Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.

Soy unionista, ¿y?

Pedro Gómez Damborenea

Somos inmediatos. Estamos obligados en cada momento a ser algo, a manifestar lo que somos. Es imposible caer de canto y mantenerse. Aparecerá alguien que rápidamente empujará la moneda para que sea cara o cruz. Y en este marco toca elegir. La fuerza de Escocia y el dilema sobre su futuro nos ha llevado también a reforzar las posiciones y a simplificarlas. Hace poco más de una semana en una tertulia radiofónica en la Cadena Ser en Euskadi, mi compañero o rival en los micrófonos me llamó unionista. La verdad es que no me lo había planteado nunca. Ese término es puramente británico y encaja muy bien en el contexto constitucional de ese país si consideramos que se produjo una unión voluntaria y que hasta la bandera se llama Union Jack. En nuestro contexto político constitucional es un término artificial, pero con esta inmediatez que nos persigue, pues hay quien lo adopta como reproche porque le viene bien y no hay que pensarlo más. Se introduce en el lenguaje y se hace propio.

Está claro que el lenguaje no es inocente y captura y hasta manipula. Cuando me llamaron unionista me quedé un tanto sorprendido, pero poco a poco y cayendo en el juego verbal, he aceptado que soy unionista. Mi contertulio, cuando se dirigió a mí como unionista, estaba trasladando que serlo era algo malo por definición. No se refería a Escocia, claro está. Su ámbito era España en general y Euskadi en particular. Pues vale, sí, soy unionista si ahora les gusta este término. Me han calificado anteriormente de constitucionalista e incluso me han dicho que soy español, como si fuera algo malo. En Euskadi decir que algo o alguien es español parece algo malo. ‘Nonsense’, que diría un británico, fuera escocés, irlandés, galés o inglés.

Asumo que soy unionista y que no hay nada malo en serlo. Asumo que soy unionista y tengo un alto sentido del concepto liberal de ciudadanía y democracia. Asumo que soy unionista y que creo en los sistemas constitucionales frente a nostalgias absolutistas. Asumo que soy unionista y no patriotero, que no paseo envuelto en banderas, viejas leyendas y agravios. Asumo que soy unionista y que me gusta la disparidad y las diferencias. Asumo que soy unionista y creo en el individuo y su libertad y ciudadanía como base de cualquier sistema democrático. Asumo que soy unionista y no me considero mejor que nadie ni baso mi discurso en que mi vecino, mi conciudadano es mejor o peor, y que ello es causa de mis problemas.

¿Por qué tiene que tener menos glamour ser unionista y querer continuar construyendo juntos en vez de romper? Bromas las justas y lecciones de democracia, también las justas. Me aterran las religiones políticas nacionalistas de los que piensan que no soy vasco porque no soy nacionalista vasco. Me aterra los que piensan que por ese motivo soy un invasor de mi propia casa o que en un futuro e hipotético Estado vasco independiente sería tratado como un ‘alemán en Mallorca’ en palabras de Xabier Arzalluz, quien fuera presidente del PNV. Me aterra que me quieran normalizar y pasarme por un filtro de pureza nacional. Me aterra porque es lo contrario a la libertad que debe garantizar bienestar.

Soy unionista. Soy unionista británico. Viví un año largo en el Reino Unido y adoro ese país y me duele que se rompa. Soy unionista español. Sí, lo soy y recuerdo que el único momento real de libertad para el País Vasco ha llegado con la Constitución. El resto es un burdo uso de la historia para acoplarla a un lícito sentimiento religioso-nacional. No lo comparto pero no lo descalifico. Creo que cuando uno rompe lo que existe siempre deja heridas y que esa bonita idea de romper para construir después es absurda. No rompas, simplemente construye desde lo que tenemos. Soy unionista y me sigo creyendo el sueño europeo, pero construido desde la realidad, desde el suelo que existe, porque cuando se rompe es muy difícil volver a acordar. Soy unionista y reivindico el glamour de trabajar juntos frente a los que siempre quieren romper. Sí, unionista, ¿y?

Sobre este blog

A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.

Etiquetas
stats