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Fallece Manuel Jove, el carpintero que creó un imperio del ladrillo y vendió un minuto antes de la crisis

El empresario gallego Manuel Jove.

José Precedo

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El empresario gallego y presidente de la corporación Inveravante, Manuel Jove, ha fallecido esta madrugada en su casa de A Coruña, tras un año de lucha contra una larga enfermedad “contra la que ha peleado con fuerza, fiel a su talante”, según ha informado la corporación empresarial.

Jove era conocido en el mundo empresarial como el carpintero coruñés que se esculpió a sí mismo hasta colarse en la lista Forbes. El tiburón que desplumó en 2006 a otro pez gordo del ladrillo, Fernando Martín, colocándole la inmobiliaria Fadesa por 4.000 millones de euros a las puertas de la depresión inmobiliaria.

En 2016 había regresado al ladrillo con Avantespacia, una filial que colgaba de Inveravante, la multimillonaria corporación nacida de la venta de Fadesa en 2006 para diversificar el dinero recibido de Martín en hoteles, centros comerciales, bodegas, empresas energéticas y hasta una petrolera en Colombia, y que creó junto al BBVA. Los tratos de Jove con el banco venían de atrás, de cuando en 2007 se convirtió en el primer accionista individual de la entidad que presidía Francisco González, ahora vilipendiado por sus tratos con el comisario José Manuel Villarejo, al hacerse con el 5% de las acciones. Pese a tener derecho, renunció a sentarse en el consejo de la entidad financiera.

Nacido en A Coruña en 1941, estaba casado y tuvo tres hijos, pero en 2002 falleció su hija mayor, María José. De origen humilde, sus comienzos fueron en el taller de carpintería que su padre tenía en A Coruña, lugar en el que empezó a trabajar cuando tenía 11 años. Sin apenas estudios, emigró muy joven a Alemania, pero volvió para montar su empresa. Fracasó tres veces con otros tantos proyectos empresariales pero siguió insistiendo.

Entonces llegaron los felices 90 y 2000 que lo auparon a la cima del podium inmobiliario. Durante los años previos a la burbuja se dedicó a comprar grandes bolsas de suelo rústico. Cada recalificación era un gordo en la lotería para su cuenta de resultados. En sus balances, las fincas, sin permisos para edificar, se denominaban “suelo preurbanizable”. “Pendientes de tratar con el concejal”, como los llamó maliciosamente entonces alguna promotora rival. Hubo ayuntamientos que expropiaron fincas a seis euros el metro cuadrado que luego Fadesa trataba de vender ya como viviendas en el mercado residencial para extranjeros a 240 euros el metro.

Por el camino, Jove y su exitosa promotora dejaron algunos cadáveres. Como la polémica urbanización de Miño (en A Coruña) que llevó a la ruina al Ayuntamiento. El Costa Miño Golf pretendía edificar en pleno boom inmobiliario 1.217 viviendas y parcelas con vistas a un campo de 18 hoyos. El Tribunal Supremo sentenció que el Gobierno municipal debía pagar 25 millones de eeuros a los vecinos expropiados por la baja tasación que se hizo entonces para los terrenos ocupados por Fadesa.

El municipio de O Pino, pegado a Santiago de Compostela, donde la promotora coruñesa intentó desarrollar un controvertido polígono industrial pegado al aeropuerto de Santiago, tuvo un problema parecido. Al final fueron los ayuntamientos (ambos gobernados por el PP) los que acabaron abonando la factura.

Mucho antes y en el centro de A Coruña, Fadesa obtuvo un permiso ilegal en 1997 del entonces alcalde socialista, Francisco Vázquez, para levantar uno de los edificios más altos de la ciudad. Las sucesivas sentencias del Supremo que ordenan demoler los últimos pisos siguen pendientes de ejecución.

Su periplo empresarial, que lo llevó a la lista de los más ricos de España (ocupó el lugar número 12 empatado con Florentino Pérez con un patrimonio de 2.000 millones de euros), ha dejado otros importantes agujeros a las arcas públicas. Es el caso de la empresa de moda Caramelo, que acaba siendo liquidada por el propio Jove. El empresario la compró al borde de la quiebra en 2007 para intentar reflotarla. No fue capaz y en el intento se han consumido treinta millones de euros en subvenciones y créditos de la Xunta de Galicia, primero con el PSOE y luego con el PP.

Uno de los dirigentes políticos que se sentó con Jove en diversas reuniones lo recuerda como “un hombre prudente que habla solo cuando tiene algo que aportar y, a diferencia de otros de su especie, te trataba siempre con respeto y estaba al tanto de la política. No era un nuevo rico al uso, aunque yo siempre tuve la impresión de que su principal virtud es que supo rodearse bien. De aquella cabeza no podía salir todo lo que hizo”.

Acusado de estafa, ganó todos los juicios

El empresario le ganó todos los juicios al expresidente del Real Madrid Fernando Martín, el constructor con el que cerró la venta de su emporio en apenas 48 horas en 2006 y que año y medio después le acusó en los tribunales de una estafa de 1.500 millones de euros por una supuesta mala valoración de los activos. Aquella opa amistosa acabó como el rosario de la aurora: Fadesa se convirtió solo año y medio más tarde en la mayor quiebra de la historia de España.

El pleito por la supuesta estafa, que ganó Jove, aireó algunos trapos sucios de la venta. El fundador de Fadesa contó al juez que en los meses posteriores a la operación que Martín le dijo que necesitaba 200 millones de euros o lo llevaría a los tribunales. Jove lo interpretó como una amenaza pero aún así accedió a comprar a Martinsa seis hoteles en Cataluña y Galicia por esa cantidad.

Esa, medio obligada, no fue la única operación inmobiliaria que desarrolló Inveravante esos años: levantó un centro comercial y de ocio en A Coruña (Marineda City) que inauguró como uno de los mayores de España y luego vendió; desarrolló complejos urbanísticos en Casablanca y Tánger (Marruecos) donde Jove llegó a ser condecorado por el rey Mohamed VI, y realizó operaciones en Rumanía, en México, en Brasil con centros turísticos o de transportes.

Por si no fuera suficiente la aplastante victoria de Jove frente a Martín en los tribunales, este quiso dejar patente también la goleada en el mercado: a finales de 2015 el empresario coruñés decidió acudir a la subasta y recomprar a los administradores concursales de Martinsa-Fadesa algunos terrenos que ya habían sido suyos. Fincas que había vendido en 2006 por 80 millones de euros las recuperó por cuatro millones.

Fuera de sus negocios, la familia Jove puso en marcha una fundación que lleva el nombre de su hija mayor, María José (llamada a ser la heredera de la gestión y que falleció en 2002 por un aneurisma cerebral) para atender a la infancia y a las personas con discapacidad y es propietaria de una importante colección de arte.

Pese a los claroscuros de Fadesa, en Galicia se ha impuesto la leyenda del hombre hecho a sí mismo. El empresario paternalista que daba fiestas con orquesta para todos sus empleados una vez al año y que no cae en grandes lujos: con yate, sí, pero de apenas 20 metros de eslora, una chalana, al lado de las embarcaciones de sus compañeros de lista en Forbes. Y el jet privado era un “instrumento de trabajo más”.

El tiburón de los negocios, contaban quienes estaban cerca de él, era un hombre comprensivo que siempre ha ayudado a sus empleados en dificultades. Y que dedicaba su tiempo de ocio a construir muebles con sus propias manos en la carpintería que instaló en su chalé de Culleredo, a las afueras de A Coruña. El oficio que aprendió de su familia en la infancia.

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