Los circuitos de la corrupción

No hay lugar a dudas, el dinero que entra en el circuito de la corrupción, desaparece para siempre de nuestra economía, de la economía de los ciudadanos de a pie. Es importante que empecemos a percibir la corrupción como la causa directa y cercana de muchas de las carencias que estamos sufriendo como sociedad. Por eso la queja ya no es suficiente, hay mucho que aún no sabemos y la información es fundamental para erradicar ésta lacra.

Lo que conocemos como finanzas éticas y fiscalidad justa, pasa por que el ciudadano conozca en qué se está empleando el dinero que religiosamente y cada vez con más esfuerzo, paga mediante sus impuestos. Pasa también porque ese ciudadano desee involucrarse e influir en las decisiones que afectan a su vida en cuestiones fundamentales, como la enseñanza, la sanidad o la educación.

Y es que lo que nos jugamos no es poco; basta hacer un sencillo cálculo para darnos cuenta de la magnitud de dinero que podría desviarse desde nuestros impuestos hasta los circuitos de la corrupción: la contratación pública supone el 16% de nuestro PIB, calcular una comisión corrupta media de un 3% (que es el porcentaje que nos lanzan los últimos informes) nos llevaría a la apabullante cifra de 160.000 millones de euros al año del conjunto de administraciones públicas.

Hagan ustedes sus cábalas y vinculen esa cifra a lo que podríamos recuperar en beneficios sociales con 160.000 millones de euros: ¿no habría desahucios? ¿podrían subirse las pensiones más paupérrimas de nuestros mayores? ¿Cómo mejoraría la asistencia sanitaria? En cualquier caso, la brecha de desigualdad social a la que asistimos podría verse cada vez más desdibujada. La corrupción se cobra un alto precio que detrae del bien común y ser consciente de esto es el primer paso para cambiar.

Con el objetivo precisamente de dar a conocer esta cara de la corrupción que no parece tan noticiable, el próximo viernes 20 de marzo, tendrá lugar en Barcelona el estreno del Documental “Corrupción, el organismo nocivo” . Tras casi 2 años de trabajo y sin contar con financiación institucional o subvención ninguna, será el primer documental que expone la corrupción de esta forma, que consigue estrenarse en el cine y que podrá verse en diferentes ciudades del país.

Además del enfoque económico, el otro foco del documental se centrará en dar visibilidad a las personas que han denunciado la corrupción, cómo ha sido el proceso de convivir con la presión laboral y social que les envuelve y como deciden dar el paso para denunciarla. El cercano y conmovedor relato de estas personas pone de manifiesto la indefensión y situación de amenazas en las que viven las personas que la han denunciado.

Conocerles y saber los procesos que han vivido facilitará percibir la corrupción de forma más próxima y apelará a la conciencia del espectador. Es preciso, y posible según los protagonistas del documental, plantarle cara bajo una toma de conciencia colectiva de urgencia, partiendo del ejemplo de quienes sí se han opuesto a ella de una u otra manera.