“Los niños y niñas siguen a influencers que hablan de todo y les van colando temas de sexualidad”
Las declaraciones del influencer Naim Darrechi en el canal de su compañero Mostopapi afirmando realizar prácticas sexuales engañando a sus parejas y sin su consentimiento, ha generado en los últimos días una oleada de reacciones llevando incluso a la ministra de Igualdad, Irene Montero, a poner los hechos en conocimiento de la Fiscalía.
La realidad es que este tipo de mensajes llegan a diario a millones de niños, niñas y adolescentes (Darrechi tiene 27 millones de seguidores en Tiktok) que en muchos casos asumen sus palabras como verdades. “No sabemos si, como consecuencia de la pandemia, con los menores mucho más expuestos a los dispositivos móviles y redes sociales, en las aulas nos hemos encontrado con que han empezado a aparecer youtubers, tiktokers e influencers como fuente para aprender cosas relacionadas con la sexualidad en los cuestionarios de valoración inicial que realizamos en nuestras sesiones. Lo hemos detectado en edades alrededor de los 9 años, la misma edad en la que tienen los primeros accesos a pornografía”, explican Barbara Saenz y Ruth Arriero, profesionales de Serise Sexología que imparten talleres en los centros escolares de La Rioja.
“Que una persona que tiene millones de seguidores salga reconociendo abiertamente que no usa preservativo bajo la mentira de que se ha operado o es estéril como idea de que no puede producirse un embarazo, en el trasfondo de toda la cuestión (sin obviar la importancia absoluta de que estás haciendo algo sin el consentimiento de una persona) muestra un desconocimiento enorme de los riesgos asociados a las prácticas con penetración. Es un mensaje demencial y que se difunda de manera viral, dando más peso a un embarazo que a una infección es muy grave”, analizan.
Hay una diferencia: en el caso de la pornografía los primeros contactos suelen ser casuales a través de ventanas emergentes o banners y en cambio, en el caso de este tipo de contenidos, suelen ser búsquedas activas porque tratan diversos temas y no está limitados a ninguna edad. “En ese canal pueden hablar de muchas cosas y en alguno de los vídeos salen temas relacionados con la sexualidad, lo van colando poco a poco”, explica. Los youtubers saben además cómo saltarse los filtros que controlan los contenidos. Suelen poner palabras con las sílabas cambiadas ('nepe' en vez de pene o 'nopor' en vez de porno). De esta forma no saltan los filtros de Youtube y no se censuran los contenidos relacionados con sexualidad.
Todos estos vídeos llevan a ideas absolutamente distorsionadas de la sexualidad entre los más pequeños. “Lo vemos mucho en asuntos relacionados con los penes o las vulvas, vídeos en los que se mofan de vulvas con pelo o cuya anatomía es diversa, diferente a la norma estética que se suele mostrar en el porno”, explican las profesionales de Serise. Han detectado incluso casos en los que se habla de “los tipos de pene más válidos”.
La mayor parte de las personas que hay detrás de estos vídeos no son expertas en sexualidad sino que hablan desde sus propias experiencias, opiniones o creencias. “Cuando alguien se convierte en referente, su palabra cobra mucha importancia y adquiere credibilidad. En el momento que se da credibilidad a algo que se basa en la experiencia, la opinión o la creencia de una persona, eso no es aplicable a todo el mundo y hace que haya adolescentes que consideren que si sus propias vivencias, cuerpos o formas de sentir no se corresponden con lo que transmiten estos personajes, no son las adecuadas”. Esto genera, según explican las sexólogas, sentimientos de baja autoestima o de no encajar en la norma.
“En el momento en el que se generan referentes que no abarcan toda la diversidad, sólo se van a sentir identificadas un número muy reducido de personas, y todo ello en unas edades en las que están en pleno proceso de desarrollo y descubrimiento. Si consideran que tienen que adaptarse a los modelos que están vendiendo y no se ven reflejados, se puede vivir con mucha frustración”. Como ejemplo de ello, las recetas mágicas: “están muy de moda los vídeos tipo '10 tips para volver loco a un hombre o para hacer disfrutar a una mujer'. Si algo tiene la sexualidad de forma inherente es la diversidad y en el momento en el que se hacen listados como si fueran la lista de la compra, se está dejando fuera la realidad de muchísimas personas”. El hecho de que se difundan ideas que no se basan en información rigurosa, se pueden empezar a vivir situaciones de forma muy negativa que pueden llegar a derivar en dificultades eróticas o sexuales en el futuro. Recuerdan cómo en canales de youtubers como 'Mostopapi' puedes encontrar “contenidos tales como el sorteo de un bukake con una actriz porno”.
Las sexólogas encargadas de los proyectos de educación sexual en los centros escolares riojanos, detectan que hay familias que están muy informadas de los contenidos a los que acceden sus hijos e hijas pero hay otras muchas que no. “Hay muchas familias que ponen filtros parentales pero está claro que la adolescencia si tiene interés, va a cubrir la necesidad por una vía o por otra y saben saltarse esos filtros o acceder a través del teléfono de otra persona”, señalan.
Como profesionales, recomiendan a las familias que no cierren la puerta de golpe a esos contenidos, que no los prohíban sin más. “Una forma recomendable de controlarlo es que los padres y madres se sienten con sus hijos e hijas a ver esos contenidos y que esto genere debate, reflexión, que se desmonten falsas creencias”, explican, “en la adolescencia parece que tiene más valor todo aquello en lo que los padres o madres estén en contra. Si en vez de menospreciar esos contenidos que resultan atractivos a sus hijos e hijas se interesan, se sientan y pueden construir una idea basada en la realidad de lo que están viendo y no en suposiciones, será más efectivo”.
Recomiendan además que cuando se ponga a disposición de un menor un dispositivo móvil, ese teléfono o tablet vaya acompañado de una enseñanza para su correcto uso. “Para ello hace falta un reciclaje de las familias a la hora de acercarse a estas vías de información para que no sientan que están oxidados, deben controlar mínimamente por qué redes se mueven sus hijos e hijas, a qué tipo de información están accediendo”.
Frente a todas estas fuentes de información que lanzan mensajes sin ninguna base de conocimiento y en ocasiones muy peligrosos, existe un antídoto: la educación. “La educación sexual en las aulas se basa en una ciencia, la sexología; una información rigurosa basada en conocimiento científico en la que no se dan opiniones, no se dan valoraciones personales ni creencias sino que se ofrece información y la información es poder, capacidad para reflexionar y potenciar la visión crítica tan necesaria en todos los ámbitos. Hay total analfabetismo en la potenciación de la reflexión crítica para que sepan buscar información y no se crean cualquier cosa que vean, lean u oigan, que sepan comprobar si la información es verídica y cuáles son las fuentes fiables”, señalan.
Lo que hacen las profesionales de la sexología en las aulas es desmontar todas esas creencias que traen desde la infancia y la adolescencia en sus mochilas, fruto de los canales a los que han ido accediendo, dándoles una visión más realista. “Es fundamental combatir toda esa mala información y reforzar el respeto en una etapa tan potente como la adolescencia”, concluyen.
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