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Ortega Smith enciende los ánimos en Bilbao antes de un mitin de Vox y se suceden los incidentes y las cargas policiales

Ertzainas realizan una identificación en el centro de Bilbao tras los incidentes durante el mitin de Vox

Iker Rioja Andueza

Se celebraba a las 18.00 horas en un blindado palacio Euskalduna de Bilbao, un antiguo astillero, un mitin de Vox encabezado por su líder, Santiago Abascal, y bajo el lema “España siempre”. La asistencia no era muy abundante pero sí parecía muy entregada. Desde 30 minutos antes, allende el cordón policial de la Ertzaintza, tres centenares de personas se arremolinaban gritando contra Vox, contra Abascal, contra España y contra la Policía vasca. Ondeaban un par de ikurriñas, una estelada catalana y una bandera roja con la hoz y el martillo.

Sus gritos ganaban en decibelios cuando alguno de los simpatizantes de Vox les mostraba una bandera española. Los policías allí presentes tenían la sensación de que les faltaba una chispa a los manifestantes para pasar a otro tipo de protesta más radical. Había un precedente, un acto en abril en el que hubo disturbios y cargas. Ello explicaba el amplio despliegue de la Ertzaintza, con más de una docena de 'francias' (como llaman internamente a sus furgonetas) de la Brigada Móvil, patrullas, muchos policías de paisano -alguno grababa la cara de todos los manifestantes- y hasta el helicóptero. Se había cortado el tráfico de coches y tranvías en previsión de lo que luego se ha desatado.

De repente, cuando el acto ya estaba en marcha y todo parecía bajo control, el dirigente ultraderechista Javier Ortega Smith ha salido del interior del palacio de congresos donde se celebraba el mitin para dirigirse a los mandos de la Ertzaintza allí presentes. Identificándose como “diputado nacional” y con una rojigualda en la pechera, ha agradecido el trabajo de los ertzainas pero les ha insinuado que tenían que disolver a los “proetarras” porque su protesta era “ilegal”. Con aplomo y recordando la libertad de manifestación recogida en la Constitución, el agente al cargo le ha indicado que no estaba “comunicada” la manifestación pero que no era “ilegal”. Sin éxito, el alto funcionario había intentado mantener la conversación con Ortega Smith dentro del edificio, pero el diputado se ha negado y ha querido hacerlo delante de los medios y de los concentrados.

Era la chispa que necesitaban. Sin tiempo de que terminara la conversación del diputado con el ertzaina, las sirenas de los furgones policiales ya estaban sonando. Los elementos más radicales de la protesta habían empezado a arrojar objetos y la Policía ha tomado la decisión de cargar. Ha disparado salvas -muy ruidosas pero inofensivas, porque son tiros en vacío- y algún proyectil de 'foam'. Las escopetas de pelotas de goma -que no están prohibidas pero sí restringidas- no han sido empleadas en ningún momento. Fuentes policiales puntualizan que los refuerzos solicitados a partir de las 19.00 horas no han dispuesto de material suficiente.

Las primeras carreras han tenido lugar en el parque frente al Euskalduna, el de Doña Casilda. Los vehículos policiales han tenido verdaderas dificultades para desplazarse por los senderos de un parque urbano. Entrada la noche, uno de ellos, el matriculado E-1611, presentaba un aparatoso golpe en su frontal. Luego el foco de tensión ha ido hacia la zona de la Plaza de Euskadi y más adelante los problemas se han concentrado en la otra dirección, en los aledaños de San Mamés, donde el Athletic jugaba partido de liga contra el Valladolid.

En la avenida de Sabino Arana los radicales han preparado barricadas con vallas de obra, barreras de tráfico y contenedores. Con el material de los de vidrio han recibido a tres furgonetas en la esquina de Licenciado Poza. A alguno de los containers le han prendido fuego y los Bomberos se han movilizado, aunque no ha habido incendios de gravedad.

Manifestantes y antidisturbios han jugado al gato y al ratón durante horas por el Ensanche bilbaíno. María Díaz de Haro, Gran Vía, Doctor Areilza o Rodríguez Arias han sido escenarios de carreras, cruce de contenedores y roces. Los vehículos de la Ertzaintza corrían de un lado para otro.

21 detenidos y dos agentes heridos

Junto al concesionario de Renault, a eso de las 19.00 horas, varios jóvenes -la mayoría de los alborotadores frisaban la mayoría de edad- han tirado una señal a la carretera. Casi provoca un accidente de tráfico a un Seat Altea. Un vecino la ha retirado de la calzada y ha sido duramente increpado por un nutrido grupo de personas con la cara tapada y la cabeza cubierta. Incluso se ha producido un conato de pelea. Finalmente, se han producido 13 de detenciones hasta las 19.30 y también identificaciones. A las 20.30 eran ya 21 los arrestados. Fuentes policiales indican que por el volumen de detenidos algunos de ellos han tenido que ser trasladados a otras comisarías distintas de las de Bilbao.

Igualmente, dos agentes que participaban en el operativo han resultado heridos. Son un varón lesionado en el brazo y una compañera a la que se le han incrustado cristales después de que su coche recibiera una pedrada, según explican desde el sindicato Erne.

Entrada la noche, la Ertzaintza continuaba desplegaba en Bilbao. “Mantenemos las líneas y damos buena imagen”, gritaba un mando a un pelotón numeroso de 'beltzas', así conocidos por su uniforme negro, ubicado en la plaza del Sagrado Corazón. Pero los alborotadores, de nuevo en Doña Casilda, han motivado una nueva carga.

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