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Ciudadanos, protagonista por un día en el Parlamento Vasco por la marcha del PP al congreso de Sevilla

José Manuel Gil, este viernes en el Parlamento Vasco

Iker Rioja Andueza

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Ciudadanos ha imaginado este viernes en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Parlamento Vasco cómo sería tener un grupo propio en la Cámara, una idea con la que ha coqueteado en algunas ocasiones fruto de las tensiones dentro de la coalición PP+Cs desde que se conformó para las autonómicas de 2020. Con el PP celebrando su congreso en Sevilla -y salvo por una intervención del 'popular' Carmelo Barrio sobre la situación del Sáhara antes de partir de viaje a Andalucía-, la portavocía ha quedado en manos naranjas. Su único representante tras el salto de Luis Gordillo a las filas del socio, José Manuel Gil, ha dispuesto de hasta cinco turnos de pregunta al Gobierno y ha relevado al líder de la confluencia y del PP vasco, Carlos Iturgaiz, en el tradicional 'cara a cara' con el lehendakari, Iñigo Urkullu.

No obstante, Gil no se ha apartado en exceso en sus intervenciones de los temas que tiene asignados dentro PP+Cs, Educación y Desarrollo Económico. Eso sí, ha aprovechado el altavoz de la tribuna para marcar perfil: “Euskadi está sufriendo una crisis detrás de otra. Apenas estamos saliendo de la crisis económica derivada de la COVID-19 y ya estamos con las consecuencias de la guerra de Ucrania. El lehendakari ha llegado a calificar esta situación de economía de guerra, supongo que para pedir a los ciudadanos vascos que se aprieten el cinturón. Pero lo que no vemos es que el Gobierno Vasco esté haciendo lo mismo. Todos esperábamos un importante paquete de medidas de reducción del gasto de estructura, con el fin de poder dedicar más recursos a ayudar a las familias y a las empresas en esta situación tan difícil. Y sin embargo, vemos que el festival de gasto del Gobierno vasco en su propia estructura continúa”.

PP+Cs fue un invento nacido en 2020 como continuidad de Navarra Suma, aunque allí ambos partidos son socios minoritarios de 'mamá' UPN, con gran implantación. Ya en 2021 se daba por amortizada. “Nació y ha muerto en el País Vasco”, llegó a decir el PP. Tampoco nadie en Ciudadanos ve opciones de continuidad en futuros procesos electorales, ya a un año vista. Su creación tiene mucho que ver con la crisis que vivió el PP vasco antes de los comicios, que iban a ser en abril de 2020 pero que tuvieron que ser retrasados hasta julio por el confinamiento. Génova impuso al entonces candidato y presidente, Alfonso Alonso, un acuerdo leonino con los naranjas en el que se les garantizaba puestos de salida muy por encima de su fuerza en Euskadi. En aquel momento era un partido sin cargo público alguno y los pocos que había tenido en el pasado habían acabado expulsados, generalmente. Finalmente, Pablo Casado y Teodoro García Egea cortaron por lo sano, forzaron la salida de Alonso e impusieron a Carlos Iturgaiz.

La candidatura de Iturgaiz llevó a mínimos la representación del centroderecha en el Parlamento Vasco. PP+Cs acumuló seis escaños, cinco en la noche electoral y un sexto en el escrutinio posterior. De ellos, cuatro eran del PP y dos de Ciudadanos. En comparación, IU tiene también dos y Podemos cuatro en su coalición o EA tres de 21 dentro de EH Bildu. Vox, en solitario, obtuvo una parlamentaria, Amaia Martínez Grisaleña. Los electos fueron Gordillo -el sexto en liza- y Gil. El segundo sustituyó al primero al frente del partido después de las elecciones y el pasado año, en un contexto de fuga de electos naranjas a las filas del PP, Gordillo dio el salto al otro sector de la coalición rompiendo todos los equilibrios internos.

De un plumazo, Ciudadanos perdió la mitad de su representación y portavocías en temas de calado como Seguridad, la reforma del Estatuto o la comisión de Presupuestos. “La gente no se está yendo, a la gente nos la están comprando, que es distinto”, pronosticó en primavera Gil en una entrevista con este periódico. “Sabíamos que había células durmientes conservadoras pero seguimos creyendo que el espacio liberal tiene futuro, aquí y en toda Europa”, añadió en otoño, ya consumado un cambio de siglas que Ciudadanos sigue considerando “transfuguismo”. Hubo un amago de petición de que entregara el escaño, pero Gordillo hizo ver que era suyo y que no rompía con la lista con la que fue elegido. Además, los siguientes en la lista eran también del PP.

En aquel momento, el signo '+' de PP+Cs estuvo a punto de caerse del logotipo. En las filas naranjas imperó el pragmatismo, ya que la ruptura habría llevado a Gil al grupo Mixto con Vox, que entonces tenía limitados sus tiempos y capacidad de iniciativa por un 'cordón sanitario' que ahora ha tumbado el Tribunal Constitucional. Sin embargo, aunque descartada, la opción estuvo sobre la mesa. No sería, ni mucho menos, el primer caso en la historia del Parlamento Vasco. En la legislatura 2009-2012 tres de los cuatro electos por Aralar se desmarcaron del partido, ya entonces aproximándose a lo que luego sería EH Bildu. Aunque no supuso movimientos, el único parlamentario por la extinta EB acabó la legislatura recuperando la marca IU tras una convulsa crisis.

Desde entonces, Gordillo es uno más en el PP, como muestra su cuenta de Twitter. En el congreso de Sevilla ha participado con normalidad, al igual que en otros actos. No se habla con Gil. La posición de Ciudadanos en PP+Cs ha quedado muy acotada, aunque las fuentes consultadas indican que la relación es buena con quien es portavoz y coordinador en el día a día, Carmelo Barrio. Sin embargo, es una evidencia que en el único gran tema que retiene este partido, Educación, el PP ha empezado a marcar perfil propio. En las últimas semanas el Parlamento ha trabajado en la reforma educativa, finalmente aprobada entre PNV, PSE-EE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU (aunque Gil ha revelado que estuvieron dispuestos a apoyar 30 de 42 medidas propuestas por nacionalistas y socialistas), y ha emergido como portavoz 'popular' Iñaki Oyarzábal, líder en Álava y durante años responsable educativo de su grupo en la Cámara. Incluso ha anunciado una ronda de contactos con agentes del sector. “Más allá del Parlamento, cada partido puede hacer lo que quiera, pero es evidente que en Educación quieren sacar la cabeza”, indican fuentes naranjas.

Este viernes Ciudadanos ha probado la sensación de tener voz propia en el Parlamento. En realidad, el PP pidió a la Cámara que se suspendiera el pleno por el congreso de Sevilla. Esgrimió algunos antecedentes previos del PSOE que sí fueron tenidos en cuenta. Pero no logró su propósito ante la Mesa, en la que no tiene representación. Así, Carlos Iturgaiz, Laura Garrido, Muriel Larrea y Gordillo -y también más tarde Barrio- han dejado sus escaños libres para encumbrar a Alberto Núñez Feijóo, que en su reciente visita a Euskadi puso al PP vasco ante el espejo de su “galleguismo”: él tiene 42 escaños de 75.

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