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Ence justifica su nueva planta de biomasa en Pontevedra con la “imparable extensión del eucalipto en Galicia”

Argumento empleado por Ence para la planta de biomasa sobre una imagen de su recinto en Pontevedra sacada del Plan de Ordenación del Litoral de la Xunta

David Reinero

“La extensión del eucalipto en territorio gallego ha sido imparable en los últimos treinta años, hasta el punto de que esta especie ocupa ahora el doble de superficie que en 1986”. Ese argumento, sin mencionar en ningún momento su propio papel como incentivadora de la plantación de más eucaliptos, es uno de los que emplea la empresa de celulosa Ence para justificar la construcción dentro de su recinto industrial de Lourizán, en la ría de Pontevedra, de una nueva planta de generación eléctrica con biomasa. Un nuevo edificio que la propia empresa admite que tendrá un impacto “negativo significativo” sobre el paisaje y “negativo no significativo” sobre el ciclo del agua.

La Xunta acaba de someter a exposición pública para su evaluación ambiental la modificación urbanística que requieren varias actuaciones que Ence quiere realizar en los próximos años en su complejo de Lourizán. Son, según la empresa, obras derivadas del denominado “pacto ambiental” firmado con la Xunta en supuesta compensación por la prórroga de 60 años otorgada por el Gobierno central a su permanencia en la ría de Pontevedra. A pesar de que no requerirán de nuevos terrenos fuera del recinto ya existente, el Gobierno gallego entiende que es preciso evaluar el posible impacto ambiental de tres de esas actuaciones destinadas a aumentar la capacidad de Ence de cogeneración de energía eléctrica con biomasa, a mejorar la eficiencia de sus combustibles y a habilitar el uso de gas natural para sus hornos. Por eso, la empresa entregó a la Xunta, que a su vez somete a exposición pública, su propia valoración sobre los posibles impactos que tendrían esas actuaciones.

Es en esa documentación en la que Ence emplea como argumentos para justificar su nueva planta de biomasa la “disponibilidad de madera de eucalipto en Galicia”, aportando cifras que dice obtener de la propia Xunta como que esa especie ya ocupa hoy 425.000 hectáreas, de las que 288.000 serían exclusivas de esa especie y otras 145.000 “mezcladas con pino y roble”. Ence admite que esas cifras superan las previsiones del Plan Forestal de Galicia actual -que la Xunta quiere aumentar en la revisión ahora en marcha del documento-, pero nada dice de su propia responsabilidad en ese incremento.

En la documentación ahora a exposición pública Ence argumenta que el nuevo edificio que tendrá que levantar para acoger la planta de biomasa no tendrá impacto sobre la mayoría de los elementos a tener en cuenta en la evaluación ambiental, como la biodiversidad u otras infraestructuras, porque estará emplazado dentro del recinto ya existente, ganado en su día a la ría. El impacto, destaca, será positivo sobre el consumo de energía, ya que permitirá que la planta deje de consumir recursos ajenos menos sostenibles y pasar a ser excedentaria de energía más sostenible. Pero la propia Ence admite que el proyecto tendrá impactos negativos en materia de paisaje y aguas.

“El efecto de la actuación prevista sobre el paisaje, teniendo en cuenta el volumen y altura de los elementos que la componen se valora como negativa significativa, de carácter compatible”, dice la documentación de la empresa, en la que se señala que las nuevas construcciones tendrán en algunos puntos una altura máxima de 70 metros. Para minimizar ese impacto visual y que sea considerado aceptable la empresa justifica que ha diseñado las nuevas construcciones de forma escalonada, de manera que las más bajas se sitúen en las zonas más próximas al exterior del recinto y las más altas en el su interior. Ence acompaña su argumentación de varios bosquejos que pretenden comparar los volúmenes actuales de su complejo con los futuros.

El otro impacto “negativo”, en este caso “no significativo”, que contempla la propia empresa es sobre el ciclo del agua, en un contexto en el que no es público el consumo real actual de ese elemento por parte de Ence. “El funcionamiento de la planta de cogeneración con biomasa necesita un elevado caudal de agua”, dice, pero matiza que “la planta trabajará en circuito cerrado por lo que, una vez obtenida el agua para el proceso, la captación se reduce a las pérdidas que se producen en el proceso y a las limpiezas del circuito de refrigeración, pudiendo ser estas aguas vertidas con el efluente residual de Ence, ya que la carga de éste es muy baja a pesar de a tener una elevada conductividad”.

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