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El PP lleva la tensión con Sánchez por los pactos con EH Bildu al acto de Estado por Miguel Ángel Blanco

Sánchez saluda el jefe del Estado, Felipe VI, a su llegada a Ermua

Iker Rioja Andueza

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El PP, de la mano de Marimar Blanco, hermana de Miguel Ángel Blanco, concejal secuestrado y asesinado por ETA hace ahora 25 años, y del propio Alberto Núñez Feijóo, ha llevado la tensión institucional con el Gobierno de Pedro Sánchez al gran acto celebrado en Ermua en memoria de aquellos hechos de 1997 y que ha estado presidido por el jefe del Estado, el rey Felipe VI, por el propio presidente y por el lehendakari, Iñigo Urkullu, entre otras altas autoridades. Son ya tres los días consecutivos en que el principal partido de la oposición en España ha cuestionado los acuerdos políticos de los socialistas con EH Bildu, coalición que aglutina a Sortu, el partido de la izquierda abertzale.

“ETA y HB, hoy [EH] Bildu, son la misma cosa”, ha afirmado la hermana de la víctima desde el estrado del polideportivo municipal de Ermua, que precisamente lleva el nombre de Miguel Ángel Blanco y que ha congregado a varios centenares de invitados y decenas de periodistas acreditados en medio de un formidable cordón de seguridad que ha implicado a la Casa Real, a la Ertzaintza, a la Policía local de Ermua y a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Sin mencionar expresamente los acuerdos del PSOE con la coalición independenista, Blanco ha enfatizado en su discurso que “los fines que perseguían los crímenes” terroristas “siguen hoy más vivos que nunca” con una formación política que continúa “sin condenar los crímenes”. Y ha añadido, en velada referencia al último acuerdo entre el Gobierno y EH Bildu, el relativo a la conocida como ley de memoria democrática: “Exigimos que la memoria democrática recoja la historia del terrorismo de este país, una historia con buenos y malos, con víctimas y verdugos”. La “Justicia”, ha enfatizado, ha de ser la “prioridad de cualquier Gobierno” que pretenda ser “decente”. “Que no se silencie nuestra voz”, ha clamado.

Blanco, que desde hace años es cargo del PP, se ha negado a aplaudir a Sánchez antes y después de su parlamento, unos momentos en los que ha permanecido sentada en su asiento sin hacer ningún gesto. Además, en sus palabras se ha cuidado de agradecer solamente a la jefatura del Estado y no al Gobierno las políticas de reparación de las víctimas del terrorismo. “Majestad, quiero agradecerle su presencia en este motivo acto, pero también agradecerle el constante e incondicional apoyo de la Corona, compartiendo nuestro dolor. Recibimos cercanía, cariño y respeto saber que contamos con el apoyo de la más alta institución del Estado es muy importante” para las víctimas del terrorismo“, ha señalado.

Esta semana había sido polémicoa porque el ayuntamiento de Ermua, organizador del evento, no había previsto un discurso de Blanco, aunque sí un homenaje a toda la corporación municipal de 1997, encabezada por Carlos Totorika, en la que ella iba a participar en representación de Miguel Ángel. Finalmente, se explicó que había sido un “malentendido”. Además, antes de la llegada del Rey, Blanco ha querido comparecer ante los periodistas para recalcar que “todos y cada uno de los días” y “no sólo en los días señalados” hay que estar de lado de las víctimas del terrorismo y no de la izquierda abertzale. Después, el jefe del Estado, el presidente y el lehendakari se han reunido con la familia Blanco, así como también con los allegados de la otra víctima de ETA en Ermua, Sotero Mazo. Fuentes cercanas a Blanco han indicado que ellos lo han entendido como una reunión “con el rey” en la que “Sánchez y Urkullu estaban solamente como invitados”. “Nosotros con quien hemos hablado ha sido con el rey y sólo con el rey”, insisten.

Al término del evento, Núñez Feijóo se ha dirigido a los periodistas para destacar la “brillante” intervención de Felipe VI y para remarcar que este partido ha acudido a Ermua para arropar a la Casa Real. “Seguimos teniendo un rey de todos”, se ha felicitado en contraste con un sonoro silencio sobre las palabras de Sánchez en el acto. El líder de la oposición en España, que ha gozado de un tratamiento de mucha mayor preferencia que la que le da su condición de senador -por delante en el protocolo, por ejemplo, de la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria- ha lamentado también que haya formaciones políticas que no condenen los asesinatos de ETA y ha señalado que estos partidos “no merecen la confianza de los vascos y de los españoles”.

En la ofrenda floral, el rey, Urkullu y Núñez Feijóo han sido muy aplaudidos por los invitados institucionales y por los vecinos y visitantes congregados en torno al cordón policial, muchos de ellos monárquicos y con banderas de España. A Sánchez, sin embargo, el grueso de miembros del PP no le han aplaudido y parte del público incluso le ha abucheado cuando depositaba una flor junto al monolito en memoria de Blanco. Los cuadros socialistas presentes han redoblado sus aplausos para compensar.

