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El sector del musical arranca fuerte con la esperanza de remontar las pérdidas de la pandemia

Kery Sankoh en el musical 'Tina'

Rocío Niebla

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Hace seis años la barcelonesa Kery Sankoh trabajaba en el hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti) como técnica de laboratorio preparando tratamientos de quimioterapia. Entre los sanitarios era conocida por cantar por los pasillos y mover los pies al compás del ruido. Fueron sus compañeras las que le animaron a prepararse las audiciones del musical Sister Act. Después de un intento fallido, Kery acudió al casting de El Rey León y entró a la sabana escénica como ensamble musical (coros y bailes). Cambió la bata blanca por el estampado leopardo en pocos días. Y ahora, en la nueva temporada, su voz será la protagonista absoluta de Tina, el musical sobre la vida de Tina Turner, cosecha de Stage España.

La intérprete explica que el camino no ha sido fácil y ha vivido complicaciones económicas por la inestabilidad laboral de los artistas. El parón de la pandemia también le hizo mella: “Estaba trabajando en el musical sobre Michael Jackson en México, Alemania y Francia. Cobrábamos por bolo, así que el 28 de febrero tuve mi último ingreso. Gracias al paro y a todo lo que ahorré en la gira he pasado el año de encierro laboral”. Sankoh hizo además un esfuerzo para pagar clases de preparación para las audiciones del musical de Tina, que han dado resultado. En la sala de ensayo, interpreta Simply the best como si fuera la propia Turner en el mítico concierto en Brasil, en 1988, ante 180.000 espectadores.

La temporada arranca con estrenos y reestrenos. Entre los primeros, la brillantina de Grease lucirá en el Nuevo Teatro Alcalá, mientras que los paraguas de Cantando bajo la lluvia (dirección de Àngel Llàcer y Manu Guix), se abrirán en el Teatro Tívoli de Barcelona a partir del 15 de septiembre. En el Teatro Apolo de la Ciudad Condal se estrenará Fama. Patrick Swayze pasará a ser David Bustamante en Ghost y los obreros strippers de The Full Monty debutarán en el Teatro Rialto madrileño.

También vuelve El Rey León a Madrid (23 de septiembre), el musical más visto en España, con más de cinco millones de espectadores desde que se levantó el primer telón el 21 de octubre de 2011, y el Gran Teatro Principe Pío echará mecha con su apuesta We Will Rock You sobre Queen, con una nueva adaptación y escenografía 17 años después de su primer estreno.

Hay musicales que se mudan para ampliar público: el exitoso Billy Elliot se traslada a Barcelona con nuevo elenco, mientras que la compañía de Antonio Banderas aterriza en Madrid procedente de Málaga con A Chorus Line.

España, cuarta potencia en musicales

Como los versos del propio Lope de Vega: “El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida”, la directora de la productora Stage España, Yolanda Pérez, cuenta que apagar las luces del teatro y bajar el telón por imposición de la pandemia fue una salida dolorosa y complicada. Stage es una de las grandes empresas de producción de musicales, que en marzo del 2020 no solo hacía caja y sold out con la historia de Simba, también con el musical de Anastasia. “Ha sido espinoso volver. Casi el 80 % de las entradas que vendemos son de personas de fuera de Madrid. Sin el turismo, en la temporada pasada no salían los números. Ahora la gente tiene ganas de salir y lo estamos viendo en taquilla”, explica la directora.

En el Teatro Lope de Vega de la Gran Vía las marquesinas vuelven a lucir color oro y la preventa resucita el ánimo de los más de ciento cincuenta trabajadores del musical El Rey León. En el escenario de estepa africana, los leones nerviosos mueven la cola, las jirafas calientan garganta después de jornadas sin dar la nota y Timón y Pumba regresan a su dúo musical tras jalar bichos de debajo de las piedras.

El actor de Angola, Ricardo Nkosi, encarna a Mufasa y agita el cuerpo para brincar de nuevo como un auténtico rey felino: “En mi adolescencia tuve que dejar de estudiar porque necesitábamos dinero en casa. Aprendí a cantar en la iglesia y me preparé años y años para los castings del Rey León, era un sueño y no fue fácil”. Nkosi empezó a trabajar como swing, la persona del elenco que conoce todas las posiciones (papeles) y que, en un contratiempo de algún compañero, ocupa su lugar e interpreta el papel. “Antes de la pandemia me pasaron a Mufasa y aunque tengo vértigo y una escena subido a una roca con caída de cinco metros, lo disfruto muchísimo”.

