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Carlos Frontera: “En el recuerdo hay un gran componente de ficción”

El escritor Carlos Frontera

José Miguel Vilar-Bou

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Una convalecencia aparentemente inofensiva empuja al narrador de 'Eco' (Candaya) a explorar en lo más hondo de sí mismo, a enfrentarse a los secretos enterrados en el pasado. Tras el libro de relatos “Andar sin ruido”, el escritor Carlos Frontera debuta en la novela con una obra descarnadamente intimista, no exenta de humor: “Mi intención era llegar a un lirismo despojado, contar de manera literaria lo doloroso”. Es un libro que, además, conecta con muchas sensaciones del presente colectivo: “Aunque por otras causas, 'Eco' habla de un encierro prolongado y de los fantasmas interiores. Y eso tiene mucho que ver con el virus: Un fantasma que existe, que nos amenaza, pero que no podemos ver”, afirma.

Sólo el que se ha operado de desviación de tabique sabe lo pesado que es el postoperatorio.

Ciertamente, aunque se trata de una intervención relativamente sencilla, el postoperatorio es terrible: Dormir o beber se convierten en algo complejísimo.

En 'Eco' nos hablas sobre los asuntos que quedan sin resolver en el pasado y que, al final, siempre afloran. En este caso durante una convalecencia postoperatoria.

El motivo principal del libro es cómo las heridas o los asuntos dolorosos que no afrontamos se nos acaban pudriendo dentro si no los sacamos fuera. Por escondidos que estén, siempre acaban por aflorar de un modo u otro.

¿Te identificas con la definición de “literatura del yo”?

Me resulta extraño y hasta gracioso ese debate que quiere separar la literatura del yo o autoficción de la propia ficción. Parece que la literatura del yo tiene defensores a ultranza y detractores que dicen que en la narrativa debe primar la imaginación. Yo soy defensor de la literatura bien hecha en general. No me importa que nazca de la imaginación o de la experiencia del autor. En 'Eco' sí he trabajado mucho desde mí mismo, pero porque ha surgido así. El libro nace de una experiencia muy personal, de un momento de depresión.

¿Cómo ayuda la literatura en una depresión?

Poner nombre a determinados dolores y traumas que acarreaba desde hacía años sin querer reconocerlos me supuso un cierto alivio. Me ayudó a entender patrones de comportamiento que me habían acompañado toda la vida y que no lograba comprender.

¿Qué papel juega el humor en tu literatura?

En mi caso es un escape. Una forma de coger aire ante una realidad que se muestra totalmente oscura. Un salvavidas.

El tema de la mentira recorre 'Eco', pero no sólo las mentiras que nos cuentan sino las que nos contamos a nosotros mismos.

Estamos configurados para mentirnos. Las biografías sobre nosotros que nos contamos a nosotros mismos tienen un componente muy alto de mentira, o bien intencionado o bien porque nuestro recuerdo no es fiel sino sólo una visión parcial, y olvidamos otros muchos aspectos de lo que vivimos. Ahí hay un componente de ficción muy grande. A todos nos sucede, al menos a mí, que para sobrellevar ciertos recuerdos levantamos mentiras. En 'Eco' ese es tema fundamental: Cómo nuestras propias mentiras acaban modelando no solo nuestra memoria sino también nuestra identidad.

La memoria miente.

La memoria está plagada de mentira. A veces son olvidos inconscientes para protegernos. En el proceso de corrección del libro, lo di a leer a algunas personas cercanas, entre ellas mi madre, y me di cuenta de que los recuerdos que conservo diferían muchísimo de lo que ella relata.

¿Qué te impulsó a compartir tu experiencia con los lectores?

Yo acababa de publicar mi primer libro de cuentos y estaba escribiendo el segundo, que lo tenía bastante avanzado. Pero entonces caí en una depresión, aunque entonces no la llamé depresión, sino bajada de ánimo o algo así. Pensé que escribir aspectos dolorosos de mi vida a los que nunca me había enfrentado me podía ayudar. Lo hice sin ninguna intención literaria. Sólo quería entenderme. Llevaba tres cuadernos escritos cuando decidí intentar aprovechar eso para hacer un libro.

¿Puede pasar que tengamos una depresión y no lo sepamos, no le queramos poner ese nombre?

Yo creo que sí. En mi caso particular entra un componente educacional bastante grande según el cual el hombre no debe mostrar debilidad, sino ser fuerte y esconder su vulnerabilidad. A mí esto me ha dañado muchísimo a la hora de reconocer lo que tenía.

Cuando se escribe tan desde uno mismo, ¿se tiene presente al lector?

Aunque 'Eco' parte de una experiencia muy personal, desde el momento en que decidí convertirla en novela tuve claro que el objetivo era llegar a alguien que no me conociera y de algún modo conmoverlo.

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