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Malasaña y la rebelión silenciosa de las cervezas artesanas

Somos Malasaña

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En el barrio que vio nacer a la Mahou (1890) se está gestando desde hace un par de años una rebelión silenciosa contra la cerveza de producción industrial. Se trata de una rebelión que dio comienzo en pequeños locales como el Bar Amor (Manuela Malasaña, 22) y La Luna de Madrid (Monteleón, 17), pioneros en ofrecer pequeñas marcas artesanales (La Cibeles, La Virgen...) y en acoger catas de estos productos; en Cervezorama, una tienda con más de 400 referencias artesanas en sus estanterías; y, más recientemente, en nuevos locales especializados como la cervecería Irre Ale, el 'Brew Pub' Fábrica Maravillas o el gastro-bar La Tape, organizador de las jornadas en torno a la cerveza artesana y la gastronomía que se celebran en Malasaña desde hoy y hasta el 31 de mayo. La cultura de la cerveza se extiende por el barrio para suerte de quienes al declararse cerveceros no sólo hablan de la cantidad de líquido que consumen, sino que hacen referencia al amor que profesan por un brebaje al que la etiqueta de refresco se le queda estrecha y no le hace justicia.

La Tape y su Beerfest

David Novaes y Aurora Pérez-Seoane son las personas que están detrás del Beerfest de La Tape (San Bernardo, 88), unas jornadas en las que hay presentaciones de libros, cursos, degustaciones, charlas y todo tipo de actos divulgativos en torno al mundo de la cerveza artesana. En su local, recientemente reformado, no hay lugar para la cerveza de producción industrial. Diariamente tienen pinchados siete barriles rotativos de cervezas artesanas de barril, de distintos estilos, que se anuncian en una pizarra expuesta en el bar y en su carta pueden encontrarse más de 40 referencias en botella.

“Huimos de la cerveza clónica y ofrecemos tanto artesanales nacionales como extranjeras. La calidad es nuestra medida”, afirma David sobre la filosofía por la que se rige La Tape. El porqué de la organización de unas jornadas en torno a la cerveza artesanal lo tiene claro: “Es un mundo sobre el que hay que educar. Igual que es impensable entrar a un bar y pedir sin más un vino, se indica una marca o una denominación de origen, lo habitual con la cerveza es pedir una caña o un botellín, así en genérico. Es algo que tiene que cambiar. La cerveza combina con cualquier tipo de comida -hasta con un postre-, pero no la misma clase de cerveza va bien con todo. Hay que aprender a maridar y pensar que no podemos decir que nos gusta el queso probando siempre la misma clase de queso. Con la cerveza sucede lo mismo”.

Cervezorama

En mayo de 2011, hace ahora dos años, dos amigos apasionados por la cerveza abrieron Cervezorama (San Andrés, 29), una tienda que se ha convertido en referencia indiscutible en Madrid de este mundillo. En sus estanterías, más de 400 referencias artesanas para venta directa al público, “de las que no se pueden encontrar en el Carrefour”, tal y como explica gráficamente Ernesto Huete, maestro cervecero que dirige degustaciones e imparte cursos de elaboración de cerveza en la misma Cervezorama. Asegura Ernesto que en el tiempo que llevan abiertos habrán pasado por la tienda más de 2.000 referencias distintas.

Cervezorama también ejerce de distribuidora de pequeñas marcas, nutriendo de bebidas a numerosos bares de la zona e, incluso, son productores de sus propias cervezas, Yria y Guinea Pigs, las cuales elaboran alquilando fábricas de terceros. Por otra parte, completan su labor de divulgadores de la cultura cervecera vendiendo 'kits' de elaboración de cerveza, para que cualquiera pueda lanzarse a la aventura de hacer su personal 'zumo de cebada'.

Irre Ale

Otros que están de aniversario son Irre Ale (ahora en Manuela Malasaña 20; antes en Ballesta 15), que el próximo sábado celebrarán con una fiesta su primer cumpleaños. Raúl Fernández, desde detrás de la barra del local, señala la pizarra que anuncia los seis barriles de distintos tipos de cerveza que tienen pinchados a diario y muestra una carta con más de 40 referencias en botella.

“Estamos muy contentos de cómo está funcionando el negocio. Al ser un local tan especializado aquí la gente sabe a lo que viene, no caen por casualidad y la curiosidad del público por descubrir nuevos sabores va en aumento”. Cuenta que, en breve, también comenzarán a realizar catas, además de porque les apetece porque es algo que los clientes les están demandando. Raúl lleva cuatro años haciendo en casa su propia cerveza y asegura que no son pocos los asiduos de Irre Ale que hacen también cerveza, y que suelen darle a probar sus creaciones en busca de su opinión de experto y de consejos para mejorar.

Fábrica Maravillas

¿Qué zona de Madrid ciudad puede presumir de tener su fábrica de cerveza? La confirmación del singular idilio Malasaña-cerveza artesanal vendría a ratificarlo la reciente aparición de La Fábrica Maravillas (Valverde 29), un 'Brew Pub' que ha hecho que este barrio tenga su propia cerveza. Se trata de un personalísimo proyecto de un grupo de amigos, que ya presentamos en este periódico meses antes de su puesta de largo, a finales del pasado noviembre.

