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Un estudio del FMI diseña un IVA progresivo que compensa en tiempo real a los consumidores más pobres

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante una rueda de prensa.

Daniel Yebra

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Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) diseña un IVA “progresivo” que compensa en tiempo real a los consumidores más pobres. La propuesta, firmada por los economistas Artur Swistak y Rita de la Feria, contempla que se usen las nuevas tecnologías para devolver parte del impuesto sobre el valor añadido (el IVA) en el momento de la compra según el nivel de renta de quien paga.

Lo primero en lo que hay que detenerse para entender esta propuesta es definir qué es un impuesto “progresivo” y por qué el IVA no lo es. En términos muy básicos, la progresividad fiscal consiste en que quienes más ganan paguen más tributos y quienes menos ingresan paguen menos, favoreciendo una redistribución de la riqueza justa. El IVA es regresivo porque si es de un 21% sobre el precio de un producto o de un servicio es igual para todos los consumidores, ya cobren el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o se trate de Amancio Ortega (el fundador de Inditex y una de las personas más ricas del Planeta).

Esta “regresividad” del IVA ha obligado a los distintos gobiernos a establecer distintos tipos para el mismo impuesto, con porcentajes reducidos o superreducidos para los productos o servicios básicos. Por ejemplo, apoyando el consumo de alimentos de primera necesidad, como el pan o la leche, o amortiguando una escalada de precios, como ha ocurrido con la factura de la luz desde el 2021 y la reducción temporal de su IVA, hasta el mes pasado —cuando el Ejecutivo de coalición decidió devolverlo al nivel previo al inicio de la crisis de inflación, el 21%—.

El comité de expertos para la reforma fiscal en España ya señaló en su 'libro blanco', publicado en 2022, que el IVA pierde muchos ingresos por los múltiples productos y servicios asociados a los tipos reducidos y superreducidos —exactamente, calculó un agujero de cerca de 30.000 millones, alrededor de dos puntos de Producto Interior Bruto (PIB)—. Aun así, la inflación y la resistencia del consumo han propiciado sendos récords de recaudación del IVA en 2022 y en 2023.

El informe de la reforma fiscal para España planteó la eliminación de los tipos reducidos, acudiendo a un tipo común, que podría ser más reducido [de un 15%] que el general actual. Eso sí, con la necesidad de que se crearan compensaciones para las rentas bajas, evitando que este impuesto sea netamente regresivo.

El comité de expertos admitió que se trata de una medida que precisa de un largo periodo de tiempo para llevarlo adelante. La realidad estaba justificando su prudencia, dado que la respuesta fiscal a la crisis de inflación incluyó rebajas del IVA, no solo de la electricidad, sino también del gas o de los alimentos. Ahora, el estudio del FMI ofrece una solución.

El 'libro blanco' para la reforma fiscal tenía su propia fórmula: establecer un sistema de prestaciones directas a las personas con menos recursos, o introducirse una deducción reembolsable en el IRPF (en la declaración de la Renta), con esos mismos beneficiarios —“lo que refuerza la propuesta que realiza el Comité en el apartado 2 del capítulo I del 'libro blanco' de extender la obligación de declarar en el IRPF”, incide el comité de expertos—.

“Estas fórmulas de aplicación general son compatibles con el establecimiento de compensaciones específicas para los consumidores en aquellas entregas de bienes y prestaciones de servicios básicos en los que sea posible discriminar en función de la renta de las personas o los hogares (como la luz, el agua, la calefacción o el transporte)”, prosigue.

La propuesta del FMI

“El IVA progresivo propuesto no pretende sustituir a los impuestos sobre la renta existentes [el IRPF, que sí es progresivo y que se analizó recientemente en esta información], ni requeriría una revisión completa de los sistemas fiscales, sino que está diseñado para responder a una pregunta muy específica: ¿cómo puede abordarse eficazmente la regresividad inherente del IVA, sin comprometer la eficiencia y evitando la resistencia política a las reformas fiscales[...]? La respuesta está, en líneas generales, en el aprovechamiento de las nuevas tecnologías fiscales digitales”, explican Artur Swistak y Rita de la Feria.

