Audi Q4 e-tron: el benjamín de la familia eléctrica apunta a superventas gracias al Moves III
La gama de modelos eléctricos de Audi acaba de sumar un nuevo miembro que tiene todo el aspecto de venir a revolucionarla merced a una política de precios meticulosamente estudiada. El Q4 e-tron, un modelo que por dimensiones se sitúa a caballo entre el Q3 y el Q5, ofrece un 80% de versiones susceptibles de acogerse al Plan Moves III y está a la venta desde 37.460 euros si el comprador achatarra un vehículo antiguo al efectuar la operación.
El nuevo eléctrico de Audi llega al mercado con carrocería SUV o Sportback, ésta a partir de septiembre, tracción trasera o quattro, dos opciones de batería, una de 55 kWh y otra de 82 kWh, y tres niveles de potencia: 170, 204 y 299 CV, en este último caso gracias a la incorporación de un segundo motor eléctrico en el eje delantero.
La versión 35 e-tron, que solo puede llevar la batería pequeña, dispone de 340 kilómetros de autonomía en ciclo WLTP, en tanto que el 50 e-tron quattro puede alcanzar los 487 km. El 40 e-tron, que combina batería de 82 kWh y motor de 204 CV y será seguramente el modelo más demandado, cuenta con el mayor alcance, 519 km.
La batería de 55 kWh admite una potencia máxima de recarga de 7,2 kW en corriente alterna y de 100 kW en continua, mientras que la de 82 kWh soporta 11 y 125 kW, respectivamente. Ambas requieren 7 horas y media para recuperar su capacidad en corriente alterna, y 38 minutos para hacerlo en corriente continua, según la información suministrada por Audi durante la presentación del modelo. Un punto de carga superrápida les insufla, en 10 minutos, energía para recorrer 130 km.
Construido sobre la plataforma MEB del Grupo Volkswagen, como el VW ID.4 o el Skoda Enyaq iV, el Q4 e-tron tiene uno de sus puntos fuertes en el espacio interior, sobresaliente para un vehículo de 4,59 metros de longitud. Las plazas traseras, donde brilla por su ausencia el incómodo túnel de transmisión, son las más beneficiadas de esta arquitectura específica para turismos eléctricos, junto con un maletero de 530 litros que alcanza los 1.490 al abatir los respaldos posteriores.
La variante Sportback, que hemos podido observar y tocar pero no conducir, ofrece 535 y 1.460 litros, respectivamente, y una altura en los asientos traseros suficiente para pasajeros de 1,80 metros, a pesar de la caída más pronunciada de la carrocería. En el modelo estándar se disfruta de una amplitud notable en todas las cotas y equiparable a la de un modelo mucho más largo, como el Q7.
El atractivo diseño del Q4 e-tron destaca, en el frontal, por una parrilla Singleframe invertida y con una suerte de máscara alrededor, a la que se añaden un capó particularmente robusto, unas air curtains en los laterales que cumplen una función tanto estética como aerodinámica y una firma lumínica específica del modelo que cabe configurar desde el sistema multimedia.
En el lateral sobresalen los cortos voladizos, que explican la extensa distancia entre ejes (2,76 metros) y la consiguiente espaciosidad del habitáculo, y unos quattro blisters alargados que confieren armonía a la silueta, además de un singular pilar D de forma trapezoidal. Un difusor optimizado aerodinámicamente y las ópticas unidas por una banda horizontal son los rasgos distintivos de la zaga.
El aventajado coeficiente Cx de 0,28 (¡0,26 en el Sportback!) se debe a la incorporación de elementos como el fondo plano que recorre el piso del vehículo, soluciones de refrigeración activa, las referidas air curtains, los spoilers de rueda, el sellado de la puerta del maletero y hasta detalles mínimos como la cubierta de los retrovisores. Todas estas mejoras suman hasta 40 kilómetros de autonomía que aprovechar al volante e incluyen unas llantas especiales disponibles en las tres medidas de llanta entre las que se puede elegir: 19, 20 y 21 pulgadas.
Volante achatado y HUD con realidad aumentada
Los hits del interior del nuevo miembro de la familia e-tron son un volante, de tipo capacitivo, que aparece achatado tanto en la parte superior como inferior del aro y un head-up display con realidad aumentada que proyecta la información básica unos tres metros delante del punto de visión y la adicional (las instrucciones de navegación, por ejemplo), a unos 10 metros. Son de serie el cuadro de instrumentos digital de 10,25 pulgadas y la pantalla central de 10,1“, aunque a final de año se ofrecerá como equipamiento opcional una de 11,6”.
El habitáculo dispone de 24,8 litros en espacios para guardar objetos, entre ellos los huecos interiores de las puertas con capacidad para alojar botellas de un litro. La consola central, por su parte, luce suspendida en el centro de las plazas delanteras.
Además de frenando, el conductor puede influir en la capacidad de regeneración de energía del coche bien mediante la posición B del cambio automático, bien mediante las levas situadas en el volante, que permiten cuatro niveles de recuperación. En el máximo, el Q4 se maneja únicamente con el pedal del acelerador, porque basta ahuecar para sentir una clara retención.
Hemos podido probar las versiones 40 e-tron y 50 e-tron por carreteras madrileñas en las que ambas han demostrado agilidad en las zonas viradas y alto grado de confort en las rectas. También un buen nivel de eficiencia, pues la primera registró 20 kWh/100 km de consumo medio y la segunda, alrededor de 24 kWh/100 km -a un ritmo ligeramente más vivo de lo que puede considerarse normal-, con lo que la distancia recorrida y la estimada por el indicador de autonomía se correspondió casi exactamente en los dos modelos.
El Q4 e-tron se presenta en una gama compuesta por cuatro acabados: básico, Advanced, S Line y Black Line. Los precios, sin los descuentos del Moves, parten de los 44.460 euros de un 35 e-tron básico y llegan a 62.060 euros en el caso de un 50 e-tron quattro Black Line, pero el eventual cliente puede ahorrarse hasta 7.000 euros si achatarra un vehículo (4.500 euros en caso contrario), así como el 70% del coste de la instalación de una toma de carga doméstica.
Además, Audi ha llegado a un acuerdo con Iberdrola para ofrecer una tarifa plana de 1.400 euros más IVA con la que colocar un punto de carga en casa, con la única condición de que no se precisen más de 200 metros de cable desde la acometida.