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The Guardian en español

La diplomacia de Zelenski a golpe de teléfono y tuits que ha movido a la UE

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.

Patrick Wintour

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Desde una Kiev asediada y a base de llamadas telefónicas, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha persuadido a Occidente para que acepte una serie de sanciones contra Rusia que hace solo una semana parecían inconcebibles.

Ya que está notando la reacción de la opinión pública europea a la valentía de su pueblo, Zelenski ha dedicado gran parte de su tiempo a hablar por teléfono con los líderes occidentales y a usar su cuenta en Twitter para persuadir, animar, regañar y alabar a los aliados. Mientras lo hacía, unas sanciones que hace una semana hubieran sido tildadas de impensables se han transformado en principios morales. El ritmo al que Occidente ha ido accediendo a las nuevas sanciones también ha dejado sin aire a los funcionarios, abogados y banqueros que trabajan a máxima velocidad para convertir los titulares en realidad.

“Estamos sorprendidos, tal vez finalmente no sirva para salvar a Ucrania o para cambiar a Rusia, pero está cambiando a Europa”, dice una fuente en la oficina de un presidente europeo.

De la ONU al Vaticano

La diplomacia desplegada el sábado es un ejemplo de la actividad del presidente ucraniano. Zelenski dijo que abrió el día en el frente diplomático con una llamada a Emmanuel Macron. A medida que avanzaba la jornada, esa primera comunicación fue seguida por llamadas a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; al primer ministro de Italia, Mario Draghi; al presidente de Suiza, Ignazio Cassis; al primer ministro de la India, Narendra Modi; al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan; al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev; al primer ministro de Holanda, Mark Rutte; al secretario general de la ONU, António Guterres; al canciller de Alemania, Olaf Scholz; al Papa; al primer ministro de la República Checa, Petr Fiala; y al presidente de Polonia, Andrzej Duda. La última comunicación fue un brindis virtual con el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson.

Este domingo Zelenski también con el presidente español, Pedro Sánchez, según anunció La Moncloa.

El número de llamadas había sido similar un día antes, todas centradas en la petición de más armas y de sanciones más duras contra Rusia. Cuesta comprender cómo se las arregla Zelenski para hacer estas llamadas, unir al frente interno, dirigir al ejército y dormir. “Es muy directo, muy apasionado y muy práctico”, cuenta una persona que lo ha visto en acción. 

Cambios en Alemania e Italia

Para Zelenski, esas llamadas se han convertido en valiosas y han contribuido a modificar el rumbo de los acontecimientos. 

En todas las guerras los cambios sociales se aceleran pero el giro de 180 grados dado por Alemania en solo una semana para respaldar la venta de armas a Ucrania, aumentar hasta el 2% del PIB su gasto en defensa, y acceder a sacar a Rusia del sistema de pagos bancarios Swift, representa no solo un conjunto de cambios políticos extraordinarios sino un auténtica ruptura con la forma de pensar que ha imperado en el país desde la Segunda Guerra Mundial. 

Otra toma de conciencia de que la oposición política a medidas inmediatas más severas se había evaporado fue la declaración a principios de la semana del primer ministro de Italia, Mario Draghi, sobre la necesidad de buscar soluciones de largo plazo para desligar a Italia del gas ruso.

Desde su oficina han desmentido los informes que mencionaban a Draghi poniendo grandes objeciones a la exclusión de Rusia del sistema Swift. Han dicho que la cuestión no se había planteado seriamente durante las reuniones de los líderes del G7 que se celebraron la semana pasada. Pero admiten que la iniciativa para convencer a otros de que Rusia debía ser excluida del Swift había quedado en manos del Reino Unido, Canadá y Francia gracias al ingenio de Zelenski y a la arrogancia de Moscú.

Consecuencias económicas

En la noche del sábado, tras las llamadas de Zelenski, la UE anunció la exclusión del sistema de pagos Swift de un conjunto de bancos rusos. Además, tomó la decisión, completamente inesperada, de bloquear los activos del Banco Central de Rusia fuera de sus fronteras, en un intento de cerrar a Rusia la capacidad de sostener el rublo y generar así una inflación que asfixie su economía.

Antes de este anuncio, algunos líderes europeos habían comentado que la congelación de activos sería la medida que terminaría desmoronando la economía de Putin. “La teníamos guardada en el bolsillo trasero pero va a implicar una caída del rublo el lunes que no van a poder contener”, dijo un alto cargo europeo.

Este lunes, las sanciones han empezado a mostrar sus efectos: el Banco Central de Rusia ha duplicado los tipos de interés en un intento de estabilizar los mercados financieros del país, después de que el rublo cayese un 27,02%, hasta 119,8 rublos por dólar. El organismo regulador ha afirmado que “las condiciones externas para la economía rusa han cambiado drásticamente”.

Otro alto cargo europeo admitió que las posibilidades del Ejército ucraniano de resistir en el largo plazo a unas fuerzas rusas infinitamente superiores son limitadas. El verdadero objetivo es hacer que Putin tenga que pagar un precio económico y político tan alto que no le quede más remedio que comprender que no puede ganar así.

Traducción de Francisco de Zárate

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