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EXCLUSIVA

Ve la luz la escritura oculta de Marivent por la que el heredero renunció al palacio y la Casa Real justifica su veraneo en la isla

Marivent

Esther Ballesteros / Angy Galvín

Mallorca —

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“Don José Carlos Herrmann–Marconi (...) renuncia, en su propio nombre y en el de sus herederos, mientras el Palacio de Marivent sea utilizado por el Jefe del Estado español o herederos como residencia en las ocasiones que visiten la provincia de Baleares, al derecho de reversión que le concede la escritura de donación y creación de la Fundación”. En estos términos, y sin mayor explicación, Herrmann–Marconi, heredero del filántropo Ionannes Saridakis, renunciaba en 1978 al edificio de Marivent que, tal como había dispuesto en su testamento su padrastro, había de transformarse en museo y escuela de arte para disfrute de toda la ciudadanía.

Durante varios años, el espacio museístico permaneció abierto al público, pero, tras su cesión a los reyes por parte de la franquista Diputación Provincial de Balears, nunca más volvió a abrir sus puertas, convirtiéndose en la residencia privada de la Familia Real durante sus estancias en Mallorca. Durante cinco décadas, los reyes han invitado al palacete a presidentes del Gobierno e ilustres mandatarios extranjeros y han disfrutado de las vacaciones en la isla a costa de los contribuyentes, que se quedaron sin palacio y sin museo.

elDiario.es ha tenido acceso a la escritura de renuncia de Marivent, un documento de catorce páginas que nunca antes había salido a la luz. Es el papel al que se agarran en la Casa del Rey para justificar el uso privativo de Marivent por parte de Felipe VI y su familia. En el documento, sin embargo, el heredero (José Carlos Herrmann–Marconi) no justifica los motivos que le conducen a incumplir la última voluntad de Ionannes Saridakis.

Trece años antes, en 1965, la viuda de Saridakis había cedido el edificio, el terreno de 33.905 metros cuadrados sobre el que había sido construido y la colección de arte del filántropo a la entonces Diputación Provincial bajo la condición de que los mallorquines –y la población en general– pudieran deleitarse con la cultura y el pensamiento que encerraban sus paredes. Un extremo que solo se cumplió entre 1965 y 1972.

Una escritura oculta desde 1978

Desde 1978, año en que José Carlos Herrmann–Marconi rehusó a continuar con la posesión de Marivent –sí recuperó las obras de arte que estaban dentro del palacio–, nada se sabía, al menos públicamente, de la escritura con la que decidió renunciar al edificio. Hasta hoy. El documento deja constancia del momento en el que, seis meses antes de la promulgación de la Constitución, el 6 de abril de 1978 Marconi comparecía ante el notario Julio Albi, con despacho en Madrid, para formalizar la renuncia. De la mansión desistió en pleno proceso judicial impulsado por los herederos contra el Govern balear –que había absorbido a la Diputación Provincial– y a la Fundación Museo de Arte Saridakis –declarada entonces en rebeldía– por el mal uso de la donación de su ascendiente. Marconi recuperó la titularidad de los bienes de su padrastro, pero no el palacio, al que renunció a través de la escritura sacada ahora a la luz por elDiario.es.

En ella explica de qué forma Marivent había llegado a manos de la Diputación: su madre, Anunciación Marconi, había fallecido el 3 de mayo de 1971, declarando su voluntad de que su sucesión fuese regulada conforme al derecho griego. En el testamento instituía a su hijo heredero universal y libre. La escritura señala cómo el 26 de septiembre de 1966 Anunciación, ya viuda, creó la Fundación Museo de Arte Saridakis y donaba a la Diputación las colecciones de arte, útiles, grabados, pintura, mobiliario, libros y ajuar existentes en la casa-palacio.

Todo este patrimonio cultural consta en al menos dos inventarios oficiales que existen sobre el contenido del Palacio de Marivent, pero que hoy en día permanecen ocultos. En total, unas 1.300 valiosas obras de arte, legado de décadas de coleccionismo por parte de quien fuese el propietario original del palacio, Saridakis. El edificio fue construido entre 1923 y 1925 por el arquitecto Guillem Forteza Pinya por encargo del filántropo egipcio, quien vivió allí hasta su muerte.

