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El Grupo Mondragón deja caer a Fagor Electrodomésticos

Un guarda de seguridad cierra la puerta de una de las factorías de Fagor Electrodomésticos. /EDN.

Alberto Uriona

Bilbao —

El Grupo Mondragón ha dejado caer finalmente a lo que fue su embrión hace medio siglo, Fagor Electrodomésticos. El órgano de dirección del mayor grupo empresarial vasco y el séptimo de España (con más de 80.000 trabajadores y una facturación anual de 13.000 millones de euros) comunicó a primeras horas de la noche de ayer que no va a dedicar más dinero a su salvación y descarta aplicar un plan de viabilidad, como ha reclamado la dirección de la cooperativa en crisis. Esto llevará, con toda probabilidad, a la liquidación de la compañía una vez que entre en concurso de acreedores y sea administrada de manera externa. De hecho, Fagor Electrodomésticos, en lo que era una última llamada a la desesperada, había advertido a primeras horas de la tarde de ayer que sin otra inyección de dinero la cooperativa estaba condenada a su desaparición.

La histórica decisión en el grupo cooperativo fue tomada de manera unánime, aunque ha habido serias diferencias internas, tras considerar que el plan de viabilidad “no es factible” y que otra inyección de dinero “no serviría para garantizar su futuro empresarial”, señala en el comunicado difundido. Asegura que intentará reducir “al máximo el impacto en el empleo” y que colaborará con Fagor Electrodomésticos para mantener los negocios de la empresa “sostenibles”. Tras destacar que se ha aportado a Fagor Electrodomésticos “un total de 300 millones de euros en concepto de apoyo solidario intercooperativo”, el comunicado resalta que la crisis de la empresa “no afecta a las demás cooperativas de la Corporación ya que no se trata de un holding empresarial, sino de una asociación de entidades independientes y autónomas”.

La decisión se ha tomado al cumplirse solo dos semanas desde que entrara en preconcurso de acreedores (el paso previo a la antigua suspensión de pagos), lo que le daba un margen teórico de cuatro meses para evitar el concurso y que la administración de la empresa pasara a manos externas. Pero el hecho de que varias plantas de Fagor Electrodomésticos estuvieran en el extranjero, donde no existe esta figura del preconcurso, han acortado drásticamente los plazos y han obligado a adoptar una decisión en solo dos semanas.

El Grupo se enfrenta a la manera de resolver la situación de sus 1.800 cooperaritivistas (aunque los trabajadores actuales de Fagor Electrodomésticos superan los 5.600), a los que tiene que buscar acomodo en otras empresas o buscar salidas pactadas como prejubilaciones.

La puntilla a Fagor Electrodomésticos se dio en el Consejo Rector (el órgano de gobierno) de la Corporación Mondragón celebrado en la tarde del pasado martes. Como ha ocurrido en los últimos meses, los responsables de las tres cooperativas de mayor peso (Laboral Kutxa, Orona y Eroski) rechazaron una nueva inyección económica a la empresa en crisis. En mayo pasado, ya se aportaron 70 millones que han servido solo para tapar deudas, puesto que no se llegó a aplicar el plan de viabilidad que entonces contemplaba el cierre de 8 de sus 12 plantas, el traslado de toda la producción a Polonia, asociarse con la empresa china Haier y reducir la plantilla casi a la mitad (de 5.600 a 3.000). Hace dos meses ese plan se cambió en algunos aspectos, entre ellos un mayor ajuste de personal, pero no ha convencido a los directivos de mayor peso en el grupo.

La crisis de Fagor Electrodomésticos ha sacado a la luz la división en el Consejo Rector, con el presidente y primer ejecutivo, Txema Gisasola, defendiendo la ayuda a Fagor Electrodomésticos, frente a los tres vicepresidentes Txomin García (Caja Laboral) Agustín Markaide (Eroski) Xabier Mutuberria (Orona). Gisasola fue el director general de la empresa de electrodomésticos entre 2006 y 2012, hasta que accedió a la presidencia del grupo.

Desolación en los trabajadores

En los trabajadores de la cooperativa la desolación era el sentimiento generalizado. “El sentir generalizado es que ya pendemos de un milagro”, afirma a Euskal Telebista Maite Nievas, cooperativista la compañía en crisis. “El plan de viabilidad no convence a MCC (el acrónimo del Grupo). No te puedes creer lo que nos está pasando”.

