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Primera prueba del Tesla Model 3, el eléctrico del que todo el mundo habla

Imagen exterior del Model 3 de Tesla.

Pedro Urteaga

Después de todo lo publicado sobre el nuevo modelo de Tesla y del aluvión de pedidos que ha recibido, esperábamos con ansiedad el momento de subirnos en el Model 3 y comprobar si tanto ruido estaba en realidad justificado. Vaya por delante que, para quien esto escribe, la respuesta es sí: la experiencia de conducir este coche es de las que no se olvida, aunque solo sea por resultar tan diferente a todo a lo que estamos acostumbrados tras años de probar todo tipo de vehículos.

Antes de iniciar la marcha, conviene dedicar un rato a familiarizarse con un interior que parece creado por un diseñador escandinavo. Limpio, atravesado por una lámina de madera clara y sin un solo botón a la vista salvo dos en volante, el salpicadero es un tributo al minimalismo. Después de examinarlo todo con detalle descubrimos junto al retrovisor que sí existen otros dos mandos, los del warning y la llamada de emergencia.

Naturalmente, la estrella del habitáculo y, en cierto modo, del coche es una pantalla de 15 pulgadas que agrupa absolutamente todas las funciones disponibles. Para algunos puede resultar excesivo que haya que recurrir a ella incluso para abrir la guantera o para activar los limpiaparabrisas, por ejemplo, pero lo cierto es que cada cosa que buscamos está allá donde se espera y que el manejo de la pantalla –colocada en posición horizontal y no vertical, como en los Model S y X– resulta sencillo e intuitivo incluso para personas no especialmente duchas en tecnología.

Los mandos del volante realizan tres cometidos diferentes según la opción escogida en el menú principal, y así suben o bajan el volumen de la fuente de sonido, regulan los retrovisores exteriores y controlan la velocidad de crucero. En lugar de verla a través de un head-up display (como en otros modelos de este precio) o en un cuadro de instrumentos clásico, la velocidad y demás información básica de la conducción se presenta en la parte izquierda de la pantalla, lo que obliga a desviar ligeramente la vista de la carretera.

Para los amantes de los gadgets y para cualquiera medianamente curioso, la pantalla de 15“ es un juguete que permite pasarse las horas muertas jugando con múltiples parámetros, desde cambiar los modos de conducción y comprobar el estado de carga de la batería hasta programar la ruta en función de nuestra manera de conducir y de los cargadores disponibles, ya sean los Supercargadores de Tesla u otros, elegir nuestra música preferida en Spotify y, con la última actualización de software, jugar a los marcianitos y gastar bromas a los pasajeros simulando ventosidades en sus asientos.

Uno de los aspectos más llamativos, y también útiles por su precisión, consiste en la posibilidad de manejar en la pantalla con nuestros propios dedos el flujo y la dirección del aire acondicionado, dirigiéndolo por ejemplo hacia arriba cuando no queremos que nos llegue directamente al cuerpo.

Por lo demás, el interior del Model 3 es amplio tanto para conductor y acompañante como para los ocupantes de las plazas traseras. En contra de la costumbre actual, aquí sobra la superficie acristalada, sobre todo si va unida a un techo de cristal como el de la versión de pruebas, que recorre todo el techo hasta enlazar con la luneta trasera y refuerza la luminosidad y la sensación de amplitud dentro del habitáculo. 

Por completar el repaso interior, el modelo de la marca californiana ofrece 425 litros de capacidad de carga, contando los del maletero trasero (340) y los del delantero, dispuesto allí donde los coches de combustión llevan el motor. Los cables de recarga pueden colocarse en el doble fondo del compartimento posterior, con capacidad para un trolley, o en el maletero delantero, que dispone de ganchos donde colocar las bolsas de la compra sin que se muevan y golpeen unas con otras.

En marcha

Una vez aprendido todo lo necesario, llega el momento de ponerse en movimiento con el flamante Model 3 Performance, el más lujoso y capaz (por sus baterías) de la gama, reconocible exteriormente por las pinzas de freno rojas y un pequeño alerón trasero de fibra de carbono, entre otros elementos propios. Después de salir del aparcamiento en absoluto silencio, basta insinuar el pie sobre el pedal del acelerador para corroborar las especificaciones del coche. Acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, lo que equivale, en sensaciones corporales, a sentir la cabeza pegarse violentamente al respaldo del asiento y observar cómo todo lo que ve el conductor avanza y se amontona como a cámara rápida ante sus ojos. “Es como montar en una montaña rusa”, en palabras de uno de los pasajeros.

Todos sabemos que, per se, acelerar desde parado no es lo importante. Los 480 caballos que proporcionan los dos motores eléctricos del Model 3, alimentados por una batería de 75 kWh y a disposición del conductor de forma instantánea, permiten adelantar en un suspiro y salvar situaciones apuradas con una celeridad que, esta sí, resulta muy relevante… y segura.

En cuanto a su comportamiento, está favorecido por un centro de gravedad bajo, la relativamente corta distancia entre ejes y una distribución de pesos idónea para divertirse en carretera y hasta en circuito. Aunque no hemos podido disfrutar del Model 3 más que unas 30 horas, convence por la rapidez de sus reacciones y la fidelidad de la dirección, si bien parece no disponer de la rigidez estructural necesaria para digerir juntas de dilatación y otras irregularidades del firme con la solvencia que exhiben algunos coches de este rango de precio (a partir de 68.500 euros, aunque el modelo se vende desde 48.200 euros en la versión Estándar Plus).

El Autopilot, limitado en sus funciones en mercados como el español por motivos legales, funciona gracias a las ocho cámaras y al sistema de sensores que equipa el Model 3. De serie en toda la gama, muestra todos los vehículos que nos rodean e informa de la distancia que nos separan de ellos; en carretera, opera como un control de velocidad adaptativo y, además, permite adelantar al coche que nos precede siempre que indiquemos la maniobra con el intermitente. 

Los 530 kilómetros de autonomía del Performance, según el ciclo WLTP, se acercan bastante a los que pueden recorrerse en un uso real, siempre que se realice una conducción medianamente eficiente. En cualquier caso, si se quiere emprender un viaje, el navegador calcula en todo momento, y en tiempo real, la ruta ideal en función del tipo de conducción, el estado de la batería y los Supercargadores disponibles, en los que puede recuperarse energía para 250 kilómetros en unos 20 minutos.

Viajar es cada vez más factible con un coche como este, que puede recargarse en casa, en cargadores públicos (incorpora puerto con el estándar europeo CCS), en los Supercargadores, a un precio de 0,29 euros/kWh, y en la red de carga en destino de Tesla, compuesta ahora mismo por más de 350 puntos en toda España, entre hoteles, restaurantes y resorts, y que recarga el Model 3 a razón de 80 kilómetros de autonomía por hora.

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