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De Miguel usó una falsa amenaza de ETA para justificar movimientos de grandes sumas de dinero en billetes de 500 euros

Alfredo de Miguel y Gonzalo Susaeta, su abogado, en Vitoria

Iker Rioja Andueza

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El 'aquí no hay nada' inicial con el que los exdirigentes y excargos del PNV encararon el inicio de la investigación del 'caso De Miguel' tornó en estrategias de defensa arriesgadas cuando el peso de las pruebas empezaba a constatar la existencia de una trama de corrupción más allá de la denuncia inicial de la empresaria Ainhoa Alberdi. En 2011, cuando un informe de la Ertzaintza reveló que Alfredo de Miguel, quien fuera influyente 'número dos' del partido en Álava, había recibido en metálico una gran cantidad con billetes de 500 euros, 30.000 euros, alegó una supuesta amenaza de ETA que le hacía recomendable hacer movimientos opacos para no ser víctima de extorsión. La Policía Nacional pronto desmontó esa tesis pero, años después, en el juicio, la esposa de Koldo Ochandiano rescató esa misma tesis para justificar que fuera ella la que entregó esos 60 billetes de los grandes en plena calle.

De Miguel y Ochandiano, con un tercer dirigente del Araba Buru Batzar, Aitor Tellería, constituyeron una empresa pantalla llamada Kataia Consulting para recaudar comisiones y blanquear ese dinero. Eso sí, estaba a nombre de las esposas de los tres. Las seis letras del nombre, de hecho, responden a todas las iniciales, cambiando la 'A' de Alfredo por la 'T' de Txitxo, como todos conocen a De Miguel. Y era en Kataia Consulting donde se movían grandes sumas.

En la fase de investigación, Txitxo declaró en dos ocasiones. Cuando fue detenido por la Ertzaintza en marzo de 2010 no mencionó la presunta amenaza de ETA. Y eso que la noche anterior se produjo en Francia el que ha pasado a la historia como el último atentado de la organización, el del policía Jean-Serge Nérin, con lo que el asunto copaba los medios de comunicación en aquel momento. Sí lo hizo en su comparecencia en 2011, ya no improvisada. Refirió incluso conversaciones con altos mandos de la Policía Nacional y con la Ertzaintza en la que le trasladaron que había aparecido en los papeles de un dirigente terrorista detenido, Mikel Albisu 'Antza'. Su esposa, Ainhoa Bilbao, repitió explicaciones similares también en su segunda intervención. Pero entonces, ¿por qué mover 30.000 euros y dejar en la cuenta un saldo restante de seis cifras? ¿Y por qué hacerlo si la cuenta no estaba a nombre del amenazado? ¿Cómo iba a conocer ETA Kataia Consulting?

A pesar de que esta argumentación nunca convenció a los responsables de la investigación, el instructor del caso, Roberto Ramos, quiso despejar dudas pidiendo un informe específico a la Policía Nacional, posiblemente la única diligencia policial de todo el sumario no realizada por la Ertzaintza. Este cuerpo fue contundente: tras el arresto de 'Antza' ningún documento acreditaba que De Miguel, dirigente del PNV, estuviese amenazado como lo estaban en aquella época colegas socialistas o del PP.

La defensa de Txitxo enterró totalmente esta línea argumental -no infrecuente en otras investigaciones económicas a cargos políticos- y no la mencionó en ningún momento durante todo el juicio, celebrado entre enero y diciembre de 2018 en la Audiencia Provincial de Álava. Pero, casi al final del proceso, en un interrogatorio preparado con su abogado, Carlos Chacón, la esposa de Ochandiano, Iratxe Gaztelu-Urrutia, lo volvió a sacar a la luz para tratar de justificar una entrega de 60 billetes de 500 euros a un político en plena calle. Así fue su explicación

-[En la investigación] El ministerio fiscal le preguntó por las disposiciones de fondos realizadas en 2005.

-De aquello me acuerdo, sí. Era un cantidad... Mi marido llamó a la chica de Ipar Kutxa [actual Laboral Kutxa] para que tuviera preparado un montante para que yo lo recogiera. Recogí los 30.000 euros y en los alrededores de mi domicilio se los di a De Miguel. 

-¿Y por qué no se hizo una transferencia?

-Entiendo que no me lo dijera entonces... pero era por los papeles de Mikel 'Antza'. Me explicaron que había que sacar esa cantidad. El señor De Miguel estaba señalado en determinados papeles de ETA y le habían recomendado [ese tipo de movimientos].

La historia de Eric Armando

De Miguel también ofreció una coartada muy singular para tratar de explicar que pidiera dinero a la denunciante del caso, a Ainhoa Alberdi, que reveló con grabaciones y correos electrónicos que el político la estaba extorsionando para que le pagara 100.000 euros por un contrato que su empresa se había llevado en el parque tecnológico de Miñano gracias a la influencia de Txitxo. Por escrito y usando la cuenta de 'e-mail' institucional de la Diputación de Álava, De Miguel le puso a Alberdi: “Lo nuestro lo dejamos en 100”.

Como no había más contexto, el acusado se esforzó en construir una hipótesis alternativa. Era una carta ganadora: ni era una comisión ni eran euros. Años después del cambio de divisas, De Miguel se refería a 100.000 pesetas, apenas 600 euros. Aquí es cuando entró en escena un tal Eric Armando. “A finales de 2006 cambiamos de piso. [El viejo] Lo ponemos a la venta pero también el alquiler, por lo menos para tenerlo ocupado. Entonces nos surge la oportunidad de alquilarlo a un trabajador de mi cuñado. Ainhoa [Alberdi] me preparó un contrato de alquiler y lo firmamos. El chico se llamaba Eric Armando. Pero me empieza a dejar impagados. Ella [Alberdi] me dijo que o desahucio o llegar a un acuerdo, y que lo mejor sería subrogar directamente la nómina. Desahucio no podía hacerle a un trabajador y tal. Se estaba discutiendo en el entorno de 100.000 pesetas, 600 euros”, relató Txitxo en una de sus respuestas más largas de todo el interrogatorio y previamente preparada con su abogado, Gonzalo Susaeta. “Ni extorsiones ni cosas raras [...]. Tan sencillo como esto, guste o no guste”, se permitió añadir. Ni Eric Armando aparecía en un sumario de decenas de miles de páginas ni, por supuesto, De Miguel le llevó como testigo para que avalara esta tesis públicamente ante el tribunal.

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