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El Gobierno ofrece “algunas salas” para el centro de memoria de la cárcel de Carabanchel 12 años después de su derribo

Solar lleno de maleza, lugar en el que estuvo la cárcel de Carabanchel

Cristina Armunia Berges

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Doce años después de la demolición del penal del sur de Madrid ha llegado primera propuesta para la ubicación de un centro para la memoria de la cárcel de Carabanchel. Según ha informado la Plataforma Centro de Memoria Cárcel Carabanchel, el Gobierno les ha ofrecido “la cesión de algunas dependencias” en alguno de los edificios que se construirán sobre los terrenos de la antigua cárcel. Sin embargo, los vecinos quieren que la instalación se ubique en el antiguo hospital penitenciario, hoy CIE de Aluche, puesto que se trata del único edificio que quedó en pie tras la demolición del simbólico edificio.

Tal y como indicaron en un comunicado, los miembros de la Plataforma mantuvieron una reunión con el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, el director general de Memoria, Diego Blázquez Martín, así como con el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz González, y director general, Miguel Ángel Vicente.

“Por parte de los representantes del Gobierno, se ha propuesto la cesión de algunas dependencias para la memoria de la cárcel de Carabanchel, con algunas otras salas de usos compartidos, en alguno de los edificios que Instituciones Penitenciarias construirá en el solar de la antigua cárcel”, dicen en la nota remitida a los medios.

Los integrantes de la plataforma todavía no tienen una valoración común, porque reconocen algunas discrepancias internas. Los hay que consideran que deben seguir reclamando el CIE; otros creen que, después de tanto tiempo sin avances, hay que aceptar la propuesta –siempre que se trate de un edificio concreto y no parcial–. La asociación se reunirá el próximo lunes para debatirlo.

“Es la primera oferta, pero no sabemos todavía cómo va a cuajar. Después de 12 años, es importante que por lo menos haya un diálogo y que seamos capaces de conseguir algo de lo que queríamos. Tenemos una lucha terrible por seguir reclamando el CIE”, reconoce Julián Rebollo, presidente de la Plataforma Salvemos Carabanchel. “Además, es que no es concebible que se tenga a la gente que viene a trabajar encerrada, es como una cárcel. Era el hospital penitenciario de la cárcel de Carabanchel”, apunta.

Pedro Casas, miembro de la Plataforma Centro de Memoria Cárcel de Carabanchel, asistió a la reunión del pasado 19 de enero. Las principales dudas que genera la oferta son tres: el horizonte temporal, qué pasará si se produce antes un cambio de Gobierno y si el centro de memoria debería estar integrado o no en un centro de Instituciones Penitenciarias.

“Hay lagunas que les hicimos ver en la reunión. Zonas poco definidas, como el tiempo. Estamos hablando de un solar que está pendiente de todo un proceso de obras de urbanización y aún no han empezado. En este momento no hay nada, es un solar yermo”, explica Casas.

Temen que el asunto no quede resuelto en la actual legislatura. “Les tocaría a otros equipos rematarlo y tomar las últimas decisiones. Ya sabemos lo que pasa en todos los ámbitos. Cambian los gobiernos, cambian las personas y luego si te he visto no me acuerdo”, añade Casas.

“Nosotros seguimos planteando y así se lo hicimos llegar, que el único edificio que dejaron en pie, el CIE, sería el lugar idóneo para hacer el centro de memoria por varios motivos. El primero, por el simbolismo. Es un edificio penitenciario, que pertenecía a la cárcel, estaba un poco fuera, pero allí estuvieron muchos presos y presas, que incluso dieron a luz. Y segundo, es un edificio que ya está construido y solo necesitaría unas obras de remodelación”, expresa Casas, que cree que con esta opción el centro podría estar listo en un año.

Sin embargo, en la reunión les trasladaron que Interior “no contempla cerrar el CIE” por lo que lo ve una “vía incierta”. “Lo del CIE nos lo ponen como algo difícil, como algo muy lejano en el tiempo, aunque en realidad se trata de una decisión política”. Siguen pendientes de que Interior también les reciba.

“Finalmente, les dijimos que es bastante discutible que un centro para la memoria de la cárcel franquista de Carabanchel, símbolo de la represión franquista, se haga en un centro de Instituciones Penitenciarias”, concluye.

El penal sigue latiendo bajo tierra

Aparte de la concesión de un espacio, la secretaría de Estado de Memoria Democrática está dispuesta a “realizar los estudios que permitan conocer lo que ha quedado bajo rasante de la antigua cárcel de Carabanchel tras su derribo, con el objetivo de evaluarlo y ver su posible preservación e incorporación a la memoria de dicha cárcel”, reza el comunicado.

Se trata de otra de las principales reivindicaciones. “Además de conseguir que haya un centro de memoria, pensamos que sería fundamental poner en valor los restos que pudieran quedar de los cimientos de la cárcel. Cuando derriban la cárcel se realizó un derribo superficial. En muchos lugares aparecen las bases de los muros exteriores”, explica Jesús Rodríguez, miembro de la plataforma. “En fotos aéreas casi se llega a ver la planta de la cárcel. Pensamos que, en la zona de la cúpula, sobre todo, que era la zona donde había dos sótanos, podría estar todavía sepultada por los propios escombros”.

Cuando tiraron la cárcel, relata, no se llevaron “más que los materiales metálicos” para reciclarlos. “Con el resto de la cárcel lo que hacen es, con una máquina enorme, reducir los materiales a un tamaño pequeño, polvo, y extenderlo. Taparon con los escombros los restos de la cárcel”. “Lo que da sentido a que este edificio esté aquí son los restos de lo que aquí había. Esto limitaría la forma de construir”, reconoce Rodríguez.

En el año 2008, la mítica cárcel del sur de Madrid fue demolida pese a las protestas vecinales. Diferentes asociaciones integradas en la Plataforma Salvemos Carabanchel llevan desde entonces exigiendo que se construya un centro de memoria en el mismo lugar en el que, durante décadas, reinó la inmensa cúpula y las naves rectangulares de ladrillo. Por las celdas de esta cárcel pasaron importantes presos políticos, dirigentes de partidos y de sindicatos y numerosas personas pertenecientes al colectivo LGTBI que terminaron entre rejas por su orientación sexual.

En la superficie de la cárcel está proyectado construir un hospital, equipamiento como escuelas o bibliotecas, viviendas, zonas verdes y oficinas para el Estado.

La plataforma también lleva un tiempo intentando dar forma a un memorial mucho más modesto, con los nombres de los presos, que les destrozan una y otra vez. Por todas estas afrentas, el pasado mes de diciembre la plataforma protestó frente al Congreso. “Abrimos la pancarta en el Congreso para denunciar el que nos están rompiendo este memorial y que el Gobierno se sintiera obligado a contestarnos”, comenta Rodríguez.

Este ha sido un año muy complicado para sus reivindicaciones. “Perdimos a Chato Galante”, uno de los históricos activistas por la memoria de la cárcel de Carabanchel, “y organizamos charlas virtuales”. No pudieron seguir ampliando el memorial que, sin embargo, se mantuvo por fin intacto durante los meses del confinamiento. Después, lo volvieron a romper.

Este domingo, se reunirán para reinstalar el memorial con los nombres de más de 2.000 personas que sufrieron represión franquista en el penal.  

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