El último intento de Lara Eljamala para escapar de Gaza: “España es mi única esperanza, pero rechaza mi visado”
Si le preguntas cómo está, Lara Eljamala dice que ya no sabe contestar, pero lo intenta. La pregunta más fácil, de apariencia automática, pasa a ser la más complicada: cómo está alguien atrapada en un genocidio en curso, tras dos años de bombardeos israelíes, hambre, desplazamientos forzosos y muertes de seres queridos. “Hago todo lo posible por estar fuerte. A veces no puedo sentir nada. Hay algo que lleva muy lejos todos los sentimientos. Estoy exhausta, pero también bloqueada”, describe a elDiario.es esta joven gazatí desde la región central de la Franja. Desde hace un tiempo, su principal motivación para levantarse es lograr marcharse del infierno en que se ha convertido su hogar.
“No puedo sentirme triste, no puedo sentirme feliz en los momentos de alegría. A veces lloro de la nada y otras me río por la cosa más pequeña. Creo que todo esto me está volviendo loca”, continúa Lara, farmaceútica y traductora médica freelance. Después de sobrevivir durante dos años al genocidio de Israel en Gaza, no puede más. La gazatí concentra parte de la poca energía que conserva en un plan: hacer ruido en España, el país donde ha depositado todas sus esperanzas para salvar su vida y la de su familia.
Su tío, el hermano de su padre, es español y vive en Madrid. Él, como tantos otros familiares de palestinos atrapados en Gaza, ha pedido al consulado de España en Jerusalén el traslado de varios miembros de su familia, incluída Lara. La respuesta ha sido negativa. “Este consulado general solo podrá solicitar la evacuación de españoles, sus cónyuges, sus hijos menores de edad y sus padres”, indica un correo electrónico del Consulado al que ha accedido elDiario.es.
Lara, que ya había intentado salir de Gaza junto a su familia en otras dos ocasiones fallidas, no se resignó a lo respondido por Exteriores. Le hablaron de algunos casos de gazatíes evacuados a España que no cumplían con los requisitos reiterados por el consulado y trató de buscarles. Entre desplazamientos forzosos, los estruendos de bombardeos y las lágrimas por seres queridos asesinados, la joven se preguntaba angustiada si había una fórmula para salir de la franja que no hubiese explorado, si había algo que estaba obviando, si hay algo que no estaba haciendo bien. Y encontró a Kayed Hamad.
Cuando el periodista Kayed Hamad, intentó pedir un visado al consulado español en Jerusalén, se chocó con la misma negativa que Lara. El gazatí, además de tener un hermano con residencia española, había trabajado durante décadas como fixer e intérprete para medios españoles y ONG. Decidió apuntar más arriba, y solicitar el visado al Ministerio de Exteriores con el apoyo de sus conocidos en España.
Muchos periodistas españoles con los que colaboró enviaron cartas al Ministerio solicitando la evacuación del gazatí. Después de varios meses, lo logró. Él y su familia lograron salir de la Franja por el paso de Rafah el pasado mes de julio para ser trasladados a España, donde ha solicitado asilo.
Lara conoció el caso de Kayed por los medios de comunicación y contactó con él: “Me dijo que él, como mi padre, tiene un hermano español. Me contó cómo lo hizo y en ese momento sentí que era posible, que había esperanza. Ahora siento que puedo conseguirlo. Pienso que, si voy llegando a gente con más poder, quizá sea posible abandonar este infierno”, reconoce la joven desde Gaza.
“Significa sobrevivir”
Lara empezó a zambullirse en redes sociales y en medios de comunicación en busca de periodistas españoles a los que contar su caso con el objetivo de presionar al Gobierno de España para pedir una flexibilización de los vínculos exigidos para lograr un visado humanitario. “Todo lo que estoy haciendo para irme de este infierno tiene una explicación: estoy viviendo una muerte lenta quedándome en Gaza”, responde Lara a través de audios de Instagram. “Quedarse en Gaza significa una muerte lenta, algo parecido a ir marchitándose por los bombardeos, el hambre, las enfermedades…”.
