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Sergio Gómez de Segura (Erne): “Las únicas subidas salariales en la Ertzaintza nos están llegando desde Madrid”

Sergio Gómez de Segura, en el centro, atendiendo a un equipo de televisión

Iker Rioja Andueza

18 de septiembre de 2022 21:45 h

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Sergio Gómez de Segura (Vitoria, 1974) asumió en mayo el liderazgo del principal sindicato de la Ertzaintza, Erne, después de décadas con Roberto Seijo como cara visible en diferentes responsabilidades. Es una organización de 4.300 afiliados -incluidos 600 en cuerpos locales- y, según su nuevo secretario general, está consolidada a pesar del crecimiento como alternativa de Esan. Pasados unos meses de su llegada al cargo, repasa para elDiario.es/Euskadi los retos de la Policía vasca, a la que ya no ve como un cuerpo “puntero” en muchos aspectos. Explica que la flota está obsoleta, que faltan 800 agentes de la plantilla autorizada por el Ministerio del Interior o que no hay unidades especializadas para delitos ambientales o el narcotráfico. Le preocupa que un agente puede verse obligado a disparar en una actuación porque no se hacen prácticas de tiro en la academia de Arkaute desde hace años. En 2020 -asegura- pensaron que la llegada de Josu Erkoreka era una buena noticia porque es un “peso pesado” del PNV y ahora lamentan que no hay interlocución para temas fundamentales como la renovación de un convenio caducado hace casi una década o a la actualización de salarios en un contexto inflacionista.

Lleva ya algo más de tres meses en el cargo. ¿Cómo se ha encontrado el sindicato?

Más o menos de la misma manera en que me lo esperaba, puesto que ya llevaba un tiempo en la Junta Rectora. En fin, la mía es una labor continuista. Los que me han precedido lo han hecho muy bien y el equipo de trabajo que tenemos es muy bueno.

Citaba a los que le han precedido. Han sido muchos años con Roberto Seijo al frente, que además era una persona con gran proyección pública. ¿Cómo se afronta un cambio de ese calado?

Es complicado porque Roberto, como bien dice, tenía esa proyección pública. Será complicado hacerlo igual, pero vamos a intentar mantener esa proyección pública que tenemos. A ver si estamos a la altura.

En las últimas elecciones Esan ya se acercó y comió terreno a Erne. Está consolidada como segunda fuerza en la Ertzaintza. ¿Está en riesgo la posición mayoritaria del sindicato?

Creemos que no. Son ya más de 20 años comandando todas las elecciones de la Ertzaintza y ahora mismo la realidad es que seguimos manteniéndonos aunque ser los mayoritarios, a la hora de la negociación, tenga ese punto de desgaste importante. No obstante, creo que estamos haciendo una apuesta fuerte por mantener los valores de la gente que lleva muchos años y por intentar también transmitir a las nuevas promociones, a la gente que se va incorporando a la empresa, la manera de trabajar que tenemos. Honestidad, transparencia y buen trabajo. Es lo que llevamos a gala en estos 38 años de sindicato.

Ésta es una época de gran inflación, de hasta el 10%. ¿Están abocados los ertzainas a volver a perder poder adquisitivo en el próximo año?

Tendríamos que mantener reuniones ya con el Departamento de Seguridad para la renovación del acuerdo regulador. El último convenio lo firmamos en 2011 y tenía vigencia hasta 2013. Desde entonces está siendo prorrogado y el único dinero que nos está llegando es el que viene desde Madrid, que son las subidas que tienen todos los funcionarios. El Gobierno vasco no ha hecho ningún esfuerzo. Si hay una inflación muy grande eso quiere decir que también ha repercutido en que las Haciendas forales y, por ende, el propio Gobierno vasco hayan ingresado muchísimo más dinero. En vez de dedicarlo a sus funcionarios -no únicamente a nosotros, también a Sanidad, Justicia o Educación-, no sé dónde lo estará gastando, la verdad. Con todo el esfuerzo que hemos hecho durante toda la pandemia… Y a ello se suma el esfuerzo añadido que está haciendo la plantilla de la Ertzaintza porque ahora mismo estamos por debajo de 7.200 efectivos, muy lejos de los 8.000 que tendíamos que estar. Eso obliga a trabajar muchísimo en nuestros días libres. El Departamento debería plantear incrementos.

¿Y cómo están ahora mismo las relaciones con el Departamento y con el vicelehendakari y consejero, Josu Erkoreka?

