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THE GUARDIAN

Canadá busca atajar la llegada de migrantes a través de una carretera fronteriza con EEUU

Migrantes procedentes de Nueva York con destino a Canadá en el paso fronterizo de Plattsburg.

Leyland Cecco

Toronto (Canadá) —

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Un tramo de apenas ocho kilómetros de carretera rural que une el estado de Nueva York con la provincia canadiense de Quebec será uno de los temas clave en la agenda de la primera visita oficial del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a Canadá.

Biden ha comenzado este jueves en Ottawa un viaje de dos días que incluye un encuentro bilateral con su homólogo de Canadá. El encuentro entre los dos líderes se produce en un momento en el que Justin Trudeau intenta frenar un aumento de las solicitudes de asilo entre críticas a la respuesta de su Gobierno a las necesidades de los refugiados.

El año pasado, casi 40.000 personas cruzaron la frontera canadiense por la carretera de Roxham Road, un paso informal en los bosques del norte del estado de Nueva York que se ha convertido en un punto de tensión política en los últimos años.

El aumento, provocado por retrasos burocráticos y acuerdos bilaterales entre ambos países, ha pillado por sorpresa a los gobernantes liberales y ha dejado a la mayoría de los solicitantes de asilo sin la documentación oficial adecuada, mientras esperan que sus casos sean resueltos en el sistema. Las cifras del Gobierno federal muestran que la inmensa mayoría de las personas que llegan a través de Roxham Road aún no ha obtenido permisos de trabajo.

“Canadá no ha tenido que lidiar con solicitantes de asilo en sus fronteras”, asegura Abdulla Daoud, director ejecutivo del Centro de Refugiados de Montreal. “En muchos sentidos, se trata de una situación nueva. Y aunque ahora ha habido un repunte, no se puede negar, la infraestructura de inmigración de Canadá puede hacer frente a un aumento de la población, pero el sistema de asilo no estaba pensado para adaptarse a este tipo de situaciones”, indica.

La mayoría de los solicitantes de asilo huyen de la violencia, la pobreza y la represión política en América Latina. Otros han llegado de lugares tan lejanos como Afganistán, Yemen y Turquía.

Críticas a Trudeau

En febrero, el primer ministro de Quebec, François Legault, exigió al Gobierno de Trudeau que reasentara a los solicitantes de asilo en otras provincias, ante la preocupación de que se hubiera superado la “capacidad de Quebec para hacerse cargo de los solicitantes de asilo”. Por su parte, el líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre, ha pedido el cierre del cruce de Roxham Road.

El Gobierno de Trudeau ha empezado a trasladar a los refugiados de Quebec a las provincias vecinas, pero se ha opuesto a las peticiones de cerrar el paso fronterizo. “El desafío no es decir: 'Oh, deberíamos cerrar este paso'. El reto es cómo cerrarlo, cómo asegurarnos de que la gente no opta por cruzar irregularmente a Canadá, para proteger la integridad de nuestro sistema migratorio pero también mantenernos fieles a nuestros valores”, dijo Trudeau el mes pasado.

Las voces a favor de una revisión también se han visto alentadas por la sucesión de muertes de personas que cruzaban la frontera de forma irregular en un invierno gélido.

El embudo de Roxham Road

Durante décadas, las solicitudes de asilo podían presentarse en cualquier punto de entrada legal de Canadá, donde se tramitaban y admitían a los solicitantes si se aprobaba su solicitud. Esto cambió en 2004, cuando Ottawa consiguió que se aprobara el Acuerdo de Tercer País Seguro, que obligaba a los demandantes de asilo a presentar sus solicitudes en el país al que habían llegado primero.

“Canadá es un país geográficamente remoto y tiene un régimen de visados muy restrictivo. La única frontera terrestre que compartimos es con Estados Unidos. Así que este acuerdo formaba parte de un esfuerzo de muchos años de Canadá por reducir el número de solicitantes de asilo a recibir”, explica Audrey Macklin, experta en Derechos Humanos e Inmigración de la Facultad de Derecho de la Universidad de Toronto. “Como todos los países, quiere menos refugiados”, asegura.

