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El Gobierno deja sin gastar la mitad del presupuesto para promoción cultural desde 2012

Paula Corroto / Raúl Sánchez

Del dicho al hecho hay un trecho, dice el refrán, que se puede aplicar en esta ocasión al Gobierno con motivo de los presupuestos dedicados a la promoción cultural. Según consta en esta partida (la 334), de los más de 191 millones presupuestados desde 2012 se ejecutaron unos 106 millones, es decir el 55%. 


Así ha bajado la ejecución del presupuesto en promoción cultural desde 2009

Evolución del porcentaje presupuesto sin gastar y el gasto real de la política de promoción cultural. Datos de liquidación de los PGE en millones de euros



El recorte extra del Gobierno de Rajoy al presupuesto de promoción cultural

Evolución del presupuesto sin utilizar y el gasto real de la política de promoción cultural. Datos de liquidación de los PGE en millones de euros y ajustados a inflación


En esta partida se incluyen las ayudas destinadas a la promoción y cooperación cultural, promoción del libro y publicaciones culturales y fomento de las industrias culturales. De todas ellas, la que más sufre es esta última, puesto que si de las dos anteriores la ejecución alcanza el 85% y el 90%, respectivamente, en esta, de los  41 millones presupuestados, sólo se ha ejecutado un 19%, esto es, unos 7,6 millones según los datos disponibles de este desglose entre 2015 y 2017.


¿En qué partida se quedó sin gastar el presupuesto de promoción cultural?

Presupuesto aprobado y el gasto real de las tres partidas que forman la política de promoción cultural. Datos de ejecución de los PGE a diciembre entre 2015 y 2017


El agujero entre lo presupuestado y la ejecución final de esta partida se debe en gran parte a los “Préstamos para la financiación de proyectos de empresas e industrias culturales”, que llevan desde 2015 sin concederse, pese a figurar todos los años en los PGE. En estos tres ejercicios alcanzan los 33 millones de euros.

Desde la secretaría de Cultura alegan que es cierto que no se conceden porque desde el Ministerio de Hacienda se impide que se lleve a cabo. ¿La razón? Es una línea de créditos que está radicada en las comunidades autónomas y ante la falta de cumplimiento de los objetivos de déficit de las comunidades –es decir, cuando se han pasado en el gasto-, estas ayudas no se pueden otorgar.

¿Por qué, sin embargo, aparecen cada año en los PGE? En Cultura explican que los presupuestos se elaboran a un año vista con la previsión de que se cumplan estos objetivos. También depende de las solicitudes por parte de cada comunidad, ya que las hay que sí han estado dentro de los objetivos, como ocurrió en 2017 con todas excepto Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Murcia y Valencia.

“Para salvar esa situación estamos explorando otros caminos para usar entidades intermediarias como el ICO para dar los préstamos a las industrias culturales, una serie de préstamos blandos”, insisten desde Cultura.

Esta regla de presupuestar préstamos que no se conceden también se repite en otras políticas de los presupuestos con baja ejecución como turismo, comercio o, incluso, investigación al desarrollo. Un truco que el Gobierno utiliza habitualmente para camuflar recortes o inflar el presupuesto dedicado a determinadas políticas, tal y como reveló eldiario.es.

La situación concreta de los créditos a las empresas culturales no es nueva. En 2009, con el PSOE en el Gobierno y en plena crisis económica, desaparecieron de los presupuestos, lo que fue objeto de crítica desde la oposición. En 2012, el que fuera entonces secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, ya con el PP al frente del Ejecutivo, se comprometió a otorgarlos. Sin embargo, han figurado más en el papel que en la realidad.

De hecho, empresarios como Jesús Cimarro, que está al frente de la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (FAETEDA) y que dirige el Festival Internacional de teatro de Mérida, reconocía al ser preguntado por eldiario.es que no tenía conocimiento de estos préstamos. 

“Yo lo que sé es que las partidas se ejecutan, pero quitando esta… no lo sé. En las subvenciones que se conceden a las empresas, a no ser que renuncien… sí sé que se ejecutan, pero tendré que preguntar por estos préstamos”, afirmaba.

“Un maquillaje para aprobar el presupuesto”

Pese a que Cultura señale de forma directa a Hacienda para explicar estas diferencias entre lo presupuestado y lo ejecutado, Enrique Bustamante,  catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Complutense, y que ha coordinado los informes sobre el Estado de la Cultura de la Fundación Alternativas, sostiene que es más una cuestión de “falta de voluntad política para ejecutar el presupuesto”.

Según él mismo aduce, “lo que se hace es un maquillaje para aprobar un presupuesto que aparentemente crece, pero lo que sucede es que se desploma más. Hay una voluntad para camuflar las cuentas, y no hay un proyecto político de medio plazo”.

La Fundación Alternativas presentará este mes de mayo su próximo informe sobre el Estado de la Cultura en el que precisamente se va a apuntar a esta cuestión en apartados como la promoción que se hace de la cultura en el exterior, aunque en este caso esta partida depende del Ministerio de Asuntos Exteriores.

“Oficialmente había subido en un 4%, pero realmente ha bajado en un 1,5%, y en los últimos siete años se habría desplomado un 60%. Lo sufren organismos como la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo)”, señala Bustamante, quien manifiesta que esta bajada en la promoción exterior, en gran parte ayudas para actividades culturales en América Latina, se debe a que “los beneficiados no votan, porque están en el extranjero. No tienen peso político”.

Además,  el catedrático añade que, al contrario de lo que sucede con políticas sociales como la Educación y la Sanidad, “la política cultural en España nunca ha conseguido arraigar en la sociedad. Mientras que cuando hay recortes en Sanidad o Educación sí se protesta, los recortes en cultura nunca han alcanzado este clamor, en parte porque las subvenciones están ligadas a productores, editores, etc .  Han conseguido dividir en segmentos que no son solidarios entre sí”.

Y pone como ejemplo el famoso IVA cultural: “Un año le ponen el IVA a unos, pero suben las partidas para otros. Hay alguna protesta puntual pero no es colectiva, porque nunca tienen en cuenta a los usuarios de la Cultura”. Y así siempre puede quedar un presupuesto que guste, aunque después llegue el tijeretazo.

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