Dentro, el presidente ha señalado que en julio de 1997 algo “cambió para siempre en España” por la imagen de unidad en el rechazo del terrorismo de ETA. Ha destacado que “crece en España una generación que no ha vivido cercada por el terrorismo” pero entiende que la sociedad no ha de olvidar. Por ello, ha recordado que el Gobierno inauguró en 2021 el Memorial de Vitoria en honor a las víctimas de todos los terrorismos, también el del GAL, y que los ministerios de Educación e Interior están impulsando programas para toda España similares a los existentes en Euskadi para llevar testimonios de familiares de asesinados a las aulas. Al término de su intervención, Sánchez se ha dirigido directamente a Blanco: “Estimada Marimar, somos conscientes de que ni todos los actos de reconocimiento ni las condecoraciones serán suficientes para compensar la ausencia de tu hermano Miguel Ángel ni la de todos los hombres y mujeres [víctimas del terrorismo]. A pesar de eso, debemos seguir empeñados en la memoria y en el recuerdo, en el afecto hacia las víctimas”.

En cuanto al mensaje del jefe del Estado, ha enfatizado que él mismo presidió el funeral en 1997 y que, en aquel momento, tenía la misma edad de la víctima. “Hay fechas que permanecen para siempre en nuestro recuerdo, que nos acompañan durante toda nuestra vida. Los días 10 a 14 de julio de 1997 son imposibles de olvidar. Hoy, hace 25 años, el jueves 10 de julio, días después de que la Guardia Civil liberara a José Antonio Ortega Lara, toda España se paralizó ante la noticia del secuestro -uno más en aquella época terrible- de un inocente más: Era Miguel Ángel Blanco. Desde las tres y media de aquella tarde, todos estuvimos con su familia; todos fuimos -nos sentimos- una misma familia. Pocas horas después, tras conocerse el despreciable ultimátum, Ermua, bajo el liderazgo de su entonces alcalde Carlos Totorika y de la corporación municipal, salió a la calle de manera espontánea en señal de solidaridad y de repulsa..., de un rechazo rotundo ante una situación insoportable para una sociedad cansada, exhausta, harta ya del terror y del miedo”, ha solemnizado.

Y ha añadido: “Esa unidad proporcionó una seguridad que nunca habíamos sentido, alejando el miedo que había estado presente en nuestro entorno durante tantos años y provocando un rechazo generalizado y contundente a la violencia física, psicológica y emocional impuesta durante todo ese tiempo. [...] Sigamos, pues, perseverando para que lo vivido no caiga en el olvido; para que la unidad nos convoque en torno a nuestra historia reciente; para que el espíritu de Ermua nos recuerde, cada día, el valor de la paz, de la vida, de la libertad y de la democracia”.

El lehendakari, que ha combinado palabras en castellano y euskera, ha dicho: “Miramos al pasado para exigir una reflexión valiente y una autocrítica sincera a quienes ejercieron y ampararon la violencia terrorista”. Pero también ha pedido mirar al futuro, “a una Euskadi en paz, una Euskadi construida sobre principios y valores éticos y democráticos, una Euskadi que construye la convivencia con memoria”. “Este legado es el mejor homenaje que podemos tributar hoy a Miguel Ángel Blanco”, ha señalado. El alcalde de Ermua, el socialista Txitxo Abascal, ha querido destacar el liderazgo de Totorika en 1997 y ha deseado que lo mismo que la humanidad ha desarrolla una vacuna contra la COVID-19 pueda lograr “un antídoto contra la intolerancia”.

Ermua ha vivido una mañana de domingo excepcional, con un enorme dispositivo de seguridad y cordones que a veces los vecinos se saltaban para sorpresa de los mandos al cargo del operativo. Varias decenas de personas se han congregado para ver al rey y lanzarle vivas a él, a la heredera Leonor de Borbón, a la Guardia Civil, a la Policía Nacional y a la Ertzaintza. El monarca, que ha quedado encantado con el aurresku en su honor, y Sánchez han llegado en una decena de coches cada uno, casi todos oscuros. También se ha desplazado a la localidad vizcaína la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, aunque finalmente no ha habido ministros. De ese grupo han salido los abucheos a Sánchez -aunque a la vez muchos aplausos al también socialista Totorika- y algún tímido “¡Feijóo, presidente!”. Además del PP, el partido de Blanco, han acudido cargos de PNV, PSE-EE, Ciudadanos y Podemos. Sortu ya adelantó que no acudiría y EA, otro partido de EH Bildu, ha explicado a este periódico que nadie les ha invitado. Vox igualmente se ha ausentado. La cita ha sido la primera de Urkullu y Feijóo en persona desde su llegada a Génova. Ambos mantienen una gran relación desde su etapa anterior en Galicia y así lo han exhibido con un afectuoso saludo y una pequeña charla dentro de las rigideces de la escaleta.

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