“Los avances de la última década en el uso de la tecnología digital por parte de los sistemas tributarios son nada menos que extraordinarios”, aseguran estos dos expertos en su informe. En la actualidad, se aplican en distintos países diversos tipos de tecnología antifraude en tiempo real: desde el 'Golden Tax System' de China, que funciona como un mecanismo de compensación de facturas centrado en las transacciones B2B [transacciones entre empresas], hasta el 'Split Payment Mechanism', introducido por primera vez en Polonia y aplicado ahora en varios estados europeos, que actúa como un mecanismo de recaudación de facto.

“A efectos de un IVA progresivo, los sistemas en tiempo real más prometedores son los que exigen la notificación sistemática de las transacciones B2C [entre empresas y consumidores] a los almacenes de datos, para evitar la infradeclaración”, comentan Artur Swistak y Rita de la Feria. Existen ya algunos sistemas de este tipo, que “conectan las cajas registradoras del sector minorista a almacenes de datos masivos, que registran todas las transacciones B2C en tiempo real”.

Por ejemplo, en Portugal, donde “la información de la factura enviada al almacén de datos identifica a los contribuyentes individuales, a través de sus números de identificación fiscal personales”, añade. “El sistema está concebido como un incentivo positivo para el cumplimiento: si los consumidores solicitan que se añada su número de identificación fiscal a la factura electrónica, obtienen dos beneficios”. Uno, la factura es añadida a una lotería mensual. Dos, parte del IVA pagado se deduce de su liquidación del impuesto sobre la renta (del IRPF).

“El sistema portugués demuestra el potencial de la tecnología en tiempo real para identificar y potencialmente validar el estatus y el derecho de los contribuyentes individuales”, opinan Swistak y De la Feria.

“Las nuevas tecnologías digitales, en particular la tecnología en tiempo real, ofrecen importantes oportunidades para disminuir la regresividad del IVA, conservando al mismo tiempo las ventajas políticas y administrativas de un IVA de base amplia, recaudado a un tipo único”, inciden.

Los beneficios y los riesgos

El estudio del FMI presenta diferentes modelos para implementar este “IVA progresivo” y enumera sus beneficios. Uno de los principales: el aumento de la equidad. “Un 'IVA progresivo' tiene un impacto positivo en la reducción de la desigualdad, que va más allá de la mera disminución de la regresividad”, recalca.

El uso de la tecnología en tiempo real bajo nuestra propuesta de 'IVA progresivo' conlleva otras ventajas, “que no son insignificantes”. Por un lado, desaparecen “los costes de tesorería” al desaparecer la disparidad temporal entre el pago del IVA y los cobros de prestaciones o ayudas por parte de las personas vulnerables. Por otra parte, “el uso de tecnología en tiempo real reduce la posibilidad de estigmatización de la asistencia social”.

También habría “ganancias de ingresos” y un “aumento del cumplimiento”. “No obstante, deben considerarse los nuevos riesgos de fraude. El más importante de ellos es el posible intercambio (o venta) del monedero digital o del número fiscal por parte de personas con ingresos más bajos, por parte de hogares que no tienen derecho a beneficiarse de la compensación del IVA”, observa el estudio del FMI. “Este riesgo, aunque siempre presente, se ve sin embargo considerablemente limitado por el establecimiento de un umbral máximo de compensación”.

“El segundo riesgo de fraude es el aumento de los incentivos a la infradeclaración de la Renta, ya que con el 'IVA progresivo' no sólo supondrá una ventaja en términos de impuestos sobre la renta, sino que también conllevará una ventaja en términos de IVA”, continúa.

En cuanto a las amenazas para la protección de la vida privada, “hay que reconocer que estas nuevas tecnologías son extremadamente intrusivas. Por lo tanto, su utilización por parte de las administraciones tributarias no está exenta de riesgos significativos, especialmente en el contexto de posibles ataques de ciberdelincuencia y del posible uso indebido de los datos recopilados por parte de regímenes autocráticos, así como de riesgos de algoritmos sesgados”, concluyen los expertos del FMI.

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