Sabe que su caso no es el único que se acumula en los despachos del Ministerio de Exteriores. “Quiero decirles que consideren cualquier caso que ellos reciban en sus oficinas. Que recuerden que cada una de esas peticiones significan salvar vidas”, asegura la farmacéutica, que dice haber centrado todas sus esperanzas en la posibilidad de pedir asilo en España. “No imaginas cuánta esperanza yo he puesto en esta petición. Cuánto esfuerzo estoy haciendo aquí, desde mi lugar, desde esta locura, para llegar a la gente. Para hacer más presión. Porque esto significa para la supervivencia. Significa sobrevivir. Está en juego mi vida y la de mi familia. Un nuevo principio, una nueva oportunidad. Esto significa mucho para nosotros”.
Durante los primeros meses de la invasión de Gaza, la joven no pensó en irse. “Me sentía deprimida, no quería abandonar la ciudad ni la Franja, quería morir aquí con mi familia mientras sufríamos todo lo que estábamos sufriendo”, recuerda la mujer. Pero los meses pasaban, el nivel de destrucción se multiplicaba y aguantar en una Gaza asediada, a la espera de un acuerdo de paz que no llega, se ha tornado inasumible.
En marzo de 2024, Lara intentó cruzar la frontera por primera vez. “Tomamos la decisión después de abandonar nuestra casa en la Ciudad de Gaza después de resultar afectada por los bombardeos. En ese tiempo, la Armada isrelí con invadir la ciudad. Estábamos muy lejos de nuestra casa, no podíamos volver y no teníamos donde ir”. Al haber tenido que desplazarse al sur, decidieron intentar atravesar la frontera con Egipto cuando aún era posible.
“Buscamos una empresa de transporte y pagamos por todos los miembros de la familia 5.000 dolares para atravesarla frontera en ese tiempo. Era una empresa egipcia que controló la frontera durante un tiempo. Pagamos todo y nuestros nombres estaban en la lista, pero la frontera se cerró antes de que pudisemos salir de la ciudad en ese tiempo. Por lo que estamos bloqueados aquí”, detalla.
El segundo intento para abandonar Gaza fue a través de su hermana, que tiene nacionalidad egipcia. “Ella fue al Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio y envió una solicitud para evacuar a mi familia. Pero, literalmente, el oficial rompió los papeles y la amenazó con que, si no se iba o volvía a pedirlo, tendría consecuencias”, apunta. “En ese momento, ella se fue y nunca volvió allí”.
El inicio de sus intentos con el Gobierno de España después de la invasión isaelí de la ciudad de Gaza. Ella y su familia estaban desplazados en Deir al Ballah, cuando un ataque acabó con la vida de siete familiares. Fue entonces cuando empezaron a llamar a la puerta de España.
Desde el 7 de octubre de 2023, Lara y su familia han sufrido ocho desplazamientos forzados. El último tuvo lugar días antes de la operación impulsada por Israel en septiembre en la Ciudad de Gaza. “Llevamos casi dos años sin que paren los bombardeos. Por eso vivimos en incertidumbre constante y todo este tiempo nos ha dejado agotados”, indica la joven farmacéutica, quien también ha lanzado un proyecto para apoyar a niños que han perdido a sus padres en la Franja.
“Mi familia también está intentando mantenerse fuerte. Pero cada día nos trae nuevos miedos y ansiedades. Nosotros sobrevivimos. Esa es la palabra clave. Nosotros no estamos viviendo. Estamos sobreviviendo. Y esto realmente está asesinándonos”, lamenta.
“Yo solo quiero irme con dignidad y seguridad ”, explica la gazatí. “Como cualquier persona en este mundo, merezco vivir en un lugar seguro. Quiero tener una oportunidad de construir mi futuro. Necesitamos salir de esta locura”.
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