Pese a que se trata del papel al que en la Casa del Rey se agarran para justificar el uso privativo por parte de Felipe VI y su familia, ni una sola imagen de la escritura de renuncia había trascendido hasta el momento

Aunque los dos inventarios oficiales permanecen ocultos, elDiario.es accedió al catálogo del ingente fondo del Museo Saridakis, que señalaba que, en Marivent, el mecenas dio cabida a todo “cuanto eleva la condición humana”, plasmado en valiosas obras erigidas en “la mejor evocación de aquel hombre selecto entre los selectos que vino, años ha, a Mallorca”. “El paisaje de la isla, su luz y su color, le cautivaron. Y aquí levantó este Palacio–Museo que hoy es de la Provincia”, añadía el documento, hoy custodiado entre legajos y viejos volúmenes. La riqueza del contenido del Palacio de Marivent era tal que albergaba obras de artistas internacionales y nacionales como Picasso, Delacroix y Goya.

Junto a estas colecciones, Marconi cedió, tal como consta en la escritura original, la “porción de terreno procedente del predio Portopi, conocida con el nombre de Marivent, parte rocal, parte yermo y parte bosque, sito en el término municipal de Palma de Mallorca, de cabida 33.905,81 metros cuadrados”, dentro del cual se halla el edificio, compuesto de “bajos y dos pisos altos y otro edificio destinado a portería”. El documento especifica los accesos de los que dispone la finca, sus segregaciones y cómo Anunciación la había recibido por herencia tras fallecer su marido, Ionannes Saridakis.

Las condiciones de la donación

La escritura recuerda las condiciones expuestas en la escritura por la que en 1966 el edificio pasaba a manos de la Diputación Provincial: “Con los bienes donados que integrarán juntamente con los frutos y rentas que los mismos produzcan su patrimonio inicial y con el objeto de fomentar los valores culturales de esta Provincia creando a tal fin un servicio público provincial al amparo de lo previsto en el párrafo segundo del artículo 282 de la Ley de Régimen Local y 85 letra b, del reglamento de servicios de corporaciones locales, bajo la denominación de Museo de Arte Saridakis, se constituye una Fundación Pública Provincial que se regirá por los estatutos que figuran transcritos en la certificación de que se hizo mérito [...]”.

En el siguiente apartado, el documento establece que “los bienes donados se destinarán a perpetuidad a los fines que se indican en los Estatutos de la Fundación, es decir, a la instalación de un museo de arte provincial y de servicios culturales y de enseñanza o adiestramiento artístico complementario”. “Los bienes donados pertenecerán a perpetuidad a la Excma. Diputación Provincial de Baleares y no podrán ser destinados a otros fines que los que resulten del presente Estatuto”, prosigue el documento público.

Inmediatamente después, añade: “La casa–palacio Marivent se habilitará para la exhibición de las colecciones de arte del museo, biblioteca, adiestramiento artístico y demás servicios complementarios. El parque y los salones del palacio podrán utilizarse para actos culturales, manifestaciones artísticas y recepciones oficiales”. Y advierten: “El cambio de destino o su no utilización por un periodo superior a seis meses consecutivos” constituirá “causa de reversión de dichos bienes que pasarán de nuevo al patrimonio de la donante” o de sus herederos.

Cesión a los “Príncipes de España”

En 1972, contraviniendo lo estipulado por el mecenas, el patronato de la Fundación Museo de Arte Saridakis, creada por la franquista Diputación Provincial para dar cabida legal al traspaso de los bienes legados por su propietario original, acordaba ceder la finca a los entonces “Príncipes de España”, Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia, para que pudieran veranear en ella. Se borraba así cualquier vestigio que pudiera quedar del museo y, a partir de ese momento, el devenir histórico de Marivent nada tendría que ver con los objetivos para los que había sido cedido.

El museo nunca más volvió a abrir sus puertas y el hermetismo se ciñó sobre el palacio. Varios años después, Herrmann–Marconi llevaba a los tribunales al Govern balear y a la Fundación y reclamaba la titularidad de los bienes de su padrastro por entender que la finalidad de residencia real era incompatible con la existencia de un museo. El litigio llegó hasta el Tribunal Supremo, que dio la razón al heredero: éste recuperó los centenares de obras de arte que atesoraba el palacio. Sin embargo, renunció a Marivent sin justificación alguna.

