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¡Larga vida a la ropa usada!

Isaac Altable

Los armarios menguan según se acumula ropa. Prendas y prendas que van llegando. Y, de repente, un atillo de camisas, camisetas, pantalones o abrigos se lía con premura y va directa al contenedor. En el mejor de los casos puede llegar a algunas campañas benéficas pero en otras muchas ocasiones, derechito a la basura. Se calcula que unos siete kilos de ropa por persona son destinadas al desuso cada año.

Toda esa materia prima está, en bastantes casos, en buen estado. La prenda puede haberse pasado de moda, puede haberse descosido en lugares ya irrecuperables o, símplemente, han dejado de gustar. Pero el paño aún está de buen ver. O los botones hilos y remaches son utilizables. Con esa materia prima ya elaborada, Roba Amiga hace negocio y se sirve de este instrumento para la inserción laboral.

Creada en 2006 en Barcelona, se dedica a reciclar o reutilizar la ropa desechada por cada cual. La reutiliza si está en buen estado y puede venderse. Así, tiene un circuito de tiendas donde puede que alguien encuentre el toque retro que que buscaba o resuelva las estrecheces económicas de otro. Roba Amiga explica que: “La venta al por menor de ropa de segunda mano es una de las estrategias clave de la cooperativa y permite la financiación y la sostenibilidad económica de la acción social y medioambiental de la entidad”. Ellos mismos aseguran que es “ropa de calidad a buen precio”. Con las prendas que todavía tienen valor material aunque no pueden venderse tal cual, Roba Amiga aprovecha los materiales y los envía a plantas en Asia para que se recuperen los hilos o el paño en la creación de forros, rellenos o aislantes. No perder nada de lo que todavía tenga utilidad.

Toda esta actividad sirve para emplear a 168 personas de las que, la mitad, son gente en riesgo de exclusión social. Esos ciudadanos, con peligro de desestructurarse, precisan ayuda. Pero sobre todo, un empleo es la herramienta clave para no perder contacto con la sociedad. Independencia económica y autoestima son la llave para conseguir que sigan arraigados.Josep, Isabel y Esteve lo tienen muy presente y quieren llevar Roba Amiga hacia una nueva dimensión capaz de generar más empleo. La idea es estar presentes en toda las fases de recuperación textil con sus propias plantas. Un salto cualitativo importante para el que contaron con el impulso de Momentum Project (apoyado por BBVA y Esade). En ese sentido, se embarcaron en un centro de estas características en Olot que gestiona 5.000 toneladas de prendas. Según Roba Amiga, el mercado potencial es de 70.000 toneladas de ropa usada. Todo un ropero.

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