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La Xunta admite interrupciones en tratamientos de radioterapia por averías en las máquinas en A Coruña

Imagen de archivo de un acelerador linea en un hospital.

Beatriz Muñoz

Santiago de Compostela —
21 de octubre de 2025 18:41 h

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Carolina es una paciente del área de A Coruña que se ha tratado de un cáncer en el Centro Oncolóxico de Galicia, una clínica propiedad de una fundación privada que recibe de forma rutinaria a pacientes de la sanidad pública por un concierto especial firmado con la Xunta. A sus instalaciones han ido a parar, cedidas, algunas de las máquinas donadas por la Fundación Amancio Ortega a la sanidad pública para tratar tumores. Esta paciente vio cómo se le interrumpía en varias ocasiones la radioterapia por averías, que implicaban que todos los enfermos citados -en horario nocturno, en este caso- tenían que volverse a su casa por estos fallos. El Gobierno gallego admite esos parones en los tratamientos y que hasta tres veces entre 2024 y lo que va de 2025 alguna de las máquinas estuvo fuera de servicio más tiempo del que está marcado como máximo.

Esta paciente coruñesa explica, en conversación con elDiario.es, que ella fue derivada para la radioterapia al Centro Oncolóxico, como ocurre con quienes se tienen que someter a este tipo de tratamiento en el área sanitaria de A Coruña y Cee. Indica que a ella la citaban en horario de noche, a partir de las 22.00 horas, algo que atribuye a que no se tenía que desplazar desde otra localidad y los turnos de día se reservan para quienes sí se tienen que trasladar. En una de esas citas les comunicaron a los pacientes que el tratamiento no se iba a poder realizar porque se había estropeado la máquina. No fue la única vez ni para ella ni para otros enfermos que también esperaban y que le dijeron que era algo habitual. “Me quedé pasmada”, cuenta Carolina, que recuerda que le dijeron que, cuando eso pasaba, aparecía algún técnico “con un maletín” y, si se podía arreglar, continuaban y, si no, se tenían que ir para casa.

Ella empezó a preguntar en el centro qué ocurría. Asegura que lo que consiguió saber es que se registraban fallos con cierta frecuencia y que los arreglos llevaban a menudo un tiempo. También le contaron que antes de que ella se estuviese tratando allí había dos máquinas, pero que una se la habían llevado por una avería y no habían vuelto a saber de ella. En aquel momento, asegura, le explicaron que había un solo aparato. Carolina preguntó por el anuncio de la donación de varias máquinas por parte de la Fundación Amancio Ortega a la sanidad pública, pero la respuesta fue que no sabían. En este centro hay equipos que fueron adquiridos por las aportaciones de esta fundación, pero no son los de protonterapia prometidos en 2021, sino otros anteriores, recibidos cuando Alberto Núñez Feijóo era presidente de la Xunta y cedidos al Centro Oncolóxico -Alfonso Rueda justificaría después instalarlos allí porque no había sitio en la infraestructura hospitalaria pública-.

“Yo me enfadé mucho”, relata Carolina, que se queja de que, inicialmente, no les daban ninguna explicación. Tras quejarse les contaron que algunas averías requerían de personal especializado que, a las 22.00 horas o más tarde, cuando estaban ellos citados, ya no estaba en horas de trabajo. “Y que no te toque en viernes, como me pasó a mí, porque entonces tienes que esperar al lunes y te quedas sin la sesión del viernes, sin la del sábado y sin la del domingo”, critica. Además, asegura que, por el momento en el que recibió tratamiento, tendría que estar en las instalaciones un nuevo aparato que se anunció como instalado en julio de 2024, un acelerador lineal Halcyon Hypersight de Varian, que sostiene que no estaba allí.

El informe que refleja el tratamiento al que se sometió Carolina hace constar explícitamente que sufrió interrupciones en la radioterapia tres días y que esos parones se devieron a que se averió la máquina, como se puede comprobar en la imagen que figura a continuación.

El informe de una paciente con cáncer que refleja las interrupciones en su tratamiento de radioterapia en el Centro Oncolóxico.

Esta redacción trató de ponerse en contacto con el Centro Oncolóxico, pero este replicó que solo contestan “reclamaciones que se realizan por el conducto reglamentario”. Por su parte, la Consellería de Sanidade -la fundación propietaria de la clínica es privada, pero tiene un concierto especial con el Sergas- indica que son dos los aceleradores lineales que están instalados en este hospital privado. No especifica cuáles son. Si se coteja esta información con la memoria de actividad de 2024 del Centro Oncolóxico, se deduce que una de las máquinas se ha dado de baja en 2025, puesto que en ese documento se recogen tres aceleradores lineales: además del Halcyon Hypersight, un Varian Unique y un Varian Truebeam. Estos dos últimos, según la propia información de la clínica, proceden de donaciones de la Fundación Amancio Ortega y están “cedidos por el Sergas mediante contrato de arrendamiento”.

Sanidade agrega que estos son equipos de alta tecnología que se someten a controles de calidad diarios y a mantenimientos preventivos “para evitar su parada de forma no programada”. Hay un contrato de mantenimiento integral con la empresa fabricante que incluye el compromiso de que las máquinas tienen que tener una disponibilidad “por encima del 98%”, algo que se evalúa trimestralmente. Si no se alcanza ese nivel superior al 98%, se aplican penalizaciones -“deducciones económicas en la facturación del servicio”, según la Xunta-. También hay sanciones si los tiempos de respuesta no son los pactados. Estas situaciones se dieron tres veces en el periodo 2024-2025. Pasó una vez con una de las máquinas y dos con la otra. “Se trabaja en conjunto con la empresa para conseguir evitar en todo momento intervenciones no programadas que interrumpan las agendas de los tratamientos”, asegura la Consellería, que añade que, “no obstante, es necesario recalcar que lo primero es garantizar la máxima seguridad y calidad en la administración de los tratamientos”.

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