Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.
Una cita para aprender a hacer ciudades dignas de ser amadas
Quizás no haya lugar más apropiado en España para hacer este año un encuentro sobre bicis y mejores ciudades que Valencia. La capital levantina ha sido históricamente una de las adelantadas en esta materia pero últimamente está muy a tope. Ejemplo: en doce meses, el anillo ciclista ha incrementado su uso en un 30% y ha hecho que el tráfico de coches en su entorno de influencia se reduzca más del 2%. Bien por el Ayuntamiento, muy bien por la gente que hace suyos los cambios y también muy bien por Valencia en Bici, el colectivo local que lleva más de dos décadas reclamando este tipo de actuaciones y muchas otras y que hoy sigue fresco como una lechuga y con ganas de que la ciudad siga siendo más habitable. Y por esta razón, porque cuando se habla de fomentar la bici se habla de fomentar una vida mejor, han llamado como han llamado al evento del que toca escribir aquí hoy.
València Ciutat Amable es el nombre de este sarao que tiene lugar del 16 al 20 de mayo. “Para nosotros —habla Belén Calahorro, coordinadora del asunto, miembro de Valencia en Bici, impulsora de Aula en Bici—, la bicicleta no es un fin sino una herramienta para lograr mejorar no sólo la movilidad, sino transformar la ciudad en materia de espacio público y de derechos; para que el diseño y el concepto de lo urbano tenga en cuenta por igual las necesidades de todos”. El programa, por eso y como ya ocurrió en la edición del año pasado en Zaragoza, es mucho más que el XV Congreso Ibérico de la Bicicleta de Conbici y la Federación Portuguesa de Cicloturismo y Usuarios de la Bicicleta (FPCUB): es un foro para avanzar en el buen desarrollo de las ciudades —llamado La bicicleta y la ciudad—, un Encuentro de mujeres ciclistas y un festival —Bicifest— que se vive y se comparte por las calles de Valencia. De hecho, y como me cuenta Belén, que también es parte de la Junta Directiva de Conbici, generar actividades de este calibre que se abran a la ciudadanía y que miren mucho más allá del manillar es uno de los retos de este colectivo de colectivos.
La agenda que empieza el miércoles 16 va cargada. Hay un plenario inicial al que el Ayuntamiento de Valencia ha invitado a alcaldes de toda España para buscar compromisos y no sólo promesas; hay, en esta línea de implicar a las administraciones, una reunión de la Red de Ciudades por la Bicicleta y otra para seguir con el Plan Estratégico de la Bicicleta. Además, hay ponentes internacionales de postín, como Morten Kabell, director general de la consultora danesa Copenhaguenize, o Lake Sagaris, la escritora, urbanista y activista canadiense residente en Chile. Y también hay más gente llegada de fuera para compartir experiencias, activistas de distintos países de América Latina (Colombia, México, Chile…) en los que los colectivos ciclistas están llenos de energía, creatividad y capacidad de movilización. Un ejemplo es Bere Zambrano, miembro del grupo Bicitekas de la Ciudad de México, que estará en Valencia para explicar cómo tras el terremoto del 19 de septiembre se activó un movimiento ciudadano horizontal para análisis de daños y asistencia que llegó donde el estado no era capaz de llegar. Y llegó en bici.
Para quienes sí y para quienes no
Como digo, el programa del congreso, dividido en cuatro ejes, tiene mucha miga y, aunque aún quedan propuestas y nombres por subir a la web, se puede ir consultando aquí. Trata casi todos los palos del asunto de la bici y muchos de la ciudad y tiene una mirada muy enfocada a temas de participación y de inclusión. “Claro —me explica Belén—, todo viene de ese concepto de amabilidad, que tiene relación con la empatía, con ver lo que el otro necesita”. Y en ese “otro” la organización también ha tratado de tener en cuenta a quien no va en bici e incluso a quien puede estar un poco mosqueado con el asunto: hay un par de mesas dedicadas a los efectos no deseados de las políticas pro-bici y otra a luchas vecinales que no necesariamente tienen que ser convergentes con las de la movilidad sostenible.
Pero quizá lo que mejor represente esa ambición de participación e igualdad sea el Encuentro de mujeres ciclistas, que continúa el celebrado el año pasado en Zaragoza. “Se trata —explica Belén— de generar un espacio para que nos encontremos y sigamos avanzando en las transformaciones necesarias. No es sólo que el mundo de la bici, tanto en su uso diario en las ciudades y en el deporte, esté muy masculinizado, es que también lo está el sector de la movilidad y, por supuesto, el diseño urbanístico”. Las actividades de este encuentro, por mujeres y para mujeres, incluyen mesas redondas, talleres, salidas en grupo y algunas otras que ya están en marcha, como una acción de difusión del Congreso a través de flyers que se están dejando en las bicis de la ciudad, con ilustraciones y poemas a cargo de un grupo de creadoras al que han llamado #MujeresCreativasCiclistas.
¿Más? Pues hay más, claro, pero por mucho que siga contando no podré igualar la sensación de ir un fin de semana de primavera a Valencia para aprender formas de hacer ciudades más amables. Por cierto, que he visto por ahí que la etimología de la palabra viene del latín, de amabilis, que significa “digno/a de ser amado/a”. Pues eso.