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Urkullu asume que los presupuestos vascos de 2021 se retrasarán hasta finales de enero o principios de febrero

El lehendakari, Iñigo Urkullu, este viernes en la apertura del curso universartario en Mondragon

Iker Rioja Andueza

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El lehendakari, Iñigo Urkullu, fijó las elecciones en pleno mes de julio para llegar al arranque de septiembre con un Gobierno ya operativo y con una primera misión muy clara, redactar y aprobar unos presupuestos de choque de cara a 2021 que saldrán adelante sin dificultades en el Parlamento por la estrenada mayoría absoluta de PNV y PSE-EE. De hecho, se anunció que se aceleraría el plazo habitual entre el escrutinio y la investidura para poder tenerlos listos en tiempo y forma. Sin embargo, el nuevo Ejecutivo da por hecho ahora que no se llegará al 1 de enero con las cuentas listas, lo que obligará a una prórroga técnica de las de 2020, pactadas entre estos partidos y Podemos y Equo (sin IU). Fuentes de Presidencia y de Hacienda calculan que los nuevos presupuestos podrían entrar en vigor “a finales de enero o principios de febrero”.

“Se remitirá al Parlamento el proyecto de presupuestos en 2020, pero no se aprobará este año”, aseguran estas fuentes. Próximamente, se iniciará la tramitación con la aprobación de las directrices económicas, que son el armazón con el que los departamentos del Gobierno van esbozando sus propuestas económicas y que habitualmente se tienen antes de las vacaciones de verano. La aprobación en Consejo de Gobierno del proyecto presupuestario pasaría de octubre a noviembre y ello retrasaría todos los pasos en la Cámara, aunque evidentemente la mayoría absoluta evitará que se prolonguen las negociaciones con la oposición como en ejercicios anteriores.

Eso sí, entre medias hay dos hitos económicos de relevancia, uno habitual de cada año antes de la presentación del proyecto por parte del Gobierno y otro extraordinario. El primero, que por ley se ha de celebrar antes de mediados de octubre, es el Consejo Vasco de Finanzas, un órgano que sienta al Ejecutivo autonómico con las diputaciones -que tienen la competencia recaudatoria- y con la principal asociación municipalista, Eudel. Allí se harán las estimaciones de recaudación de 2020 -Álava, por ejemplo, alerta ya de una caída de entre el 18% y el 20% respecto a 2019-, la previsión de 2021 y se saldrá con una orientación de techo de gasto. El segundo es una reunión pendiente de la comisión mixta del Concierto Económico entre el Estado y Euskadi para flexibilizar el margen de déficit y paliar la caída de ingresos. Pasará del equilibrio presupuestario al 2,6% -más de 1.000 millones de euros- y el margen de endeudamiento se quedará en el 15,9%, según lo acordado con el presidente Pedro Sánchez aunque esté pendiente de ser ratificado. Las fuentes consultadas estiman que este mismo mes podría resolverse este trámite.

Urkullu también ha venido dando importancia a los fondos europeos 'Next Generation EU' como contrapeso al golpe económico de la pandemia y como palanca para avanzar en objetivos estratégicos como la innovación, la digitalización o la transición energética. Este apoyó comunitario ha puesto los dientes largos a todas las comunidades autónomas y, en el caso vasco, se ha planteado inicialmente un bloque de proyectos pluriananuales valorados en 12.000 millones, que es más que el presupuesto anual del Gobierno vasco. Euskadi también está recibiendo algunas ayudas del Estado. La última es de 87 millones y está destinada a Educación y fue la cantidad a la que aludió el nuevo consejero, Jokin Bildarratz, como plan para reforzar la enseñanza en plena vuelta a las aulas marcada por el coronavirus.

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