Cuando se produjo el cambio y fui nombrado secretario general, nos citó para una reunión. Le expusimos nuestra visión de lo que se podría mejorar. Hablamos de furgonetas, de material, de muchísimas cosas. Le dijimos que teníamos la mano abierta. Durante años igual las cosas se habían enquistado pero le dijimos que nosotros teníamos muchas ganas de negociar y de mantener una vía abierta. Le dimos todas las facilidades. Pero desde entonces no hemos vuelto a recibir ni una sola llamada. Le hemos referido varias veces un montón de situaciones y disfunciones que hemos visto. Se lo hemos dicho por vía telemática o por escrito. Y hasta hoy. Ninguna respuesta.

¿Creen entonces que es el peor consejero que ha habido en el Departamento de Seguridad?

A mí lo que me decepcionó de alguna manera es que pensábamos en 2020 que nos habían puesto a una persona importante en la Ertzaintza, a una persona con mucho peso. Toda la trayectoria que tenía el señor Erkoreka era la de un peso pesado, tanto dentro del PNV como en el propio Gobierno vasco. Pero con nosotros no ha ejercido. Está delegando absolutamente todo en la directora de Recursos Humanos o en el director general de la academia de Arkaute. La interlocución es prácticamente nula. Nos tiene un poco apartados. La anterior consejera, Estefanía Beltrán de Heredia, por lo menos, se reunía con nosotros. Igual no fue la mejor consejera que tuvimos pero, de vez en cuando, sí que tenía más interlocución y un poquito más de ganas.

Furgonetas. Las ha mencionado antes y es un tema que viene de largo. Este verano, en todo caso, han vuelto a denunciar que la situación del parque móvil es insostenible, que es anticuado. ¿Para cuándo nuevas furgonetas o nuevos helicópteros, por ejemplo?

Parece ser que nos están haciendo un poco de caso y ahora dicen que en diciembre van a empezar a llegar nuevas furgonetas. Nos alegramos. Aunque cambien los equipos políticos, tiene que haber una previsión tanto de medios materiales como de como de medios humanos. Hay que hacer los deberes.

¿Hay algún cuerpo que tenga furgonetas antidisturbios de casi 30 años?

Para nada. Al menos ninguna Policía moderna. Lo vemos en las imágenes de la Policía Nacional o de los Mossos d'Esquadra. Los Mossos, que siempre han sido un poco el espejo en el que se ha mirado la Ertzaintza, tienen un sistema por el que cada cuatro años las cambian. Hay que tener en cuenta que son vehículos que, en su mayoría, trabajan 24 horas al día, siete días a la semana y 365 días al año. No es como un coche normal que podamos tener en nuestra casa. Son vehículos que reciben mucho tute y lo suyo sería que, cada cuatro años, se cambien. Por la seguridad nuestra y por la seguridad de la ciudadanía. Vamos a velocidades elevadas en las actuaciones y es totalmente necesario.

Suelen repetir que no se hacen prácticas de tiro. ¿Es un riesgo para la ciudadanía que en algún momento la Ertzaintza tenga que intervenir con armas de fuego si no se ha entrenado para manejarlas?

No hacemos prácticas de nada, la verdad. Ojalá fuera únicamente el tiro el problema. Los reciclajes están totalmente abandonados. La academia de Policía se transformó en academia de Policía y de Emergencias y parece que se ha convertido en una fábrica de hacer dinero. Ahora mismo cualquier ayuntamiento o autoescuela está allí. Hace poco salió la directora de Tráfico, Sonia Díaz de Corcuera, presentando unas prácticas para motoristas de alta cilindrada. ¡Nuestros propios motoristas no hacen ni un solo reciclaje ni una sola práctica de ésas!

¿Puede ser un poco más extenso sobre el tiro?

En cuanto al tema del tiro, desde que le cambiaron la funda al arma, creo recordar que hace unos ocho años, no se ha vuelto a disparar. Hay gente que en ocho años no ha pegado un solo tiro de prácticas. Al final, si hay alguna reyerta y hay alguna actuación que precisa del uso del arma de fuego, es mejor que el agente tenga una destreza a la hora de realizar ese hipotético tiro. Además, muchas veces hemos denunciado también que el tipo de munición que utilizamos… Esas balas perdidas que ojalá no se produzcan, en ambientes en que haya gente, como en una capital o en una calle concurrida, generarían verdaderamente una situación muy, muy complicada.

Ahora hay un plan para que todos los cuerpos de Policía local porten armas. ¿Están a favor?

