fragua el arte, la ideal de genio, se formuló más a partir del Renacimiento. Como estos son los años de una figura concreta, tienden a fijarse en los artistas que se han erigido como figuras en sí mismas”, describe sobre la coincidencia que subyace bajo su elección.

Al echar un vistazo al pasado, recuerda que la dificultad se acrecentaría porque muchas de las obras, por ejemplo, del arte medieval, son anónimas. “Eso es mucho más difícil de reivindicar. ¿Cómo sería celebrar el 'Año del arte románico'?”, se pregunta. De momento no habrá oportunidad de saberlo, ya que 2024 está reservado para los centenarios del citado escultor Eduardo Chillida y Antoni Tàpies, cuyas figuras serán reivindicadas a través de nuevas exposiciones repartidas por toda España.

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