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Lluvia fina es un blog del equipo de política de eldiario.es con análisis y opinión de lo que sucede en el día a día en los partidos políticos

A menos ayuda al desarrollo, más inmigrantes

Manuel Sánchez

La ecuación es clara. A menos ayudas a la Cooperación Internacional al Desarrollo, más avalancha de inmigrantes. Se está viendo en estos últimos meses en el Estrecho o en Lampedusa, tras varios años en los que los gobiernos europeos, con el permanente pretexto de la crisis económica, decidieron que lo más cómodo, con menor coste electoral y más fácil de hacer era recortar drásticamente la ayuda al desarrollo.

El error de esta decisión es de un coste incalculable, fundamentalmente, en vidas humanas. El Estrecho hace ya mucho tiempo que es el mayor cementerio de Europa, pero cada semana sigue teniendo nuevos inquilinos, sin que parezca que preocupe demasiado a los responsables políticos.

El Gobierno de España, una vez más, vuelve a liderar a nivel mundial estos recortes. En sus primeros Presupuestos de 2012 redujo esta ayuda un 65%, pasando de los 1.978 millones de 2011 a 638 millones de euros. Y, en los siguientes, hubo otro hachazo del 23,1%, reduciendo otros 157 millones de euros más. La partida actual es insignificante.

La ceguera está en no ver que la ayuda al desarrollo no es una “limosna” a los países pobres, no es echar las migajas de lo que sobra de las cuentas del Estado. Es una política de futuro, hasta preventiva y de defensa -más útil de la que se dedica al gasto militar para presuntamente protegernos de aquellos que se mueren de hambre- y, por supuesto, mucho más efectiva y solidaria.

Duele ver las imágenes de Ceuta o Lampedusa, e imaginar lo que no sabemos, nos perdemos, no conocemos o no nos cuentan. Pero más indigna ver que nadie hace nada, que no conocemos a los muertos, que no tienen una familia que pregunte por ellos o pida responsabilidades políticas o judiciales (y aquí sí habría que pedirlas y al más alto nivel). El cementerio del Estrecho es el de los sin nombre, que alguien les llorará en alguna aldea africana y nunca sabrán si consiguieron el sueño europeo o se quedaron por el camino.

Si los gobiernos europeos no son capaces de entender que sólo desde políticas efectivas de ayuda al desarrollo se puede prevenir la avalancha que viene, que sólo potenciando proyectos de progreso se puede conseguir que en los países del África subsahariana la gente tenga trabajo y posibilidades de una vida digna o que sólo desde la solidaridad se puede parar esta auténtica sangría de vidas humanas... pues vamos muy mal.

¡Qué lejos queda ya aquella reivindicación del 0,7% que algunos gobiernos prometieron, al menos, que se tomarían en serio! Parece como si la crisis hubiera enterrado todo, hasta las reivindicaciones.

Pero aquella plataforma del 0,7 daba la solución a un problema que crece mes a mes y muerto a muerto. El ministro del Interior comparecerá en el Congreso y dará sus explicaciones sobre lo ocurrido en Ceuta. Pedirán su dimisión, incluso. Pero ahí acabará todo. Pero el fondo de problema seguirá estando y, a buen seguro, que se repetirán incidentes similares.

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