El BNG exige un comité de crisis por los últimos asesinatos machistas en Galicia y Rueda lo niega y le recrimina la trama Koldo
La política madrileña fue, una vez más, la munición que utilizó Alfonso Rueda para defenderse de las preguntas de la oposición en el Parlamento de Galicia. El socialista Besteiro preguntaba por las políticas de vivienda y el presidente gallego le reconvino con la supuesta decadencia del Gobierno central. La nacionalista Pontón exigía un comité de crisis tras los últimos asesinatos machistas en la comunidad y se le vino encima la trama Koldo y la prostitución “de sus socios”. “Su única respuesta es que soy una frustrada, una cobarde y que bramo. Es una indecencia”, se indignó la líder del BNG ante la reacción de Rueda. Este rechazó, también una vez más, mostrar el más mínimo apoyo a la mujer que denunció por agresión sexual al exconselleiro do Mar Alfonso Villares.
Ana Pontón había alertado de inicio sobre la escalada de violencia contra las mujeres en Galicia. Tres asesinadas a manos de sus parejas -en A Coruña, Campo Lameiro y O Bolo-, además de intentos frustrados en Verín u O Barco, sostenían su tesis. “No podemos normalizar que haya tres asesinatos en dos meses, es aterrador”, argumentó, “pedimos un comité de crisis y dijeron que no. No han tomado ninguna medida extraordinaria”. Fue entonces cuando recordó el papel del Gobierno gallego tras la dimisión, imputado por agresión sexual, del responsable de Mar: “¿Qué se puede esperar de quien diligentemente amparó y encubrió a su amigo, despedido entre elogios, abrazos y loas, sin una palabra de apoyo” a la presunta víctima? Y situó lo sucedido en un cuadro más amplio, el que determina el negacionismo sobre la violencia machista que difunde la extrema derecha.
El presidente gallego permaneció impasible. No se movió de la posición de las últimas semanas. “Más de lo mismo”, empezó diciendo, antes de lanzarse a una catarata de descalificaciones hacia la nacionalista. “Le importa más usted misma que las víctimas. No respeta la presunción de inocencia ni la separación de poderes”, ese extendió, “deje de mentir y de difamar y condene los manejos con prostitutas de sus socios. Porque es usted muy cobarde en este tema”. Pontón le reprendió: “Su frivolización es gravísima, un síntoma de lo que denunciamos, ustedes normalizan la violencia contra las mujeres”. Y al cierre de su intervención expuso las razones de su petición de un comité de crisis: revisar lo que falló en la protección de las mujeres -dos de las asesinadas estaban bajo el sistema Viogén- y reforzar. “Tendría que tomarla más en serio de lo que la tomo”, le espetó Rueda, quien en su último turno desgranó algunas medidas contra el machismo adoptadas por los sucesivos ejecutivos de la Xunta desde que, en 2003, Fraga Iribarne aprobó una primera ley de igualdad. Eso sí, antes de terminar, volvió al ataque y a la política madrileña: la ley del solo sí es sí “que beneficia delincuentes sexuales” y el supuesto apoyo del BNG a quienes “con dinero público se repartían mujeres como mercancía”.
Displicencia con Besteiro
El intercambio con el portavoz del Partido Socialista, José Ramón Gómez Besteiro, había seguido un guión similar. Besteiro se interesaba por la política de vivienda y por el boicot de la Xunta -en atención a la estrategia de Feijóo contra el Gobierno central- en la última Conferencia de Presidentes, dedicada precisamente al tema. Y obtuvo los habituales comentarios despectivos y displicentes de Rueda -“entérese un poco más”, “lo tienen poco en cuenta en Moncloa”, “es líder del partido increíblemente menguante”. A los datos que el socialista había intentado colocar en el debate, como el aumento de un 21% del precio de los pisos en 2024 o que el bipartito inició más vivienda pública entre 2006 y 2007 que el PP entre 2010 y 2025.
“Usted sigue como siempre, intentando tapar las vergüenzas del Gobierno central”, replicó Rueda, quien aprovechó para deslizar un anuncio totalmente fuera de cuestión: su gabinete aprobará “dentro de dos consellos” una “estrategia gallega” contra las enfermedades raras.
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