A diferencia de los otros espacios de los que hemos hablado, en La Fábrica Maravillas sólo se sirven cervezas de las siglas FM: Biertiburrilla, Malasaña, Saison, Cabrona, Flipa... Cinco barriles, pinchados en otros tantos grifos, dan salida a toda la producción que allí mismo se elabora. Las variedades de Fábrica Maravillas también pueden adquirirse  en botellas, o llevarse a casa por litros si no se desea consumir en el local.

Una familia bien avenida

La familia cervecero-artesanal de Malasaña que acabamos de presentar dice llevarse estupendamente. “Somos locales complementarios y, sobre todo, estamos todos comprometidos en promover la cultura de la cerveza y el gusto por lo artesano”,  afirma Aurora, la experta de La Tape que destaca que “es un mundo muy solidario, con espacio para la creatividad pero también para la recuperación de tradiciones cerveceras y de variedades de estilos”.

La apuesta de todos ellos por la cerveza artesana va muy en serio. “Es un mercado al alza y no creemos que se trate de una moda pasajera”, dice Ernesto Huete. “Lo que está pasando ahora aquí viene sucediendo desde hace bastantes años en otros países, donde sigue creciendo esta tendencia. El referente sería Estados Unidos, donde hay cientos y cientos de pequeñas productoras locales de cervezas y, en Europa, quizá Italia”, apunta Raúl Fernández. “En España, Cataluña lleva la delantera en cuanto a producción de este tipo de cerveza y de locales especializados en ella”, comenta David Novaes.

La tan denostada crisis esté teniendo también algo que ver en el auge de este negocio. Aurora Pérez-Seoane cuenta que mucho del dinero que antes estaba en la construcción se está empleando ahora en producir cerveza artesana en España y en abrir negocios y que, del mismo modo, los locales ya establecidos, ante la caída de ventas, buscan reinventarse y diferenciarse y muchos han decidido apostar por que esa transformación gire en torno a la cerveza. Otros apuntan también a que el auge de la producción artesana -en otros ámbitos-, los alimentos naturales, lo 'hecho a mano', o la moda del 'Do it yourself', estaría afectando positivamente a la buena acogida que está teniendo este incipiente alzamiento contra el monopolio de las grandes marcas del sector.

A la hora de clasificar al tipo de clientes de estas tiendas y establecimientos no dudan: “Está el 'friki' de la cerveza que ya sabe mucho del tema, el despistado que te pide una Mahou y al que le tienes que decir que de eso no tenemos y, luego, el inquieto, abierto a probar nuevas cosas, que te pide opinión y recomendaciones y que, en definitiva, es el más interesante para nosotros”. Por el momento, indican que, en general, el público extranjero tiene un mayor conocimiento del mundo cervecero, razón de más para insistir en lo necesario que resulta educar y divulgar desde su trabajo diario, o bien desde jornadas como las que hoy comienzan del Beerfest.

Las estadísticas dicen que, de media, cada español toma alrededor de 48 litros anuales de cerveza, lo que nos sitúa en unos consumidores moderados dentro de la UE, lejos de los más de 100 litros que promedian alemanes, austriacos o checos. Por el momento, esos informes no arrojan datos sobre cuántos de esos litros son de producción artesanal. Seguramente será algo muy residual, pero habrá que darle tiempo al tiempo.

Es significativo que ya, además de en los sitios especializados de los que hemos hablado, en casi cualquier bar de Malasaña uno pueda encontrar alguna cerveza artesanal. Somos Malasaña ha hecho la prueba eligiendo al azar dos de los locales patrocinadores de este periódico: en La Milana Bonita tienen cerveza La Milana, una marca vallisoletana con la que comparten nombre; en Pontepez nos sorprendieron con Perro Loco, una 'rareza' hecha en casa y de escasísima producción. Obviamente, en estos bares siguen sirviendo las habituales marcas conocidas por todos, pero aseguran que no quieren dejar de lado a ciertos clientes que, cada vez más, les piden algo distinto.

En cuanto a los precios, las cervezas artesanales son algo más caras que las industriales. Eso es así. “Desde 2,5€ puedes tomarte una cerveza artesana de calidad en cualquier bar”, comenta David Novaes, “menos de lo que te piden en cualquier terraza del barrio por una cerveza del montón”. Yéndonos a la parte alta de precios, en Malasaña podemos encontrar pintas de cervezas muy especiales por 6 ó 7€. ¿Cuánto se paga en el barrio por un gintonic? La calidad bien merece unos cuantos céntimos de más, piensan los cerveceros“

Más información: 'De cervezas por la historia de Madrid'


ACTUALIZACIÓN (22-09-2015)



Hoy en día, ha abierto en Malasaña otro lugar que solo sirve cerveza artesana como es Cervecería Chelita, en la calle Manuela Malasaña, 16. Además, Irre Ale ha cambiado de dirección y ahora está en Manuela Malasaña, 20. Por otra parte, el bar La Luna de Madrid ya no existe.

Miguel

Este sabado estuve en una cata de cervezas Belgas, en el bar La Luna de Madrid, y estuvo genial, hacen una cada mes.

http://www.lalunademadrid.es/cata-de-cervezas-belgas/
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