La piel del cordero

Y de pronto. Hablaban por fin como si fueran personas. En el código de la ficción. Los siete vídeos donde se nos mostraba a la cúpula del Partido Popular actuando como seres humanos fueron revelados al pueblo. El fin del misterio. Gracias a aquel material supimos que eran capaces de hablar, que tenían otros tonos, otras inflexiones en la voz, vimos que sabían mantener una conversación, que comen manzanas, que tienen pulgar oponible, que son personas y no cualquier otra cosa que nos pudiéramos imaginar. Que son como tú y como yo.

Esta clase de ficción política muestra la piel de cordero y la vende de paso antes de cazar el oso. Un vídeo de Coca Cola también nos loa su obra social el mismo día que la policía ataca brutalmente a los trabajadores de la empresa para que la fábrica de Fuenlabrada pueda ser desmantelada. BBVA se jacta prácticamente de haber inventado la economía social en su campaña radiofónica de emprendedores. Las energéticas nos hablan del bien común en sus spots. Nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino. Y los molinos, como ya sabemos desde El Quijote, son perfectos para crear espejismos.

“Nos ha faltado piel y sensibilidad”. Piel, sensibilidad, cifras, Floriano. ¡Bum! Por favor, hacednos un mindfuck un poco más fuerte a ver si reventamos ya todos por la parte de los sesos, en plan gore clásico. La sensación de anestesia de la glándula pineal, el ataque de risa, la incredulidad, la gota de sudor frío, el amarillo. Debe ser eso. Que nos han echado droja en el Cola-Cao a todas pero no aún lo sabemos. Y es que sí, unos cafres que nos han empobrecido al máximo, han trincado todo lo que han podido vendiendo edificios y servicios públicos a las empresas de sus amigos y diseñado de paso leyes de impunidad a su medida, van a acabar la legislatura impunemente. Eso es un hecho. Yo me quedo muerta. Vivimos los tiempos de la burbuja del mockumentary. “Luis, sé fuerte.” Mariano, cállate.

Después del género conversación-vergüencita acuñado por el Banco de Sabadell, llega la cúpula del PP a bordar el género. ¿Que Nadal y John Carlin hablan por skype? Nada, Floriano se echa leche de una jarrita de “milk”. Este invierno, en la categoría a los Golden Awards a la mejor comedia (lo siento, Transparent): vídeos pre-electorales de la cúpula del PP. Hey, tíos, tenéis mi voto. Porque apostar por la ficción permite volver a creer, sí. Se me ha caído la venda. Eráis buena gente.

Los mismos años en que vimos disolverse el discurso político, dar ruedas de prensa sin preguntas y a través de una pantalla de plasma, donde las ideas y los debates desaparecieron mientras se producía el austericidio, o más bien en austerihomicidio, porque no todos se apretaron el cinturón, por más que Elvira insista en subirse un momentín a esa escalera de tijera, “Señora, tenga cuidado, es peligroso”, cuando vienen los de El Mundo a hacer su publirreportaje navideño, esta misma época solo podía acabar con este tipo de falsos documentales. Casi al final de la legislatura en que vimos desaparecer el género de la comparecencia y casi cualquier otra fórmulas político-mediática, llegó la ficción para salvarnos. No me he reído más desde el vídeo con factura Amélie de los adjetivos que definían a Rubalcaba cuando accedió a la secretaría general del PSOE. Especialmente cuando mencionaban el adjetivo RECTO. El recto. Risa congelada, claro. ¿Para cuándo le darán al vídeo-arte experimental? Performances políticas, ya, please.

En el set de grabación ya vacío suena el hilo musical: “Sombra aquí. Sombra allá. Un espejo de cristal, maquíllateeee...”. Un técnico recoge la sala donde se ha rodado estas joyas de la ficción política contemporánea. “Pues resulta que Mariano, en la falsa intimidad, hablaba y todo”, se dice mientras enrolla cable. “Ahora que sabemos de qué charlan cuando beben un vaso de leche, me gustaría mucho más saber de qué callan cuando se drogan para poder dormir tranquilos”.