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Bruselas permitirá a los 27 dar las mismas ayudas que otros países fuera de la UE para evitar la fuga de empresas

El canciller alemán, Olaf Scholz, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente francés, Emmanuel Macron, en una imagen de archivo. EFE/OLIVIER HOSLET

Irene Castro

Bruselas —

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Bruselas amplía el margen para que los 27 sean competitivos y atractivos para la industria. La Comisión Europea ha prolongado hasta el 31 de diciembre de 2025 el Marco Temporal de Crisis (al que ahora añade la coletilla de Transición) con el que los estados miembro inyectar ayudas de estado para atraer a las empresas. O que no se vayan a EEUU o China, que han abierto una guerra de subsidios. El gobierno comunitario flexibiliza, además, las condiciones para conceder esas subvenciones o exenciones fiscales e incluye una novedad: los 27 podrán igualar las ofertas que las empresas reciban fuera de la UE.

La intención es evitar que los titulares como el de que Volkswagen se está planteando llevar su futura fábrica de baterías a EEUU por los beneficios que le aporta la ley de reducción de la inflación (IRA) se hagan realidad. Así, la Comisión Europea autoriza a los estados miembros a brindar un mayor apoyo a las empresas “cuando exista un riesgo real de que las inversiones se desvíen fuera de Europa”. “En esas situaciones, los estados miembro pueden proporcionar la cantidad de ayuda que el beneficiario podría recibir por la inversión equivalente en una localización alternativa o la cantidad necesaria para incentivar a la empresa a ubicar la inversión en la ubicación alternativa en el Espacio Económico Europeo si es más barato”, señala en un comunicado.

¿Y cuáles son los “casos excepcionales” en los que se permitiría esa flexibilización? Para empezar la flexibilización de las ayudas de estado está pensado para sectores clave de la transición ecológica, como baterías, paneles solares, turbinas eólicas, bombas de calor y electrolizadores. Además, las contraofertas tienen una salvaguardas: se podrán beneficiar de ellas las inversiones que tengan lugar en las zonas asistidas, es decir, las que tienen un menor desarrollo y, por tanto, acceso a los fondos regionales (un 66,29% del territorio español) o aquellas que estén en tres estados miembro y al menos en dos zonas asistidas (una de ellas con un porcentaje del PIB menor al 75% de la media europea). También exigirá que la empresa beneficiaria utilice la tecnología de producción más avanzada desde el punto de vista medioambiental y que no incentive la deslocalización de inversiones dentro de la UE.

“Las normas sobre ayudas estatales, y en particular el Marco Temporal de Crisis, han ayudado a los Estados miembros a amortiguar el impacto de la crisis actual en Europa”, afirma en un comunicado la vicepresidenta de Competencia, Margrethe Vestager, sobre la flexibilización que empezó siendo temporal por la pandemia y que se ha ido prolongando por la guerra en Ucrania, primero, y por la competencia de China y EEUU, después Nuestras normas permiten a los Estados miembros acelerar las inversiones 'Cero Emisiones' en este momento crítico, al tiempo que protegen la igualdad de condiciones en el mercado único y los objetivos de cohesión“, agrega en un comunicado.

La flexibilización de las ayudas de estado ha generado suspicacias en el seno de la UE dado el temor a que se rompa el mercado único. La propia Vestager advirtió de que Alemania y Francia concentran casi el 80% de las subvenciones concedidas al amparo del Marco Temporal de Crisis. De los 672.000 millones de euros en planes de subvenciones nacionales aprobados por Bruselas en virtud de las normas de emergencia, “el 53% de las ayudas estatales aprobadas ha sido notificado por Alemania, mientras que Francia representa alrededor del 24%”, es dijo en una carta enviada a los ministros.

La flexibilización de las ayudas de estado es la primera pata del paquete que prepara la UE para la competición comercial focalizada en la transición ecológica a raíz de los subsidios anunciados en EEUU y se ha anunciado la víspera de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se reúna en Washington con Joe Biden. “La nueva ley de Cero Emisiones de la industria identificará objetivos claros para la tecnología limpia europea para 2030. El objetivo será focalizar las inversiones en proyectos estratégicos que cubran toda la cadena de suministros”, dijo la alemana sobre la segunda pata de esa propuesta.

El tercer elemento es la reforma del sector eléctrico. De acuerdo con el borrador adelantado por Contexte, la intención de Bruselas limitar la intervención de los precios a los casos de crisis energéticas. También pretende impulsar los contratos a largo plazo. El cuarto punto es incrementar la extracción, refinado y reciclado de las materias primas estratégicas en la UE para ganar autonomía. El objetivo es “reducir en más de la mitad” el tiempo que se tarda en obtener un permiso para extraerlas, que ahora es de hasta cinco años, así como recortar burocracia creando una ventanilla única, según ha explicado en una nota el comisario de mercado interior, Thierry Breton.

“Europa tiene que maximizar el uso de sus limitados, pero no insignificantes recursos. Europa representa menos de un 3% en el presupuesto de exploración global y la mitad viene de tres Estados miembros: Finlandia, Suecia y España. Si queremos cubrir una parte de nuestras necesidades con capacidad doméstica, tenemos que revertir esta tendencia”, ha agregado. No obstante, en Bruselas son conscientes de que no habrá autosuficiencia en el continente, pero aspira a cooperar con lo que Von der Leyen bautizó como Club de Materias Primas Críticas al que invitó a países como EEUU o Ucrania.

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