La banca vuelve a tirar de las vajillas para compensar la poca rentabilidad de sus productos
La remuneración en especie parecía una práctica pasada de moda. Pero no es así. Sigue muy viva, favorecida por los bajos tipos de interés. Los bancos aprovechan dos factores para captar clientes a bajo precio, es decir, con regalos. Uno, y en primer lugar, que el precio del dinero que establece el BCE está en mínimos históricos y, dos, y como consecuencia de lo anterior, que los clientes más conservadores aceptan el envite siguiendo la máxima de “para lo poco que me dan, mejor me llevo la vajilla”.
El beneficio para las entidades es doble, puesto que al comprar grandes cantidades de productos de consumo, son capaces de negociar precios muy competitivos con los proveedores. En definitiva, el banco se ahorra prácticamente la retribución. Miguel Ángel Bernal, del IEB, afirma que esta estrategia sigue teniendo éxito, “si no, la banca la habría abandonado”. Su eficacia es tal, que algunos expertos recuerdan que BBVA la exportó al otro lado del Atlántico, cuando entró en México, con una gran aceptación.
Aunque cualquier tipo de cliente puede verse seducido por este producto, sí hay un perfil que es el más habitual. Bernal, apunta a las personas de entre 45 y 50 años –que en teoría son las que cuentan con mayores ahorros-, generalmente en los ambientes rurales, muy conservadores financieramente hablando y con cultura financiera baja. En un principio, el segmento objetivo fue el público femenino, de ahí que los productos estrella de los depósitos con regalo estén relacionados con el menaje del hogar.
Pero las entidades han ido abriendo el abanico, de tal forma que adaptan el regalo al público objetivo y lo incluyen en otros productos financieros distintos del depósito. Bernal observa que la campaña de Banco Popular de captar la domiciliación de la nómina con el obsequio de un iPad va dirigida, fundamentalmente, a los jóvenes, mientras que los múltiples regalos tecnológicos que se ofertan con los planes de pensiones van encaminados al público masculino de mayor edad.
También parece existir un patrón común en cuanto a las entidades que optan por los depósitos con regalos, dado que, curiosamente, todas son cajas de ahorro. Entre ellas, las grandes: La Caixa y Caja Madrid –ahora Caixabank y Bankia–. Hasta tal punto están tan enganchadas estas entidades por esta táctica que sus productos sin remuneración dineraria están bajo epígrafes inequívocos: depósito con regalo o depósito con remuneración en especie (ver cuadro).
Bankia y Unicaja podrían ser polos opuestos en cuanto a la variedad de obsequios. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri se decanta mayoritariamente por enseres del hogar para captar clientes que representan una remuneración inferior al 2% y sólo ofrece un producto tecnológico que implica una TAE (Tasa Anual Equivalente o, lo que es lo mismo, lo que rendiría el producto) del 2,06%.
Unicaja es la entidad que más apuesta por la modalidad de pago en especie, ya que ofrece nada menos que doce regalos diferentes, cada uno de ellos disponibles hasta en cuatro plazos distintos, en función de la capacidad de ahorro del cliente (ver cuadro). Kukxabank es la entidad cuyos regalos ofrecen menor rentabilidad, puesto que ninguno de sus enseres de cocina supone una TAE superior al 1,5% (y el más bajo es el que ofrece BMN, cuyo juego de dos sartenes apenas renta un 0,5%).
Los inversores que opten por un producto de este tipo deben tener en cuenta que el objeto que proporciona el banco no está libre de coste: hay que hacer cuentas con Hacienda. Es decir, el ahorrador deberá abonar el 21% del valor de los obsequios, cantidad que el banco restará de la cuenta corriente asociada al depósito bancario.