Gowex y Gobex
Gowex es una empresa de prestación de servicios de tecnología wifi en las ciudades que comenzó a cotizar en Bolsa en el año 2010.
Gobex es la denominación que le ha dado Monago a su gobierno, en lugar de Junta de Extremadura, aunque nadie sabe la razón, máxime cuando en cuatro años no ha demostrado saber gobernar, solo gastar y darse publicidad.
Aparte de eso, ¿qué tienen que ver ambos, se preguntará el conspicuo lector?
Básicamente, que los dos han sido lo que se llama un bluff, o sea fruto de la propaganda engañosa y de un prestigio falso. A través del sensacionalismo se ha buscado presentar al cliente/votante que sé esta en una situación que realmente no existe.
Por ejemplo, Gowex recibió en el año 2014 del gobierno de España el premio Start-Ex, como reconocimiento a su labor emprendedora y exportadora. El Gobex debería haber recibido, de manos de la NASA, el premio Star Trek, como recompensa a su clara vocación por estar siempre en las nubes y en mundos paralelos.
A Gowex también le dio el gobierno español el Premio Nacional de Innovación, acreditando así su ceguera y falta de rigor, como luego veremos; mientras que el Gobex tiene todas las papeletas para que se le entregue, eso sí, a título póstumo, el Premio Nacional de Improvisación, conocido popularmente como Premio “A salto de mata”, y “Au bon tuntún” en su versión francesa, debido a un estilo de gobierno preñado de medidas inconexas y absolutamente ajenas a las necesidades reales de los ciudadanos. Aunque el jurado estaba indeciso, su propuesta de una consulta popular para decidir si debe gobernar la lista más votada y la de rebajar el IVA de los gimnasios privados, ha decantado claramente el voto a su favor. “Contra eso no hay quien pueda”, han declarado los resignados finalistas a tan eximio galardón, el dúo Faemino y Cansado.
¿En qué otros aspectos existe similitud entre Gowex y Gobex? Pues, aparte del fonético, en que ambos han sido un monumental engaño para quienes pusieron sus ilusiones en ellos
Gowex fue mostrando a sus inversores, durante cuatro años, una visión distorsionada de su realidad económica y contable. En otras palabras, que se inventaba sus cuentas anuales y publicitaba la firma de importantes contratos de ámbito supranacional, la mayoría de ellos inexistentes.
Al Gobex nos lo han querido vender como el “gobierno de los mejores”, impregnando de tan altas virtudes y cualidades a su presidente que incluso, me aseguran, sus Consejeros, más el Presidente de la Asamblea y su primo, varios cargos provinciales del PP, allegados y demás familia, están pensando constituir la Comisión Postuladora de la Canonización de Monago. De ahí a la Congregación para las Causas de los Santos, hay un telediario, máxime si tenemos en cuenta que cuando se nace monago, solo hay que esperar a que corra el escalafón para llegar a la santidad.
Los analistas financieros y bursátiles, dotados de una indudable clarividencia, decían de Gowex que “constituye una oportunidad atractiva de inversión, en base a su adecuado posicionamiento estratégico, su capacidad recurrente de generación de tesorería y la disponibilidad de liquidez para financiar su proceso de crecimiento a nivel internacional”. Poco tiempo después, una auditora norteamericana denunciaba que las acciones de Gowex no valían nada y que sus ingresos eran humo, lo que culminó con un escándalo mayúsculo y la presentación de concurso de acreedores. El engaño salía a la luz claramente.
Del presidente del Gobex dice su propia página web que es “un gestor comprometido con el equilibrio presupuestario y el crecimiento económico y un político implicado con los extremeños con menos recursos, tal y como demuestran las novedosas políticas sociales que se están poniendo en marcha durante la legislatura”.
Sin embargo, Extremadura es una de las doce comunidades que incumplen el objetivo del déficit del 1% pactado para 2014, situándose en el 2,45% del PIB; de junio de 2011 a abril de 2015, deja 37.000 parados más y 21.896 afiliaciones menos a la Seguridad Social; las listas de espera sanitaria se eternizan y las políticas sociales se centran en tener pendientes de resolución más de 16.000 solicitudes de pago de renta básica y en el burdo intento de comprar el voto de las mujeres mayores de 75 años a través de la concesión de una paga anual de 300 €. Vergonzoso resulta tardar más de dos años en pagar a varias asociaciones de atención a discapacitados las ayudas necesarias para el mantenimiento de su personal.
Durante el mandato del Gobex, se han dado claros casos de nepotismo; de injerencia política en procesos internos de entidades financieras y del mayor grupo cooperativo extremeño, exhibiendo una osadía solo pareja a la carencia de aptitudes y de visión empresarial propias de quien, no habiendo sabido resolver su vida fuera de la política, creen tener la panacea para poder arreglar los negocios ajenos. Los pilares del estado del bienestar han sufrido desatenciones y recortes, con cierres de puntos de atención continuada de salud y merma de inversiones en medios materiales para los mismos, llegándose a dar citas para una resonancia magnética a dos años vista. La preocupación por la educación y la cultura -que no fuera la de servir de escenario para la excentricidades del presidente (premios Ceres, financiación de las giras de Pablo Alborán, etc, etc)- ha sido exigua.
No sólo no ha conseguido reducir la carga fiscal que pesa sobre los autónomos y las pymes, sino que proponen un subsidio pre mortem de 400 euros destinado a una treintena de extremeños, por el cierre del negocio, por la derrota y el fracaso. Quien acusaba a los anteriores gobiernos de subsidiar a todos los colectivos, ahora abraza esa misma religión.
Sin embargo, cabe reseñar el incremento de ayudas a la familia, eso sí la de varios altos cargos concretamente, que comenzaron dando trabajo directo a varios miembros de la misma, para concluir con el muy favorable trato que están teniendo las empresas vinculadas a Directores y Directoras Generales del Gobex, adjudicatarias de jugosos contratos públicos, según denuncian los medios de comunicación.
El presidente Monago, como a él le gusta que le llamen (de hecho, está considerando seriamente tramitar un expediente de cambio de nombre en el Registro Civil para llamarse en lo sucesivo Presidente Monago, en lugar de José Antonio Monago), ha comenzado esta campaña electoral como lo hizo hace cuatro años. Con dos diferencias: Entonces salía corriendo con su equipo detrás (esta matización sobraba: siempre lo hacen) y ahora lo ha hecho pedaleando. Allí el movimiento era dinámico, aquí ha actuado en consonancia con su política, pedaleando sobre una bicicleta estática. La metáfora es muy significativa: pedalear para no ir a ningún sitio.