En las reuniones celebradas ayer por la mañana con la dirección, los trabajadores señalan que les han explicado cómo se realizarán las reubicaciones de los empleados, cerca de 1.800 cooperativistas en Euskadi. “Pero ahora estamos en casa y hasta que no lo veamos…”, se lamenta Maite Nievas, quien se queja de la actitud del Grupo Mondragón. “No han dicho ni que sí ni que no. Queremos que se posicionen ya”.

De nada le han servido a la empresa las cuantiosas ayudas recibidas tanto del Grupo Mondragón, que inyectó 70 millones de euros el pasado mayo, como del Gobierno vasco, que activó en enero pasado una aportación de 40 millones de euros (mediante la entrada en el capital de la empresa) que se desviaron a tapar las deudas en vez de acometer un plan de viabilidad que nunca se ha puesto en marcha. El Ejecutivo aprobó esas partidas después de que los directivos de Fagor pidiesen a la desesperada ayuda para dos gastos ineludibles: una deuda de seis millones de euros por la fábrica de Polonia y otros diez millones de euros correspondientes a los intereses de las denominadas subordinadas, los productos financieros comercializados por Fagor que, junto a los de Eroski, tienen en vilo a 40.000 familias en Euskadi. Los 40 millones, destinados para un plan de viabilidad, se dedicaron a tapar las deudas cuando el Gobierno vasco era consciente de que una parte importante se iba a destinar a cubrir su agujero económico en vez de acometer el plan de viabilidad.

Las polémicas ayudas

En la operación de Fagor Electrodomésticos, el Gobierno no podía otorgar ninguna ayuda o subvención directa a la empresa, puesto que se trataría de una ayuda de Estado a una empresa en crisis. Por ello, decidió recurrir a los fondos de capital riesgo (que supone la entrada en el accionariado de la compañía con una fecha de salida concreta) que tiene el Ejecutivo, que son básicamente los fondos Ekarpen y Socade. El primero tiene la participación de Kutxabank (50%), el Gobierno vasco (35%) y el 15% restante, las tres diputaciones, mientras que en el de Socade la mayoría es del Ejecutivo vasco y participan también las diputaciones.

Las ayudas a través de estos fondos tienen que ser en forma de capital o créditos participativos y en ambos se ha requerido hasta ahora un informe exhaustivo, la llamada due diligence, en la que incluso se define la rentabilidad que tienen que obtener los inversores por su entrada en la empresa. Por ello, se requiere un mínimo de seis meses para su elaboración y aprobación. En la operación de Fagor Electrodomésticos, el visto bueno se dio en apenas tres semanas, desde que a finales de diciembre los directivos de la cooperativa plantearon su grave situación hasta la aprobación del fondo a principios de enero. En el caso de Ekarpen, según fuentes del sector consultadas, la entrada en una empresa se realiza “si se ve que va a ser una empresa rentable”.

El Gobierno vasco afirmó, en la noche de ayer tras conocer la decisión del Grupo Mondragón de no inyectar más dinero, que “es consciente de los negativos efectos en el empleo y en la economía que puede provocar esta situación” y muestra su “voluntad de trabajar conjuntamente con el Grupo Mondragón y la propia empresa para apoyar cualquier alternativa de solución”.

1.179 millones de deuda hasta agosto

Fagor Electrodomésticos tiene reconocida oficialmente hasta agosto pasado una deuda de casi 279 millones de euros con proveedores, según la información remitida por la cooperativa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMW). La empresa no ha comentado hasta ahora ningún dato de su deuda, que en agosto era de 1.179 millones, como consta en la CNMW. La deuda actual total actualizada ronda los 1.300 millones, según fuentes de la cooperativa.

El declive de Fagor Electrodomésticos viene de lejos. Llegó a tener 9.402 empleados en 2007, casi el doble de la actualidad. La crisis económica le afectó de lleno y las ventas desde 2007 han bajado un 33% en los últimos seis años: de los 1.750 millones que facturó en 2007 ha pasado a los cerca de 1.200 en 2012, más de 550 millones menos. El pasado mes de mayo, la Corporación Mondragón aprobó por unanimidad la creación un fondo de reestructuración y empleo societario de apoyo a la cooperativa de 70 millones de euros, así como una rebaja salarial de casi el 6,5%, que se unía a la renuncia de la paga extraordinaria de verano.

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