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El final de El Prado o cuánto cuesta un bar con licencia en Malasaña

Entrada al bar El Prado, con el cartel de vendido | SOMOS MALASAÑA

Diego Casado

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¿Cuánta inversión hace falta para abrir un nuevo bar en Malasaña? La respuesta es difícil de concretar y responde a la ubicación del local, su tamaño y las características de la licencia que posee. Tal vez una buena forma de guiarse pueda ser mirar con detalle una de las últimas operaciones inmobiliarias en cerrarse en el barrio: la venta del bar El Prado.

Este local clásico, de los de barra de chapa y mármol, croquetas en la vitrina de cristal y tapa con botellín de cerveza, cerró el pasado miércoles después de completarse la compra del local. En la calle se comenta que la venta y el traspaso de la licencia se cerró en unos 800.000 €. Sus actuales inquilinos tuvieron que desalojar el local de un día para otro y, de momento, se desconoce quién ha sido el comprador, puesto que su persiana permanece cerrada y solo muestra un cartel con el nombre de la empresa inmobiliaria que firmó el acuerdo.

Su elevado precio se debe en parte a que en el barrio y por normativa municipal contra el ruido no se pueden conceder nuevas licencias de apertura a bares, restaurantes o discotecas. Así que las que quedan se han revalorizado y, aunque el negocio acabe cerrando, se convierten en la práctica en “eternas”, como las califican con una mezcla de broma y resignación algunos responsables municipales.

El Prado estaba en venta desde al menos el año pasado. Entonces se pedían 900.000 € por este bar-restaurante de 93 metros cuadrados y dos plantas (la de arriba, de 65 m2), con salida de humos y ubicado en un tramo de la calle con numeroso paso de personas. Allí se han empezado ya a instalar franquicias de comida rápida como TGB, Papizza o Tako Away, empresas capaces de contar con el elevado nivel de capital inicial que es necesario para adquirir un local en la Corredera.

Alitas y cervezas

Alitas y cervezas

La venta supondrá el final del bar El Prado tal y como lo conocíamos. Definido en redes sociales como “el cutrebar que nunca defradua”, acogía en su interior a una clientela que se dividía en dos grupos: el de los parroquianos de todos los días, que encontraban allí un oasis parado en el tiempo desde hacía décadas, y los jóvenes que salían los fines de semana y acudían al local para beber y comer a precios relativamente baratos.

La oferta gastronómica del Prado era también clásica: alitas de pollo, ensaladilla rusa, morcilla de Burgos o bocadillo de tortilla. Todo anunciado en uno de sus cristales, con un lettering de otra época y con el simpático dibujo de un pulpo que probablemente nunca volveremos a ver. El Prado era también uno de los últimos lugares de Malasaña en los que ver partidos de fútbol en pantalla grande.

El bar se describía con bastante exactitud en esta reseña del local publicada hace unos años en el blog Tabernomaquia, de la que rescatamos este extracto:

"El Prado es un ovni perteneciente a una civilización arcaica que se ha quedado atrapado en un planeta, Malasaña, demasiado sofisticado para su subsistencia. Y en ese ovni hay marcianos, o tal vez seres humanos..."

Jose

Es una pena que desaparezcan estos bares castizos del barrio. Da gusto encontrarse uno ya cada vez quedan menos en Madrid. Otra cosa, lo que sí da pena es la degradación del barrio, la foto de esta noticia ilustra perfectamente la situación, todo lleno de grafitis y pintadas que parece más bien un barrio chabolista que el centro de Madrid

peter

Eso mismo he pensado yo, Jose. La imagen es lamentable y por desgracia solo refleja una pequeña parte del estado en que se encuentra el barrio. Parece que hay barra libre para todo tipo de desmanes. Asi nos va.



Por cierto, tambien ha cerrado el mitico Lozano. Proximamente una creperia...

Alguien

Ni gentrificacion ni hostias. Son dos bares que se han quedado obsoletos y la peña no quiere ir ahi a comer grasa de freidora

La Lidia

¿Sabes cuál es el problema? Los blogs cuquis que hablan de bares que no pretender ser nada más que lugares de encuentro para gente sin prejuicios sociales ni gastronómicos como "cutrebares" y resaltan -Oh, Dios mío- la grasa de su carta. Ojo, que me encanta que vengáis a haceros los modernos a mi barrio y a dároslas de duros comiendo alitas, pero por favor, dejad de hablar de bares que no están pensados para vosotros en vuestros panfletitos gentrificadores, porque sólo conseguís que esto se llene todavía más de subnormales con prejuicios.

Malasaña

Sin comentarios...gracias a la publicidad y al bombo que se le está dando al barrio...las tiendas, locales de toda la vida se están viendo obligadas a cerrar, ya que los dueños de los locales están viendo el negocio de lo que se paga aquí por montar una tienda de "modernos" que solamente conocen ellos.

Este barrio era así, lleno de bares cutres, drogadictos por las calles, delincuencia, etc...vamos que nadie quería vivir aquí, la gente se iba...como me gustaría que los nuev@s vecinos del barrio, o aquellos que vienen a ensuciarlo, supieran cómo era esto.

Desde luego me quedo con El Barrio antiguo!! No con esta mierda de barrio que están haciendo...
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