Yolanda Pérez asegura que producir musicales “es muy complicado porque es una inversión enorme y tiene mucho riesgo”. La directora de Stage viaja continuamente a las grandes capitales para ojear y comprar obras que puedan funcionar aquí: “En Broadway solo una obra de cinco tiene beneficios, es por eso que Stage cuenta con un dilatado equipo de marketing que analiza la demanda y tendencias”. La directora se muestra con confianza y asegura: “España es la cuarta potencia mundial en musicales: Broadway en Nueva York, los Teatros del West End en Londres y Hamburgo en Alemania. El público tiene afición y es por eso que en octubre se estrenan en Madrid otros cuatro o cinco musicales importantes”.

Los 'Billy Elliot' esta temporada son los 'Danny Zuko'

El equipo de la otra gran productora nacional, SOM Produce, recibía compungido el fallecimiento de su socio fundador, José María Cámara, el pasado 18 de agosto. El productor gestionaba el Teatro Alcalá, el Teatro Rialto, el Teatro Calderón y el Teatro Nuevo Apolo, y estaba especializado en adaptar títulos de éxito a la escena musical. Es el caso de Billy Elliot, que estrena en Barcelona con nuevo elenco el 9 de octubre después de un éxito absoluto en Madrid. Gran parte del equipo que actuó en Madrid, ahora vuelve a trabajar en Grease.

Marcos Cámara es el productor ejecutivo de Billy Elliot y de Grease: “En España se consume lo que en el término anglosajón se llama feeling good; musicales en los que ya conocemos la historia, nos sabemos las canciones y nos gusta incluso bailarlas. Serían todos aquellos que representan cercanía a nuestro ocio, historia y forma de ser”. SOM Produce tuvo que devolver cerca de 20.000 entradas solo de Billy Elliot en Madrid, y otras 20.000 entradas de la preventa en Barcelona: “Entre el 15 de marzo de 2020 y la primera semana de abril tuvimos que rembolsar dos millones y medio en entradas. Además, hemos hecho un esfuerzo titánico para producir Grease, que ha costado entre tres millones y medio y cuatro”, afirma Cámara.

Las adaptaciones de las coreografías de ambos musicales corren a cargo de Tony Espinosa: “Cuando un musical depende de una franquicia (el musical ya está hecho y se compra tal cual), te exigen que se adapte al original. Con Billy Elliot me llegó de Londres lo que se conoce como biblia de coreografía, un documento donde están dibujadas las transacciones y las coreografías de los números”, explica. A partir de ese marco, Espinosa tiene que hacer un propuesta de baile “que respire el espíritu de la biblia”.

En España se consumen los 'feeling good': musicales en los que ya conocemos la historia, nos sabemos las canciones y nos gusta incluso bailarlas

Estos días está trabajando en Grease, y preparando un futuro musical sobre Matilda, basado en el libro de Roald Dahl. El coreógrafo cuenta que los ensayos están siendo bastante complicados porque “el grupo general son cuarenta y cinco personas, así que hemos tenido que dividirlos en cuatro espacios simultáneos por los protocolos del virus”. A los actores y bailarines se les realiza cada día un test y en los ensayos continúan con mascarilla. “Ahora estamos enlazando las escenas y las transiciones. Llevamos una semana en el teatro trabajando con el departamento de regiduría y maquinaria para unificar el movimiento del atrezo con los números musicales”, dice.

Si hay una empresa que puede vanagloriarse de abrir camino y escuela en el género es Dagoll Dagom, la compañía catalana fundada en 1974 en la que Anna Rosa Cisquella trabaja desde 1976, e incluso milita: “El gusto por el musical se educa, es un lenguaje que si de pequeño lo atiendes, de grande coges cosecha. Hemos producido veinte musicales y los espectadores que han venido con el cole, de grandes, han acudido con sus hijos”.

Cisquella cree que Madrid y Barcelona son potencias porque “la zarzuela ha sido el género popular más consumido y demandado durante siglos” y el musical no es “otra cosa que una zarzuela actualizada”. Estos días anda trabajando codo a codo con tres niñas de 9, 10 y 11 años que serán las protagonistas (por turnos) del primer musical infantil de Dagoll Dagom. “Bye Bye Monstre nace en pleno confinamiento cuando TMB (Transports Metropolitans de Barcelona) lanzó un concurso de relatos para los niños. Con los tres ganadores hemos creado desde cero una pieza muy especial”, cuenta la veterana productora y ahora directora que ansía estrenar el 6 de noviembre y que la normalidad se instaure en la escena.

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