El acuerdo, que Macklin califica de “aberración” respecto a la Convención del Estatuto de los Refugiados, se aplica a los puntos de entrada terrestres, pero no a los cruces irregulares o no oficiales, como Roxham Road. Y este es el motivo por el que una carretera rural se ha convertido en el embudo para los refugiados que intentan buscar una entrada en los 8.000 kilómetros de frontera que separa Estados Unidos de Canadá.

En enero de 2023, la Real Policía Montada de Canadá interceptó a más de 5.000 solicitantes de asilo a lo largo de la carretera, la cifra más alta desde que el Gobierno comenzó a hacer un seguimiento de la afluencia en 2017, tras la victoria del expresidente Donald Trump.

“Los que intentan cruzar no hacen nada ilegal. No es ilegal según el derecho internacional que alguien que es refugiado entre por medios irregulares”, afirma Macklin. “Y no es ilegal bajo la Ley de Inmigración y Protección de Refugiados de Canadá. No están haciendo nada ilegal según la ley de inmigración”, enfatiza.

Se espera que Ottawa ponga sobre la mesa el Acuerdo de Tercer País Seguro durante la visita de Biden. Las autoridades no han avanzado qué tipo de cambios, si los hubiera, podrían plantear. El ministro de Inmigración de Canadá, Sean Fraser, que se ha reunido con su homólogo estadounidense esta semana, ha hablado públicamente de los planes de su Gobierno para “actualizar” el acuerdo, pero no ha detallado en qué consistirían.

“Si el Gobierno federal se propone aplicar el Acuerdo de Tercer País Seguro en Roxham Road, creará un programa de empleo para los traficantes de personas”, dice Macklin. “Y si se refiere a que se extienda por toda la frontera imaginaria de Canadá y Estados Unidos, y no solo a los puntos oficiales de entrada como ahora, entonces está sopesando una fantasía de incalculable coste económico”, opina.

Daoud subraya que se pueden hacer cambios que no exigirían alterar el statu quo del sistema. Por ejemplo, Canadá podría permitir que determinados grupos, como haitianos y venezolanos, presentaran solicitudes de asilo en los puntos de entrada, donde se asigna la mayor parte de los recursos de personal y tramitación migratorios del Gobierno. “Conocemos los problemas demográficos y geográficos”, dice. “Con las soluciones adecuadas, conseguiríamos que esto dejara de ser un problema casi de la noche a la mañana”, sostiene.

Antes del comienzo de la visita este jueves, Radio-Canada ha informado, citando a fuentes, de que el Gobierno de Trudeau ha llegado a un acuerdo con EEUU que permitirá a Ottawa cerrar el paso no oficial de Roxham Road y Ottawa ha acordado acoger a un cierto número de migrantes a través de canales oficiales. Aún se desconocen, sin embargo, los detalles concretos del acuerdo y si se anunciará durante o después de la visita.

El Supremo podría forzar cambios drásticos

Incluso si el Gobierno no está dispuesto a proponer cambios o exenciones, una inminente decisión del Tribunal Supremo de Canadá podría forzar cambios drásticos.

En los últimos años, solicitantes de asilo y organizaciones de defensa de los derechos humanos han cuestionado la constitucionalidad del acuerdo. Se espera una sentencia en los próximos meses y una decisión contraria al Gobierno podría obligarle a abandonar el Acuerdo de Tercer País Seguro.

Pero Macklin, que fue miembro de la Junta de Inmigración y Refugiados, afirma que las autoridades canadienses pueden hacer mucho más. El país ha ayudado recientemente a reasentar a más de 150.000 ucranianos con poca antelación y sin apenas sobrecargar el sistema de inmigración.

“Las cifras de Roxham Road son una pequeña fracción de lo que podemos gestionar, si decidimos que queremos hacerlo de forma ordenada y organizada”, afirma.

“Si no lo hacemos, crearemos y perpetuaremos la idea de que se trata de una crisis que debe gestionarse por medios excepcionales”, añade. “No es una crisis. Podemos gestionarla, pero primero debemos decidir si queremos hacerlo”, concluye.

Traducción de Emma Reverter.

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