El museo nunca más volvió a abrir sus puertas y el hermetismo se ciñó sobre el palacio. Años después, Herrmann-Marconi reclamaba los bienes de su padrastro al entender que la finalidad de residencia real era incompatible con la existencia de un museo

“El móvil que guio a la donante [la viuda de Saridakis], y que la entidad donataria asumió el compromiso de satisfacer, fue el de crear, con los bienes donados, un museo de arte para provecho del pueblo de Baleares y no el que pudieran ser dedicados además a cualquier otra finalidad diferente”, apuntaba la sentencia del Alto Tribunal, cuyo ponente fue Ramón López Vilas. Y añadía: “Es hecho reconocido por las partes litigantes que desde hace varios años el público no puede acceder a contemplar las colecciones de arte, mobiliario, libros y ajuar donados (...) existentes en la casa–palacio de Marivent”. ¿Y por qué? Responde el propio juez: “Debido a que, por constituir dicho inmueble la residencia de la Familia Real cuantas veces se desplaza a la isla de Mallorca, poderosas e inevitables razones de seguridad imponen el cierre permanente del museo al público”.

Con el paso del tiempo, lejos de satisfacer las últimas voluntades del artista, Marivent acabaría convirtiéndose en la residencia privada habitual de la Familia Real durante sus estancias en Mallorca, como lo continúa siendo en la actualidad a pesar de que en la isla ya cuentan –y contaban entonces– con una residencia oficial, el Palacio de la Almudaina, y de que numerosas voces claman, año tras año, por la devolución de su uso original para el pueblo mallorquín.

Falta de transparencia de las administraciones

elDiario.es ha publicado durante los últimos meses parte de la documentación del procedimiento administrativo por el cual el pueblo de Mallorca perdió el Museo de Marivent a favor de los reyes de España, pero la parte mollar sigue oculta por el Govern, los tribunales y la Casa del Rey. Este documento que sale hoy a la luz –la escritura pública levantada ante notario por la cual el heredero recuperó las obras de arte, pero no el palacio ni la finca– ha permanecido hasta hoy en secreto porque en teoría no tenían copia ni en Govern ni la Casa del Rey, extremo que hoy se demuestra como falso.

Este documento es citado tanto a lo largo del incompleto expediente administrativo de la fundación como en el procedimiento judicial de los años 80, pero no estaba entre los legajos publicados por este diario hasta ahora. Además, el expediente judicial no es de acceso público. El Ejecutivo autonómico afirmó que no tenía una copia documental del procedimiento, pese a litigar durante un lustro y llegar hasta el Tribunal Supremo. La respuesta oficial cuando se pregunta por el expediente es que hay que pedirlo al tribunal, aunque la Comunidad fue parte y, por lo tanto, tiene potestad para reclamar una copia.

Este periódico se puso en contacto con una decena de personas e instituciones para conseguir más información sobre el procedimiento legal por el cual la Monarquía se quedó con el uso y disfrute de Marivent, entre ellas preguntó a la Abogacía de la Comunidad Autónoma y al Archivo General del Govern, sin éxito. Tampoco hubo mayor suerte con el Portal de Transparencia, que dio por “finalizada” la petición de información sin ofrecer información alguna sobre lo solicitado, es decir, optó por el silencio administrativo. Hasta el Registro de la Propiedad se acogió a una ley franquista para denegar información a este periódico.

De la Fundación Museo Saridakis sigue sin haber rastro, a pesar de que en teoría es pública y en principio, salvo que se demuestre lo contrario, es la propietaria de Marivent. La presidenta Francina Armengol ha asegurado en una entrevista con elDiario.es que lo “único” que sabe es que “no está en el Registro de Fundaciones de la Comunidad Autónoma”. Preguntada por la falta de transparencia de su Ejecutivo sobre este asunto, ha afirmado que tienen “limitaciones” desde la Abogacía de la Comunidad Autónoma para “poder dar según qué tipo de documentación”. “Alguna se puede pedir vía juzgados, que es lo que marca nuestra propia legislación”, comenta Armengol, a pesar de que elDiario.es ya preguntó por el expediente judicial al Juzgado de Primera Instancia de Palma, que directamente optó por el silencio.

Armengol sostiene que Marivent está registrado como patrimonio de la Comunidad Autónoma y que esta es la responsable del mismo. Preguntada por si considera idónea la situación actual –es decir, que el pueblo de Mallorca haya perdido el Museo de Saridakis para que la familia real pueda veranear en la isla–, la presidenta ha recordado que durante su legislatura se han abierto los jardines de Marivent al público. “Esto lo negocié yo directamente con el rey en su momento y eso es lo que hemos conseguido, darle más categoría de edificio público. Hemos hecho lo máximo de lo que nos era posible dentro de la situación que tenemos en esta comunidad autónoma”, ha argumentado.

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