Sí, totalmente. De hecho, somos promotores de ello. En Gipuzkoa había muchos ayuntamientos que no querían. Pero entendemos que es totalmente necesario. La ciudadanía se tiene que dar cuenta de que ante una agresión con un arma blanca tiene que haber una respuesta adecuada. Un policía no puede salir únicamente con una defensa, con un bastón, con lo que coloquialmente la gente denomina porra. La defensa que puede hacer ante un arma blanca es mínima. Vamos, es nula. En verdad, cada vez se van teniendo más armas largas, escopetas o subfusiles. Para acometer según qué tipo de situaciones y de actuaciones necesitamos un armamento moderno también. Mencionaría también el tema del táser. Realmente ahora hay muy pocas unidades nuestras que sí disponen de ello y creemos que es una herramienta positiva. Es un arma no lesiva y que puede parar a una persona que está enajenada con un cuchillo o cualquier tipo de arma blanca.

Se quejan igualmente de la falta de medios para Investigación. ¿Está la Ertzaintza al nivel de otros cuerpos para combatir los delitos ambientales, el narcotráfico o la corrupción?

De ser una Policía puntera en todos los casos que cita, o al menos en muchos de ellos, ahora estamos a la cola. Damos la talla sobre todo por la profesionalidad de los agentes de base. Ahora mismo, en delitos ambientales las actuaciones son residuales. Hay otros cuerpos que son punteros. En el tema de drogas, no hace falta más que salir un día por la noche en cualquiera de nuestras ciudades para darnos cuenta de cómo funciona. Todas las Policías se han puesto las pilas pero nosotros no tenemos ningún grupo específico, salvo el equipo de la comisaría de Bilbao. No tenemos gente específica para poder trabajar en ello. Creo que se tiene que hacer una inversión muy fuerte, tanto en material como en formación, para volver a ser esa Policía puntera que éramos.

¿Se ha abordado bien este verano la oleada de pinchazos que se han ido conociendo?

Hubo un cambio de tipificación jurídica, por decirlo de alguna manera, para hacerlo como si fuera delito de odio. En casi todos los casos se ha demostrado que no era ningún tipo de sumisión química, por lo menos en los que se han dado aquí en Euskadi. Lo que sí creemos es que esa carencia de personal que tenemos, tanto de investigación como de seguridad ciudadana, afecta mucho a esto y a todo. Cualquier ciudadano, cada vez que tiene un problema, en este caso las chicas de los pinchazos, lo que quieren es que le atiendan lo más rápido posible, de la mejor manera. Ahora mismo, te podría decir que con esos 800 agentes menos en la calle es muy complicado dar esa seguridad como nos gustaría hacerlo a nosotros. Y lo mismo digo a la hora de recoger la denuncia o de iniciar esa investigación.

El consejero Erkoreka, sin embargo, insiste en que es un territorio “razonablemente seguro”.

Recuerdo que, en su momento, también la anterior consejera dijo que, estando España en nivel cuatro de alerta yihadista, éramos una isla y que había que bajar aquí a nivel tres o dos. Entiendo que, como políticos, quieran dar esa sensación de seguridad. Pero la realidad es que el aumento ha sido exponencial en delitos de robo con violencia, por ejemplo. Lo estamos viendo todos los días. En fiestas, las filas para denunciar el robo del móvil eran interminables. Lo de “razonablemente” es un término que queda un poco vacío. ¿Qué es razonable? ¿Para quién es razonable? ¿En base a qué? ¿Con qué te comparas?

¿Cómo se ve a la Guardia Civil y a la Policía Nacional en Euskadi desde la Ertzaintza?

Si me pregunta por cómo lo ven los agentes de base, el 99,9% los ve como compañeros. Están trabajando en su mismo ámbito, lo mismo que la Policía local. Están todos del mismo lado, en contra de la delincuencia y para trabajar en mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Desde el punto de vista político, desde la Ertzaintza como institución, igual yo no soy la persona más adecuada para responder a la pregunta.

Este verano ha habido algunas polémicas sobre el trabajo como ertzaina en algunas fiestas. Es el caso del veto a una joven agente en Mutriku, por ejemplo. ¿No es una profesión atractiva para jóvenes?

Muchísimos jóvenes ahora mismo te dicen sin ningún género de dudas que están opositando, que quieren ser funcionarios, que quieren ser ertzainas o policías locales. Sigue habiendo grupúsculos que no ven bien la profesión e incluso intentan que sus amigos o personas cercanas que no opositen, pero es un tema totalmente absurdo. Es una profesión totalmente necesaria. Y, si le pregunta a toda la gente de las últimas promociones, los opositores están muy orgullosos de querer optar a ser ertzaina.

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