Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Las mujeres saudíes podrán conducir, pero no se deshacen de sus “hombres guardianes”

Las mujeres saudíes podrán conducir vehículos en 2018 gracias a una orden real

Leila Nachawati

“¿Queréis una declaración? Aquí va: Arabia Saudí nunca será la misma. La lluvia comienza con una sola gota”. Así reaccionaba la conocida activista Manal al-Sharif ante el anuncio del levantamiento de la prohibición que durante décadas ha impedido conducir a las mujeres saudíes.

En 2011, Sharif fue conocida mundialmente por desafiar la prohibición al grabarse conduciendo y subir el vídeo a Youtube, un desafío que ya habían iniciado tres mujeres en 1990, arriesgándose a ser detenidas por conducir en público. Diecisiete años y varias campañas después (como Women2drive, liderada por las propias mujeres saudíes), las autoridades han aprobado una nueva ley que permite que las mujeres puedan obtener el permiso de conducir sin solicitar el permiso de un guardián masculino.

El levantamiento de la prohibición, que hasta el 26 de septiembre situaba a Arabia Saudí como el único país del mundo donde las mujeres no podían conducir, se ha anunciado como un triunfo personal de la monarquía frente a los sectores que se oponían a este cambio.

“El rey Salman otorga a la mujer saudí el derecho a conducir”, titulaba el diario Sharq al-Awsat. Un tanto que se apunta en realidad el Príncipe treintañero Mohammad bin Salman, hijo del hasta ahora Rey y autor de un plan que pretende regenerar la economía y la sociedad saudí.

Con esta medida, el Príncipe ya cosecha alabanzas y reconocimientos, entre ellos de las propias beneficiarias del levantamiento de la prohibición. “Te quiero”, decía la propia Sharif en Twitter, acompañando un corazón junto a un rostro sonriente del heredero.

¿El inicio de un cambio más profundo?

Sharif, igual que otras activistas como Loujain Hathloul, se muestra optimista e interpreta la medida como el inicio de un camino en el que las mujeres saudíes podrán dirigir su propio destino. “Las defensoras de los derechos de las mujeres observarán de cerca la implementación de esta nueva ley y continuarán haciendo campaña para abolir la tutela masculina que se les impone. No nos conformamos con nada menos que la igualdad total”, ha señalado en un comunicado publicado tras el anuncio.

Ese camino implicaría el desmantelamiento del concepto de tutela masculina, el mehrem, que supedita los derechos de las mujeres a la figura de un hombre. La limitación de sus derechos se da en lo relativo al matrimonio, el divorcio, la propiedad, la sucesión, la educación, el acceso al empleo o, algo que ha sido especialmente sangrante, la custodia de los hijos. Para viajar, bañarse en una piscina, o abrir una cuenta bancaria las mujeres también tienen que ir acompañadas de su “hombre guardián” correspondiente.

Habrá que esperar para comprobar cuántos de esos cambios se materializan realmente, pero parece significativo que la Policía Religiosa, encargada de velar por el cumplimiento de estas cuestiones, prácticamente haya sido vaciada de contenido en los últimos meses. El jefe de la Policía Religiosa declaraba tras el anuncio de la nueva ley “que las mujeres conduzcan no contraviene la sharia y es cuestión de las mujeres decidir lo que mejor les convenga”.

Es simbólico que la nueva ley se mencionase por primera vez, hace unos días, en un pequeño encuentro con periodistas en la embajada saudí en Washington. “Las mujeres saudíes podrán conducir”, anunció triunfal el príncipe Khalid bin Salman, embajador en Estados Unidos, en un contexto en que las críticas internacionales al Reino han ido en aumento.

Las injerencias externas de Arabia Saudí, con la intervención militar y las masacres de civiles en Yemen a la cabeza, el boicot contra Qatar, y la represión doméstica que ejercen las autoridades contra cualquier forma de disidencia, han puesto a los Saud en el ojo del huracán, a la vez que se los señala como responsables de la expansión de la ideología rigorista en el resto del mundo. La medida podría servir para apaciguar los ánimos de quienes denuncian que en Arabia Saudí nada se mueve.

Según Juan Ramón Martín Menoyo, contable en la Oficina Comercial española en Riad, “en el escenario económico saudí vienen curvas, con planes de ajuste, reducción de subsidios, e implantación de nuevos impuestos. En algo tienen que abrir la mano para que el descontento no crezca”. Según añade, “ese pragmatismo de una de cal y otra de arena es muy característico de las autoridades saudíes”.

Represión en aumento contra activistas y escritores

El levantamiento de la prohibición no ha ido acompañado de medidas reformistas en otros ámbitos. Al contrario, la represión contra escritores, defensores de derechos humanos y disidentes no ha dejado de aumentar desde el ascenso del nuevo monarca al poder.

El Centro de Derechos Humanos del Golfo denunciaba recientemente oleadas de detenciones de escritores y académicos como Mustafa Al-Hassan, que lleva desde el 12 de septiembre en régimen de aislamiento, sin acceso a familiares ni abogados pese a padecer cáncer de pulmón; de clérigos conocidos por desmarcarse de las líneas oficiales; y de defensores de derechos humanos como Issa Al-Hamid y Abdulaziz Al-Shubaili. Continúan en prisión también figuras reconocidas como el abogado Waleed Abu Al-Khair y el bloguero Raif Badawi.

Según Khalid Ibrahim, del Centro de Derechos Humanos del Golfo, en conversación con eldiario.es: “Las autoridades no cesan en su represión de la libertad de expresión, también contra mujeres defensoras de los derechos humanos. La oleada actual de detenciones busca desmantelar el movimiento de derechos humanos en el Reino”.

El reconocido escritor Jamal Khashoggi escribió el 17 de septiembre que su país le resultaba irreconocible. “Nunca ha habido tanto miedo, intimidación, detenciones y humillaciones públicas de intelectuales y líderes religiosos por expresar sus opiniones. Se ha vuelto insoportable”, denunciaba Khashoggi en una carta en la que reflexionaba sobre lo contradictorio de las pretensiones progresistas del Príncipe y la represión de la libertad de expresión.

“He dejado mi casa, mi familia y mi trabajo, y aquí me tienen alzando la voz. Si no lo hiciese estaría traicionando a todos los que se pudren en la cárcel. Quiero que sepan que Arabia Saudí no ha sido siempre como ahora. Los saudíes nos merecemos otra cosa”, añadió.

Etiquetas
stats