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El izado en plena pandemia de una bandera española en un chalé de veraneo de la localidad coruñesa de Cabanas desata el “pánico social”

Imagen aérea del Concello de Cabanas

Daniel Salgado

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Todo estalló por una bandera española. Su izado dentro de una propiedad privada hizo saltar las alarmas. La de los vecinos y la de las autoridades. Hay incluso quien habla de que se desató el “pánico social”. Porque la tradición indica que, cuando los Suanzes izan la enseña, es que han llegado a su segunda residencia, en la zona de Porto, en Cabanas (A Coruña), procedentes de Madrid o de A Coruña. Y la izaron el pasado fin de semana, en pleno estado de alarma. La familia aclara que ha habido un malentendido, ya resuelto, y que nadie ha venido de fuera. Pero el incidente es síntoma de una realidad que preocupa en Cabanas y los ayuntamientos cercanos, en la costa noroccidental gallega: el paso clandestino a segundas residencias durante el estado de alarma por el coronavirus.

Preocupa tanto que el propio alcalde del lugar, el socialista Carlos Ladra, avisó el sábado, 4 de abril, en sus redes sociales. “En el día de hoy pudimos apreciar la supuesta llegada de personas con segunda residencia en nuestro ayuntamiento”, escribía, y anunciaba que había trasladado la información de la que disponía a la Delegación del Gobierno y al cuartel de la Guardía Civil. “Detectamos la presencia de varias personas con segunda residencia en el ayuntamiento, personas residentes en comunidades autónomas afectadas gravemente por la pandemia COVID-19”, expuso, “y un notable ascenso de la movilidad nocturna de vehículos, en especial en la última madrugada”.

Cabanas es un pequeño muncipio rural, con poco más de tres mil habitantes, situado en la comarca del Eume, entre A Coruña y Ferrol. En estas dos ciudades y en Madrid residen habitualmente buena parte de los propietarios de chalets que puntúan su costa. “Son zonas muy específicas”, concreta Ladra, “y sí percibimos ciertos movimientos en segundas residencias. Nuestra Polícia Local sabe qué coches son de aquí y qué coches no”. El edil no entra en más detalles. Da por hecho que hay quien se ha saltado el confinamiento para pasar la Semana Santa en su casa junto al golfo Ártabro, que es como se llama el océano Atlántico en esas latitudes, pero deja el asunto en manos de los agentes de la ley.

La polémica de los “veraneantes” en Cabanas ya había surgido al inicio del estado de alarma decretado por el Gobierno central. En una comisión del Ejecutivo local el viernes 13 de marzo, tres días antes de que se hiciese efectiva la decisión, los partidos del lugar habían discutido sobre la pertinencia de tomar medidas propuestas por un edil de la oposición, Xosé Manuel Sardiña, de En Marea. “Pero este problema se agudizó este fin de semana”, relata éste, “se notan más coches en la zona da Praia, y se ve gente que no vive aquí todo el año en los supermercados de Pontedeume [villa cercana]”. Es Sardiña quien califica de “pánico social” la sensación desatada por el izado de la bandera en la finca de los Suanzes.

Supermercados que no “dan abasto”

“La gente ha malinterpretado que se izara una bandera”, argumenta un miembro de la familia, “ha pensado que había venido gente de Madrid cuando no es el caso. Ya lo he aclarado con los vecinos y parece que lo han entendido. También pasó la Guardia Civil y comprobó que estaba todo en orden”. La parcela pertenece a los herederos del primer Marqués de Suanzes, Juan Antonio Suanzes Fernández (1891-1977), ministro de Industria en los primeros años de la dictadura franquista, y ha sido objeto de no pocas polémicas urbanísticas. Fuentes de la corporación municipal denuncian la “permisividad” al respecto de anteriores gobiernos locales.

El malestar vecinal con los propietarios de segundas residencias en la comarca es, en todo caso, notorio. Y público. Las redes sociales se llenan de comentarios al respecto. Un vecino del núcleo de Cabanas recuerda que en la noche del sábado 4 de abril, desde su ventana, percibió un inusual aumento del tráfico. “Y automóviles con varias personas dentro”, apunta. Otro tiene noticias de que los supermercados “no dan abasto” debido al aumento de población. “Una amiga enfermera, contagiada de coronavirus y en cuarentena junto a su familia, llamó para hacer un pedido y le dijeron que imposible antes del día 13, por la afluencia de personas de segundas residencias”, añade.

Pero no solo Cabanas ha detectado veraneantes clandestinos. El mismo sábado, se unía a otros ocho ayuntamientos para emitir un comunicado conjunto en el que afirmaban “extremado los controles de vigilancia ante la proximidad de la Semana Santa y la previsión de que con motivo de estas fechas se puedan desplazar personas procedentes de otras ciudades que tengan aquí una segunda residencia o que se dispongan a aprovechar para hacer turismos”. Todos ellos se encuentran en las comarcas de Ferrolterra y Eume, entre A Coruña y Ferrol. Y en el mismo comunicado advertían de que ya habían detectado “la apertura y tareas de limpieza en inmuebles propiedad de personas foráneas”.

“Ahora son las autoridades las que tienen que actuar”, concluye Iago Varela, teniente de alcalde de Cabanas por el BNG. Las pequeñas policías locales y los cuarteles rurales de la Guardia Civil lo intentan pero, sostiene un vecino que sigue el asunto de cerca desde su casa con vistas a la autopista que va de A Coruña a Ferrol y así también notó “el tráfico brutal” en la madrugada del 3 al 4 de abril, “están desbordados”.

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