iPhone de oro, iPhone de plástico: la joya de la corona y la bisutería al alcance de todos
Los rumores se confirmaron. La compañía de la manzana mordida no ha presentado uno, sino dos iPhone. El iPhone 5S, llamado a revolucionar el mercado tras de la 'tibia acogida' del anterior modelo, y el iPhone 5C, un teléfono pensado para aquellos que siempre quisieron un terminal de Apple pero nunca pudieron permitírselo.
El oro y el plástico, tocando los extremos
¿Cuántas veces habremos oído a los 'fanboys' de Apple criticar el ecosistema Android porque la mayoría de sus terminales son de plástico? Parece lógico que el uso de uno u otro material responde a una simple cuestión de costes. Apple ha sido siempre una marca elitista, con lo que nunca tuvo necesidad de ahorrar dinero en sus materiales, pero ahora es distinto.
Muchas marcas de teléfonos Android han triunfado por saber aunar calidad y precio. Mientras Apple ha mantenido una política de 'un producto, un precio' durante muchos años, Samsung, HTC, Sony y compañía han sacado varios modelos para competir en varios mercados. De esta manera, podemos encontrar móviles con Android, capaces de hacer prácticamente las mismas cosas que sus hermanos mayores, pero a una cuarta parte de su precio.
Sorprende pues esta estrategia de Apple, pese a estar en boca de todos en internet desde hace semanas. Los de Cupertino han decidido cambiar su imagen, y eso, hablando de quien estamos hablando, es mucho decir. Del negro y blanco hemos pasado a una gran gama de colores, en el caso del iPhone 5C, y parece que este nuevo modelo está enfocado mucho más al público juvenil, a aquellas personas que quizá no puedan permitirse un 'smartphone' último modelo, pero sí uno muy avanzado y con un coste más asequible.
El iPhone 5C costará sólo 99$ en su versión de 16GB, eso sí, con contrato con una compañía telefónica de por medio. Un precio sin duda atractivo para un iPhone, equiparable a muchos otros teléfonos del mercado, aunque habrá que ver cómo se traduce a euros cuando desembarque en España. No obstante, hay una cuestión que no podemos olvidar: el precio de los productos funciona de manera diferente dependiendo del tipo de bien del que estemos hablando. Ante una bajada de precio, un producto normal obtendrá probablemente mejores ventas, pero si el producto del que hablamos entra dentro de la categoría del lujo o la exclusividad, el efecto puede ser justamente el contrario, al perder la condición que lo hacía especial.
En ese otro lado está el iPhone 5S, el móvil más avanzado del mercado, con lo último de lo último en tecnología, que mantiene su condición de 'móvil de clase alta'. Cuando este nicho de mercado era suficiente, Apple ni siquiera se planteaba cambiar. La estrategia de la era de Jobs recordaba a la utilizada por Henry Ford y su Ford T: “puede elegir el coche de cualquier color, siempre que sea negro”.
Ambos venden un solo producto hecho a su manera y los clientes son los que deben adaptarse a él. Sin embargo, la gente puede darse cuenta que, al igual que Ford no era la única empresa que vendía automóviles, Apple no es la única que fabrica 'smartphones' de calidad. El truco es saber hasta qué punto puedes jugar con los deseos de los consumidores antes de que caigan en la cuenta.
Sin embargo, Apple sabe venderse y, pese a haber dado un paso atrás con el plástico y los colores, lo sigue publicitando como una gran innovación. En su página dicen que los colores han sido seleccionados tras un largo proceso de descartes y que el suyo es un dispositivo “a años luz de cualquier teléfono de plástico”. Es un buen ejemplo de cómo justificar una decisión que llevas años despreciando. Lo importante no es tanto ser una marca exclusiva, sino sobre todo parecerlo.
¿Un giro de 180 grados?
El iPhone 5C supone el mayor cambio de estrategia de Apple desde que lanzó el primer iPhone. Este cambio de rumbo es por un lado lógico (sus competidores ganan terreno y Android no para de crecer), pero por otro puede resultar un error a largo plazo. Apple es una empresa que vende su marca y, si los usuarios perciben que ha rebajado su estatus, será muy difícil volver atrás. Si Apple pierde su exclusividad, perderá mucho más que ventas. Perderá su reputación, y eso es casi imposible de recuperar.
¿Qué le ocurriría a Porsche si empezara a vender coches a 15.000 euros? Mucha gente iría como loca a comprarlo. Estamos hablando de un superdeportivo a precio de utilitario, una oportunidad que nadie dejaría escapar. Pero en poco tiempo pasaríamos de ver un par de Porsches por la calle a ver decenas. Todo el mundo podría permitírselo, con lo que la marca Porsche dejaría de ser sinónimo de exclusividad y pasaría a ser una marca del montón. A la larga, Porsche se vería obligada a competir contra Skoda, Kia o Ford y, en ese momento, nadie estaría dispuesto a pagar más por los coches de esa empresa. Apple está entrando en un terreno complicado ya que, si bien es una compañía perfectamente capaz de mantener el tipo, su estrategia podría acabar devaluando la marca de forma irreversible.
Pese a que el iPhone 5C no es en absoluto un terminal de gama baja, supone la confirmación de que Apple necesita flexibilizar su estrategia comercial y diversificar. Es una decisión arriesgada porque, si bien pueden ganar mucho con los nuevos clientes que esperan conseguir (abriendo un nuevo mercado), las ventas globales no tienen por qué ir a mejor.
De hecho, en este momento lo que tiene Apple son dos frentes abiertos. No quiere renunciar al mercado que le ha dado todo, esto es, el usuario que busca lo mejor y está dispuesto a gastar más que la media, pero tampoco quiere dejar escapar al público joven, que se está decantando mayoritariamente por opciones más económicas.
A su favor, no obstante, juega el hecho de contar con una maquinaria de marketing enorme y una base de usuarios fieles que ya las quisieran las demás compañías. La capacidad de Apple para vender está más que demostrada y nunca hay que subestimar a la firma de la manzana mordida.