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El Estado se compromete a la difusión “internacional” de la masacre del 3 de marzo de 1976 en Vitoria

Actos de homenaje a las víctimas del 3 de marzo de 1976, en 2023 en Zaramaga

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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Como se había anunciado, el cuadragésimo noveno aniversario de la masacre del 3 de marzo de 1976 en Vitoria ha tenido como novedad la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del inicio de la tramitación de la declaración de la iglesia del barrio de Zaramaga donde se produjo el tiroteo de la Policía Armada como “lugar de memoria” al calor de la normativa estatal de 2022. El templo de San Francisco de Asís, que va a convertise en un memorial a partir del próximo año de acuerdo a lo anunciado por las instituciones vascas, recibe ahora el compromiso del Gobierno de España para la “difusión” de lo sucedido -cinco asesinados y decenas de heridos- incluso en “circuitos internacionales”. El simbolismo de la declaración es muy relevante porque, en Euskadi, por ejemplo, es la misma categoría que tiene Gernika, bombardeada en abril de 1937 por aviadores nazis y fascistas al servicio del franquismo.

El 3 de marzo de 2024, el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, fue el primero con su rango en acudir al templo de San Francisco de Asís. Años atrás, otros miembros del Gobierno de España, como Rodolfo Martín Villa o Manuel Fraga, habían negado la realidad de unos hechos clave en una época, 1976, en la que el dictador había fallecido pero en la que la dictadura continuaba vigente hasta la aprobación de la Constitución en 1978. Torres recibió explicaciones del historiador Antonio Rivera, del Instituto Valentín de Foronda de la UPV/EHU.

Ahora, el informe de ese organismo de la Universidad pública vasca es precisamente la base del acuerdo del Gobierno de España. “Durante los primeros meses de 1976, la conflictividad sociolaboral se incrementó extraordinariamente en España [también por la] expectativa de cambio creado por la muerte del dictador Francisco Franco en noviembre de 1975. En diversos lugares de España se produjeron huelgas de sector o generales, prolongadas en el tiempo y con participación de gran número de huelguistas. En Vitoria-Gasteiz venía produciéndose un largo conflicto laboral desde comienzos de 1976, que afectaba a un gran número de empresas cuyos trabajadores se habían declarado en huelga por diversas reivindicaciones laborales. En España en esos momentos no estaba reconocido plenamente el derecho a huelga ni se daban las garantías propias de un Estado de Derecho, que se garantizaría con la aprobación de la actual Constitución española en 1978”, se explica en la declaración aparecida en el BOE.

Se añade también que “los trabajadores solían hacer uso de los pocos recursos legales que les permitían reunirse y expresarse, utilizando frecuentemente como lugares de reunión templos y centros eclesiásticos, protegidos teóricamente por el Concordato firmado entre España y el Estado Vaticano, aunque estas actividades no estaban protegidas por ley”. Ése fue el “contexto” de la huelga general del día 3 de marzo de 1976. “Era la tercera jornada de protesta de estas características que se convocaba, y la que tuvo una mayor repercusión social”, se incide.

“Para ese día se había convocado una asamblea a las 17:00 horas de la llamada Coordinadora de Comisiones Representativas de Empresas en Lucha en la parroquia de San Francisco de Asís en el barrio de Zaramaga de Vitoria. Las reuniones de esta Coordinadora se realizaban regularmente y siempre en la misma parroquia. La convocatoria era conocida y abierta. Dado el éxito en esta ocasión de la huelga general, la afluencia de gente comenzó a ser masiva. Desde una hora antes, aproximadamente, la iglesia se había ido llenando hasta reunir a unas cuatro mil personas en su interior, concentrándose en los aledaños del templo otros varios miles de concurrentes. Hacia las 17:00 horas, tras establecer una línea de control que impedía definitivamente la entrada a la iglesia, las fuerzas de orden público recibieron la orden ejecutiva de desalojar el templo sin reparar en medios”, se remarca.

El resto de la historia es conocido. La Policía Armada, todavía los 'grises' de la dictadura, emplearon gases lacrimógenos, pelotas de goma y fuego real. “La gente empezó a salir precipitadamente. En las inmediaciones de la iglesia, a pocos metros de la puerta, varios de los desalojados fueron alcanzados por pelotas de goma y por disparos de arma de fuego con resultado de tres muertes y decenas de heridos de los cuales dos murieron días después como consecuencia de las heridas”, se explica. Las grabaciones de la emisora probaron que las fuerzas de seguridad eran perfectamente conscientes de las consecuencias de su intervención. Las víctimas fueron Pedro María Martínez Ocio (de Forjas Alavesas, 27 años), Francisco Aznar Clemente (panadero y estudiante, 17 años), Romualdo Barroso Chaparro (de Agrator, 19 años), José Castillo García (de Basa, grupo Arregui, 32 años) y Bienvenido Pereda Moral (de Grupos diferenciales, 30 años). Como mínimo, se alude a 42 heridos. También murieron tres personas más en Basauri, Tarragona y Roma como consecuencia de cargas policiales sobre protestas en solidaridad con lo ocurrido en Vitoria.

“El día 5 de marzo, dos días después de los hechos, se celebró el funeral en la catedral y una enorme comitiva formada por miles de obreros desfilaron con los ataúdes a los hombros portados por sus compañeros. Durante los siguientes días se siguieron produciendo hechos del mismo tenor: cargas policiales, a consecuencia de las cuales resultó herido de diversa consideración un número indeterminado de personas (contusiones, graves lesiones oculares, etc.)”, se recuerda, asimismo.

Opina el Estado que “el 3 de marzo de 1976 constituye, por tanto, una de las fechas inolvidables para los trabajadores de Vitoria, del País Vasco y de toda España”. “Los sucesos del 3 de marzo han quedado en el recuerdo permanente del pueblo de Vitoria y simbolizan las legítimas luchas de las capas trabajadoras por la mejora de sus condiciones de vida y de trabajo y la durísima represión de las fuerzas policiales contra las movilizaciones obreras que aún perduraba en España tras la muerte del dictador Francisco Franco. La iglesia de San Francisco de Asís del barrio de Zaramaga constituye asimismo el espacio de sociabilidad que acogía a los representantes de los trabajadores de Vitoria en unos momentos en los que no existían libertades políticas ni sindicales y se carecía de los más mínimos derechos de reunión y asociación. En ella y sus alrededores se produjeron los horribles sucesos del 3 de marzo que dieron como resultado la muerte de cinco trabajadores. Por su valor simbólico, por su profunda trascendencia en el imaginario de las capas trabajadoras, por su expresión de resistencia a la opresión de la dictadura, por ser referente de aquellos horribles sucesos y asesinatos, la iglesia de San Francisco de Asís y los sucesos del 3 de marzo de 1976 en Vitoria merecen ser declarados lugar de memoria memocrática”, argumenta el secretario de Estado, Fernando Martínez.

La declaración no es automática. Requiere de informes de otros organismos, también de las instituciones locales. Asimismo, habrá un plazo para alegaciones de particulares o entidades sociales. Solamente superadas esas fases se realizará la señalización oficial.

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