Cómo consiguió Xiaomi su propio ejército de 'fanboys' sin copiar (del todo) a Apple
Para muchos, Xiaomi es poco más que la copia china de Apple. Probablemente están equivocados. Más allá de su diseño al estilo iPhone o de que su CEO, Lei Jun, vista de camiseta negra y vaqueros en cada presentación, Xiaomi parece preocuparse menos de vender móviles que de conquistar al usuario con su sistema operativo. Al menos en China, lo consigue. La participación de los usuarios es la clave de su éxito.
Modelos del Xiaomi Redmi 2
En la corta historia del teléfono inteligente, pocas han sido las compañías que se han preocupado tanto por el diseño como lo ha venido haciendo Apple. A diferencia de otras marcas, la empresa de la manzana mordida ha conseguido atraer a miles de usuarios al ofrecer un terminal que resulta agradable a la vista. En blanco o negro, sus esquinas redondeadas y el brillante logo en la parte posterior han convertido al iPhone en objeto de deseo. Para algunas compañías, también en un objeto que imitar.
En esta categoría se podrían incluir los terminales de Xiaomi, la empresa que le ha ganado terreno a Apple en el mercado en el que, curiosamente, más iPhones vende la compañía de Tim Cook: China. Su último modelo, el Xiaomi Mi4, se parece bastante al iPhone 5S, aunque quizá la semejanza más destacable entre las dos empresas sea que la china también cuenta con su ejército de seguidores incondicionales.
Pero, ¿merece realmente Xiaomi el título de Apple china? Para el periodista estadounidense Clay Shirky, no. Según explica en su último libro, 'Little Rice: Smartphones, Xiaomi and the Chinese Dream', el secreto del éxito de la firma asiática no es vender copias del iPhone a un precio menor, sino atraer a los usuarios a través de su sistema operativo.
Xiaomi dio sus primeros pasos en 2010, pero no lo hizo vendiendo un teléfono móvil. Su producto original fue MIUI, una versión modificada del sistema operativo Android. Según relata el escritor, a la hora de fabricar un teléfono móvil, compañías como Samsung, HTC o Huawei centran más su atención en el 'hardware' y apenas modifican el 'software' que Google distribuye.
“Lo que pone a MIUI aparte es que incluso antes de que Xiaomi tuviera un teléfono propio para vender, trabajaron para hacer que el sistema operativo funcionara mejor que los de la competencia”, escribe.
En lugar de vender su producto a uno o varios fabricantes, la compañía liderada por Lei Jun optó por convencer a los usuarios de que instalaran y probaran su versión de Android en su terminal. En aquellos momentos, el líder del mercado chino era Samsung.
De acuerdo con Shirky, los primeros adeptos de MIUI se caracterizaban por su interés en la tecnología. “Xiaomi prestó especial atención a lo que querían y a la forma en la que usaban sus móviles”, señala. Como consecuencia, la compañía no solo recibía tuits de usuarios contentos con su nuevo sistema operativo, sino también pistas para mejorarlo.
Con el paso del tiempo, el 'software' de Xiaomi fue conquistando muchos más dispositivos. A finales de 2011, la compañía decidió adentrarse en el mundo del 'hardware' fabricando su propio teléfono. Los comentarios eran tan positivos que, poco tiempo después del lanzamiento del Mi1, China Unicom, la operadora estatal, anunció que compraría un millón de móviles para ofrecerlos a sus clientes.
“A través de una combinación de la participación del usuario, las ventas en línea y el anuncio de Unicom, Xiaomi había pasado de ofrecer su primera pieza de 'hardware' a tener una demanda masiva en un espacio de tres meses”, relata Shirky.
La compañía publica cada semana pequeñas actualizaciones de su sistema operativo. La nueva versión está disponible cada viernes, y los propios usuarios denominan este día Orange Friday (“viernes naranja”). De esta forma, miles de usuarios exponen durante el fin de semana sus conclusiones en los foros de la compañía y proponen correcciones o mejoras.
“Después del Orange Friday, miles de comentarios de usuarios, informes de fallos y peticiones de características fluyen en los foros de Xiaomi y son tenidos en cuenta en la próxima actualización del sistema”, detalla el estadounidense. El propio CEO de Xiaomi asegura que un tercio de las características de los terminales móviles proceden de las peticiones de los usuarios.
Al comprobar que la empresa tiene en cuenta su opinión, los usuarios no dudan en sugerir ideas para el prototipo. Xiaomi consigue así que sus clientes sientan predilección por la marca. Una participación de la que también se beneficia la firma para mejorar el producto, ya que el usuario lo prueba en condiciones reales y no en “el ambiente controlado que organizan la mayoría de empresas”.
La mayoría de los jóvenes adeptos de Xiaomi viven todavía con sus padres, de ahí que Thompson y otros analistas vean justificado el desembarco progresivo de la compañía en la llamada internet de las cosas. De hecho, la empresa ya vende televisores inteligentes, routers wifi e incluso un dispositivo similar al Chromecast.
“Cuando llegue la hora de marcharse de casa, los fans de Xiaomi necesitarán comprar televisiones, purificadores de aire y todo tipo de productos tecnológicos. ¿Qué marca crees que elegirán?”, pregunta.
El éxito alcanzado por Xiaomi en apenas cinco años ha llamado la atención de otras empresas radicadas en países emergentes. Según explica Shirky en su libro, compañías indias como Micromax o Lava están tratando de copiar el modelo de negocio que Xiaomi ha puesto en práctica en su país natal - de hecho, Micromax ya ha desbancado a Samsung como marca de móviles más vendidos en la India. Una estrategia 'made in China' que puede funcionar en otras partes.