El exetarra Urrusolo Sistiaga: “Sortu tiene que reconocer el daño causado por ETA, se lo debe a la sociedad”
El exetarra Joseba Urrusolo Sistiaga (San Sebastián, 1957) fue condenado a 449 años de cárcel por 16 asesinatos y dos secuestros. Tiene uno de los historiales más sanguinarios de ETA y fue uno de los terroristas más buscados en los años 80 e inicios del 90, pero ahora siente el dolor causado y admite que fue “una barbaridad” haber utilizado la violencia sin considerar que lo primero es la vida de las personas y sus derechos. Urrusolo Sistiaga, quien abandonó la banda en 1994 por discrepancias con la dirección y pasó 19 años de cárcel, ha participado en Vitoria en el seminario de la Fundación Fernando Buesa dedicado a las víctimas y la política penitenciaria.
El exmiembro de ETA fue uno de los pioneros en la reflexión autocrítica de los presos de ETA, lo que se conoce como la 'vía Nanclares' y se acogió a este proceso de arrepentimiento y reinserción. Así, logró salir de prisión en 2016. Durante su intervención ha repasado su trayectoria y el proceso de reflexión que a partir de 1989 le llevó a distanciarse de la dirección de ETA. “Muchos hemos sido partícipes de los atentados. No solo los autores materiales. También los que hemos tenido responsabilidad en ETA y en la izquierda abertzale. ”Tan culpables son los responsables directos [de los atentados] como los responsables políticos“, es decir, los que mandaban en la izquierda abertzale.
Según Urrusolo Sistiaga, los presos de la organización terrorista y Sortu han de reconocer la “injusticia y brutalidad” del daño causado, ya que, además de que “se lo deben a la sociedad”, ese paso permitiría “generar otro clima social y político, que posibilitara una aplicación más positiva de la legislación penitenciaria”.
En su momento, el líder de Sortu pactó con la fiscalía para reconocer el daño causado y la reparación a las víctimas, pero según Urrusolo la izquierda abertzale da ese tipo de pasos cuando comparece ante los tribunales. Lo que echa de menos es una reflexión a fondo sobre el pasado para recomponer la convivencia y que los presos avancen.
Urrusolo Sistiaga ha recordado que, históricamente, la banda ha impuesto su propia “política penitenciaria” a sus presos, a los que impedía solicitar el acceso a beneficios penitenciarios. Según ha explicado, tras la disolución de la organización terrorista, los presos “están buscando, cada cual, una mejora en su situación”.
“Es necesario”, ha añadido, “ir cerrando heridas, reconociendo lo brutal, lo injusto e inaceptable de haberlas causado. Esta es la única manera de ayudar a los presos que quieren situarse en esos parámetros y permitiría generar otro clima social y político que posibilitara una aplicación más positiva de la legislación penitenciaria”.