Historias del coronavirus: Lola y su potaje gratuito para “jodidos”
Hace sólo ocho meses que Lola Beneyto abrió en el número 9 de la calle de Noviciado un pequeño negocio de comida saludable y, aunque el suyo es uno de los establecimientos a los que el estado de alarma permite seguir en funcionamiento vendiendo alimentos para llevar, lo cierto es que se ha encontrado de bruces con el coronavirus justo cuando empezaba a sacar lo suficiente para pagar el alquiler de su local y dos sueldos y medio. Aún así dice ser consciente de que muchas personas a su alrededor lo van a pasar peor que ella en breve y es por eso que, junto a una frutería y a un supermercado vecinos, ha lanzado una iniciativa por la que desde este martes ofrece un plato único a coste cero a todas aquellas personas que no puedan pagárselo.
“El Lugarcito de Noviciado tendrá a diario un guiso para 'jodidos'”, cuenta Lola, quien dice que haberse arruinado durante la crisis del 2008, en una vida anterior a la actual de cocinera de casa de comidas de barrio, hizo que su relación con el dinero cambiara para siempre. “Sabiendo la que se le viene encima a autónomos, actores, artistas, músicos y otros profesionales de todo tipo a los que la situación económica provocada por el coronavirus les va a dejar sin trabajo, si es que no les ha dejado ya sin él, hablé con mis vecinos de la frutería Vitaminas y del supermercado Acre para hacer algo al respecto y acordamos que ellos me regalarían -o dejarían a precio de coste- la materia prima con la que yo pudiera cocinar un potaje al día para quien de verdad lo necesite”.
“Creo que no es justo que nosotros podamos seguir, mal que bien, trabajando y que otros deban quedarse en sus casas parados para conseguir atajar la expansión del coronavirus. Esto es una lucha común a la que podemos contribuir aportando comida, fuego y mimo. A quienes puedan pagar les voy a seguir cobrando, pero para los que no, poco me cuesta echar un puñado más de ingredientes al guiso. No puedo seguir sin más viviendo rodeada de personas que se van a arruinar”, afirma esta hostelera a la que le ha sorprendido gratamente que en menos de 24 horas desde que se anunció su iniciativa, a través de sus redes sociales, no sólo haya recibido numerosos aplausos virtuales, sino ofrecimientos reales de ayuda que van desde donativos en metálico a voluntarios para repartir gratuitamente los platos de comida que se ofrece a regalar.
Hay también quien ha contactado con Lola para preguntar de qué manera pueden ayudar a su iniciativa, algo para lo que dice no tener respuesta por el momento. “A lo mejor hay gente capaz de organizar y gestionar la avalancha de gente que me está contactando queriendo ayudar en estos momentos en los que parece que nos vamos todos al garete. Tengo claro que juntos saldremos más fácilmente del hoyo, pero no se me ocurre cómo, yo soy una simple cocinera; así que si hay personas que sí sabrían canalizar esa voluntad de echar una mano que tiene la gente sería genial que me lo dijeran y que nos pusiéramos todos juntos en marcha... y no hablo sólo de ayudar con comida, sino de coordinar de alguna forma las distintas propuestas solidarias que están surgiendo en el barrio”.
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