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¿Qué narices usa una impresora? ¿Oro líquido? Descubre por qué la tinta es más cara que el petróleo

¿Por qué cuesta tanto un cartucho de tinta de impresora? (Foto: Wikimedia Commons)

Pilar Chacón

Hace un tiempo, el monologuista Berto se hizo una pregunta. ¿Cuál es el líquido más preciado del mundo? “¿El whisky de Malta? ¿El néctar de flores? ¿El sudor de monarca?”. Pues no. Para sorpresa de muchos, la tinta de impresora.

Si lo pensamos bien, en realidad, tiene razón. Según nuestros cálculos, la media entre el precio de la tinta más barata de Epson (9,08 euros de un cartucho de 9,7 ml) y la más cara (19,15 euros), alcanza los 1.455 euros el litro. Un precio que supera el litro de uno de los aceites más caros del mundo, el Spiritu Santo (1.296 euros el litro), y el del vino Vega Sicilia Único 1968 (que ronda los 961 euros por botella de 750 ml). Según una cadena de perfumerías española, el litro de Channel Nº5 llega a los 1.105 euros. El precio del litro de la tinta de impresora supera, con creces, al de la gasolina (1,43 euros el litro) y el crudo Brent, que se vende por barriles pero sale a unos 0,69 euros el litro. Para que lo veais más claro, lo hemos plasmado en este gráfico:

Berto no es el único que se pregunta por qué sucede esto. La cara de espasmo que se les queda a muchos consumidores cuando sacan la cartera para comprar un cartucho refleja la misma inquietud. ¿Por qué? ¿Acaso se están aprovechando los fabricantes de tintas de impresora? ¿Qué hay detrás de un cartucho de ocho mililitros?

¿Tinta cara o tinta barata?

En 2011, Thom Brown, gerente de marketing de HP, dio una explicación acerca del precio de los cartuchos del fabricante de impresoras. Según Brown, la inversión, el trabajo y la eficiencia son los intangibles básicos por los que paga el cliente. “La tecnología de tintas resulta costosa de desarrollar y el cliente paga por la fiabilidad del producto y la calidad de imagen”, señaló.

Sin embargo, sus palabras no acabaron con la crispación. El pasado mes de marzo, la preocupación por el precio de la tinta llegó al gobierno estadounidense. Un chico de 14 años envió a la Casa Blanca una propuesta con la que la administración ahorraría más de 168 millones de euros en impresión. Aunque la solución no se hallaba en cambiar de fabricante de cartuchos, sino en cambiar la fuente de los documentos, quedó claro que incluso a un adolescente le preocupaba el gasto público en tinta para la impresora.

En España, el precio de los cartuchos de fabricante se halla entre los 15 y los 30 euros. Aunque también podemos encontrar precios más bajos. Entre los cartuchos más vendidos por Epson, los precios oscilan entre los 9 y los 19 euros (para una carga de 9,7 mililitros).

“No creemos que nuestros cartuchos resulten caros si tenemos en cuenta la inversión realizada para el desarrollo de la tecnología de impresión, tintas y soportes, así como las enormes mejoras en la tecnología de impresión que hemos realizado en la última década”, nos cuenta Maite Riaza, directora de marketing de Epson Ibérica. “En Epson, nos comprometemos con aportar a nuestros clientes impresoras y consumibles de mayor valor y calidad, y no producir simplemente la tinta más barata”.

La innovación cuesta

Ese interés por invertir en tecnología es uno de los responsables del precio que pagan los consumidores. La inversión en I+D constituye una pieza clave para todo fabricante de cartuchos. En el caso de Epson, la empresa japonesa destina más de 1,2 millones de euros – un 6% de sus ingresos - a investigación.

“Epson es la firma japonesa con más patentes en los ámbitos en los que tiene actividad: impresión, tecnología de sensores QMEMs y paneles LCD”, señala Riaza. “Actualmente cuenta con 50.000 patentes en vigencia y registra unas 5.000 patentes por año”.

Inversiones como ésta deben ser rentabilizadas y, por ello, se tiende a pensar que las patentes sí podrían detrás del elevado precio de la tinta. “Puede ser cierto, porque los componentes de la tinta cada día se perfeccionan más. Hay muchas patentes de este tema en concreto”, explica a HojaDeRouter.com Nina Costas, directora de NC-Consultors, una firma de abogados expertos en propiedad industrial.

“Tenemos los dos puntos de vista: el empresario que invierte en I+D para tener mejor tecnología y patentar para tener la exclusiva de su invención que da alta calidad y garantía al consumidor, con lo que se encarece el producto; y por el otro, está el consumidor final, que ve que con el pago de dos cartuchos originales puede comprar una nueva impresora”.

Ricardo Mateo, profesor de dirección estratégica de la Universidad de Navarra, nos lo confirma. “Es cierto. Al tener patentes, otros fabricantes no pueden vender los repuestos o consumibles para tu sistema al precio que cuesta producirlos, inferior al precio de venta. Esto permite una ventaja que facilita el que puedas cobrar más”.

Y en ello también está de acuerdo el pequeño comercio. “Entendemos que las marcas gastan mucho en I+D, pero casi es preferible que incrementen el precio de las máquinas, que cada vez son más baratas, y dejen de subir los cartuchos originales, que suben todos los años”, señalan desde ASTINTA, una tienda online de Palencia.

Parecido a las cuchillas de afeitar

De lo que Costas y ASTINTA hablan es del contraste que existe entre el precio de una impresora – entre los 60 y los 80 euros -, y el precio del cartucho. Según la página CS Monitor, la principal causa de esta diferencia de importes es el modelo de negocio empleado por los fabricantes: el llamado modelo de negocio de Gillette.

¿En qué consiste? “El objetivo es rentabilizar el negocio con el consumo de los repuestos de afeitar. La manera de lograr[lo] es con una base instalada de máquinas amplia. Para ello [las] promocionan – a las personas les encanta que les regalen cosas -, [y] una vez que se acostumbran a ellas, les gusta seguir usándolas”, nos explica Mateo.

En el caso de las impresoras, el modelo que se pone en práctica consta de dos fases. “En la primera, el cliente tiene que probar la tecnología que ofrece el fabricante, [que] debe ser muy económica”. Y una vez conseguido, en la segunda, “es necesario recuperar las inversiones”. De ahí que el precio sea algo mayor en los cartuchos.

Todo es cuestión de elegir

Ante el precio de los cartuchos de fabricante, una opción por la que han optado muchos consumidores ha sido la marca blanca. “El incremento es muy notable y no sólo por la crisis”, nos cuentan desde ASTINTA. “La calidad de los cartuchos de marca blanca ha subido y la diferencia de precio entre original y compatible cada vez es mayor. De ahí que hayan caído las ventas en cartuchos originales”.

Otra segunda alternativa se halla en la recarga de cartuchos. “Es un servicio en donde los clientes simplemente llevan sus cartuchos a determinadas tiendas, se evalúan los cartuchos, se hace el cambio de piezas en los de tóner cuando es necesario, o de limpieza en los de tinta, y se vuelven a llenar los depósitos mediante diferentes métodos de recarga”, señala Nina Costas. Según la abogada, esta opción supone un ahorro de entre el 50 y el 80%.

Ya lo veis. Al final, pagar más o pagar menos depende de lo que estemos dispuestos a aceptar. ¿Innovación o ahorro? He ahí la clave.

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