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The Guardian en español

Estamos ante la etapa más peligrosa en la evolución de los coches autónomos

Un modelo de coche eléctrico de Tesla en la exposición Auto China 2016 en Pekín (China)

Olivia Solon

Cuando la policía de California se acercó a un Tesla que estaba detenido en medio de una autopista de cinco carriles a las afueras de San Francisco la semana pasada, se encontró a un hombre dormido al volante. El conductor, que fue arrestado bajo la sospecha de que estaba borracho, les dijo que su coche estaba en “piloto automático”, el sistema semiautomático de asistencia al conductor de Tesla.

En otro incidente que se produjo esta semana, los bomberos de Culver City informaron de que un coche Tesla choco contra uno de sus camiones por detrás cuando atendían un accidente en la carretera. El conductor de este vehículo dijo también que el coche estaba en piloto semiautomático.

La eterna promesa de la tecnología que no necesita conductor es hacer que las carreteras sean más seguras al reducir la posibilidad de error humano, la principal causa de accidentes. Sin embargo, los fabricantes de automóviles tienen un largo camino por delante hasta conseguir eliminar a los conductores por completo.

Queda por delante un complicado periodo intermedio en el que aumenta el número de coches con tecnologías semiautomáticas tales como la detección de obstáculos y conducción por la zona central del carril. En teoría, esto puede reducir el riesgo de accidentes, pero no son infalibles. “El piloto automático está ideado para usarse siempre con la atención total de un piloto”, ha dicho un portavoz de Tesla.

Los investigadores han demostrado que los conductores se confían a causa de una falsa sensación de seguridad hasta el punto de que sus mentes y su mirada están muy lejos de la carretera. La gente se muestra muy distraída o más preocupada por sus teléfonos móviles. Por tanto, cuando el coche se encuentra en una situación en la que necesita la acción humana, el conductor reacciona muy tarde.

En un momento en el que ya estamos inmersos en un aumento de colisiones por culpa de conductores distraídos con sus teléfonos, es posible que nos estemos adentrando en un periodo particularmente peligroso de aumento de accidentes por los sistemas de conducción automática.

“La gente ya está distraída de por sí. Mira su teléfono, come hamburguesas, lleva el volante con sus rodillas”, asegura Nidhi Kalra, investigadora superior de sistemas de información en Rand Corporation. “Más autonomía da a la gente una sensación de que todo está controlado, y tenemos tendencia a sobreestimar las capacidades de la tecnología”.

Steven Shladover, del programa Path de Berkeley de la Universidad de California, fue bastante más duro con los fabricantes: “Estas compañías están sobrevalorando las capacidades de su tecnología y están engañando a la gente”.

Waymo, la compañía de Google de coches autónomos, descubrió el problema de esta transición mientras probaba un 'nivel 3' del sistema de conducción automática. Con este nivel el coche puede conducir por sí mismo bajo unas condiciones concretas, pero todavía necesita que sean las personas las que se hagan cargo si la situación se complica. El siguiente nivel, el 4, es el que la mayoría de la gente considera completamente autónomo.

La mayoría de las funciones avanzadas del asistente para el conductor introducidas por Tesla, Mercedes, BMW y Cadillac están clasificadas en el nivel 2 de automatización.

Durante las pruebas, Waymo grabó lo que su consejero delegado, John Krafcik, describió como un vídeo “un tanto terrorífico” con imágenes de conductores mandando mensajes de texto, maquillándose e incluso dormidos al volante mientras sus coches avanzan por la autopista. Esto llevó a Waymo a decidir dejar de lado el nivel 3 de automatización y centrarse en la autonomía total.

“Nos dimos cuenta de que los conductores humanos confiaban demasiado en la tecnología y de que no prestaban atención suficiente a la carretera para poder tomar el control cuando fuera necesario”, decía la compañía en su informe de seguridad de 2017.

Ian Reagan, del Insurance Institute for Highway Safety (IIHS), comparte la cautela de Waymo, aunque reconoce que el potencial de seguridad de los sistemas automáticos es “enorme”. “Hay muchas posibles consecuencias imprevistas, sobre todo en los niveles 2 y 3”, apunta. Reagan cuenta también que IIHS ha comprado y probado varios coches con nivel 2 de automatización de compañías como Tesla, Mercedes y BMW. “Incluso los mejores hacen cosas que no esperas”, asegura.

Durante las pruebas, IIHS grabó a un Mercedes que tenía problemas cuando el carril de la autopista se bifurcaba en dos. “El sistema de radar se bloqueó en el carril derecho de salida cuando el conductor quería continuar recto”, explica.

El piloto automático de Tesla sufrió un problema técnico diferente que se repetía y provocaba que el coche se fuera hacia el guardarraíl cuando se acercaba hacia la cima de una colina. “Si el conductor no hubiera estado atento, se habría producido un accidente”, añade.

Las preocupaciones que existen en torno a este nuevo tipo de conducción distraída está obligando a los fabricantes de coches a introducir medidas adicionales de seguridad. Por ejemplo, GM ha introducido la tecnología de seguimiento ocular, mientras que Tesla puede bloquear el piloto automático en los coches si se detecta que los conductores no mantienen sus manos en el volante.

Esto no ha impedido que algunos conductores imaginativos hayan encontrado la manera de engañar al sistema de advertencia del piloto automático colocando una naranja o una botella de agua sujeta al volante.

A pesar de todo esto, el consejero delegado de Tesla, Elon Musk, sigue siendo optimista con la tecnología autónoma de su compañía. Ha llegado a sugerir que en 2019 los conductores serán capaces de dormir en sus coches, se supone que sin acabar siendo por la policía.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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